jueves, diciembre 29, 2005

La política, desde los cabildos


Los municipios bonaerenses están organizados defectuosamente.
Sus gobiernos se debilitan cada vez más en confianza y representatividad.

Probablemente la causa más seria de esa degradación resida en la partidización de los organismos ejecutivos. Cuando una agrupación política distinta a la que esté mandando alcanza el gobierno municipal recompone los cuadros directivos reemplazando a los funcionarios con autoridad ejecutiva. Los secretarios, subsecretarios, directores, subdirectores y los jefes departamentales deberán irse (cuando no integren la planta estable) o ser acomodados en jerarquías inferiores.

Esta partidización afecta la estabilidad, la actitud, el desempeño de aquéllos que durante un periodo pretenden asumir un rol ejecutivo. A la vez, debilita la posiblidad de desenvolver estrategias de largo plazo.

La solución es llevar la política a los Concejos Deliberantes. Que los intendentes sean quienes presidan los cabildos y sus secretarios y directores, personal de carrera, concursado.
El esquema que proponemos consiste de:
1- Las autoridades municipales son elegidas mediante programas y listas diseñados por los partidos. Se trata de los miembros del Concejo, incluyendo al Intendente.
2- Las propuestas programáticas deberán separarse por campo. Los partidos confeccionarán sus estrategias separadamente, según correspondan a economía, acción social, salud, cultura, etc. Cada sección mostrará los candidatos a llevarlas a cabo en el Concejo. De ese modo, las áreas políticas de la comuna estarán legitimadas individualmente por el voto ciudadano.
3- Los más altos funcionarios del Ejecutivo municipal serán designados por los colegios profesionales y técnicos y por las escuelas de arte. Así, para Secretarios y subsecretarios; para directores y subdirectores.
4- Los delegados barriales serán elegidos por sus vecinos.
5- Los sueldos expresarán las menores diferencias posibles entre las categorías. La dedicación y el cumplimiento se premiarán ampliando licencias, anticipando jubilaciones, antes que ofreciendo más y mejores posibilidades de consumo. No hay justificación para un sueldo que apenas deje subsistir a una familia por el hecho de que su receptor sea un simple empleado...Y que su jefe disfrute de bienes y halagos materiales por enfrentar responsabilidades mayores.
6- Los intendentes presidirán los Concejos y dirigirán los programas votados mayoritariamente, controlando su cumplimiento.
7- Los Concejos dispondrán comisiones de acuerdo a las áreas puestas a votación popular.
8- La Justicia municipal eliminará los castigos monetarios. Estos son regresivos y penan a los menos pudientes. Las infracciones significarán restricciones sobre los derechos de usufructo otorgados por la vecindad. (sea para conducir, para ejercer una actividad económica , etc.). Los jueces serán elegidos, como autoridades municipales, por el colegio profesional (con acuerdo del HCD).
9- Los municipios dejarán la administración de hospitales, los que serán regionalizados.
10- La financiación de los servicios básicos deberá basarse en la equidad. Ante la penuria económica, que castiga sobremanera a los menos pudientes, las prestaciones meritorias (como el transporte público urbano de pasajeros) tendrán que cubrirse con recursos ajenos al mercado. Las necesidades elementales tienen que ser respondidas con el esquema impositivo, que en lo ideal redistribuye las capacidades económicas individuales y sectoriales.
11- Los jefes policiales serán elegidos y ratificados conjuntamente con los gobiernos municipales. Los comisarios seccionales serán votados conjuntamente con los delegados barriales.
12- Los intendentes integrarán concejos regionales que se ocuparán de las cuestiones de defensa del medio ambiente, metas y estrategias sociales y productivas, desarrollos educativos y tecnológicos, seguridad, etc. Estos concejos regionales estarán vinculados al gobierno provincial a través de los legisladores seccionales.

viernes, diciembre 23, 2005

Cien Mil Familias Asociadas

Desde hace poco menos de un siglo que los bahienses instalamos la que hoy es la cooperativa de consumo más grande de Argentina y una de las tres más importantes de América.

¿Es que realmente nos damos cuenta de lo que eso significa? Cien mil familias asociadas para comprar, darse crédito, pasear por un lujoso Shopping...Y al mismo tiempo, sosteniendo otra estructura comercial (en buena medida, de dueños de afuera), que compite con nuestra propia organización.

Es muy probable que la mayoría de los vecinos responda: “A mí, la Coope no me da nada”; o, “En muchas cosas es más cara que la competencia”; o, también: “Qué vamos a ser dueños los socios. “Ahí hay un grupo ‘que corta el bacalao’”.

Si uno se pone a pensar en serio, cuesta creerlo. Cien mil familias que podríamos juntarnos mucho más que lo que lo estamos ahora. Basta imaginar la alegría de un empresario al cual una cooperativa de compradores le pide 100 (...o mil) de tal cosa, a entregar en tal fecha...Sin gastos de propaganda ni pérdidas inútiles buscando atraer a la demanda.
Eso es obvio porque con sólo recordar lo que es “la patria contratista” sabemos de empresas que le venden al Estado (que, en este caso, actúa como una cooperativa de contribuyentes) y que ya conocen de antemano cuándo entregar, con qué calidad producir, en qué momento cobrar. Así creció la industria aeroespacial, la de comunicaciones, la de armamentos...

Es de esperar que pronto surja ese choque de realidad que nos haga ver con madurez lo que realmente hemos conseguido en 80 y pico de años y que nunca deberemos resignar. Esa organización nos pertenece y debemos hacer que fructifique en todas y cada una de sus posibilidades.

sábado, diciembre 17, 2005

Inflación: disfraz de la lucha de poderes






Tras la 2ª. Guerra mundial la inflación se hizo más notoria en Sudamérica.

A medida que los poderes conservadores debían ceder ante las democracias incipientes, las economías se empobrecían. La fortuna hizo cada vez más ricos a los menos.

Los intelectuales de la economía buscaron explicaciones a la inflación. Se habló de descontrol público, de exceso en los consumos populares o del afán de imitar a las sociedades más prósperas.


Pero la inflación no es más que el resultado del desequilibrio que promueven los formadores de precios: los monopolios de la economía.

Comienza, tras la segunda atrocidad internacional, una sucesión de programas y recetas sucesivamente industrialistas y monetaristas. Se afirma entonces un dogma potente: el de la Economía Social de Mercado, que embriaga a los principales estadistas y académicos. Son las propuestas neoliberales.

Al mismo tiempo, se desgarra un Sur hambreado y estéril.

Aquella doctrina, seguida aquí por los Cavallo, los Alsogaray, los Alemann, se instala en el poder constitucional cuando Menem, tras sus dos hiperinflaciones, pacta con el poder conservador (1991).
Milagrosamente, cede la inflación paralelamente a las privatizaciones y el congelamiento del dólar. Esos días ven a D.F. Cavallo honrar a nuestros acreedores con las máximas distinciones nacionales.

La inflación no pasaba de ser el disfraz que oculta de qué modo está repartido el poder.
Ese manto lleva a votar por la reelección en 1995, habiéndose usado el terror inflacionista: “O Menem, o la inflación”.

En un ámbito atestado de denuncias de corrupción, el poder financiero real, el empequeñecedor del Estado, acorrala a la democracia argentina.

Los partidos no escapan del vaciamiento. Se están mostrando como cáscaras sin contenido, comprimidas por las luchas internas. Las urgencias electorales han impedido recrear doctrinas y consolidar dirigencias y militantes. Las internas ahogan a las plataformas.

El poder cierto separa a mandatarios de sus bases, que son sus electores y controladores genuinos.
Por todo, estamos obligados a edificar democracias que sirvan de edificio a los justos repartos de la riqueza. Sin justicia social sólo habrá más concentración.

Los partidos son fundamentales y deben luchar por preservar el bienestar popular. Solamente con democracia habrá legitimidad en las relaciones entre el pueblo y sus dirigentes. Es corrupción el que ese espacio lo ocupen los dueños de los medios de comunicación.

Los países fuertes tienen que entender que todo el sistema mundial está en riesgo: hay que achicar la distancia entre la saciedad y el hambre. Asistir a las naciones débiles servirá a la paz mundial.

Pero hay que entender que las recetas tradicionales no son eficaces. Sólo hay democracia cuando cada voz es un voto: cuando el poder está individualmente repartido.

Por ello, los consumidores tenemos una responsabilidad fundamental. Tenemos que reconstruir las economías. Agruparnos para ocupar espacios irrenunciables. No podemos seguir entregándoles a los empresarios la conducción de las economías. Se seguirá produciendo mucho de lo inservible y continuará mal distribuido lo imprescindible.La organización de los consumidores, cooperativizados, mutualizados, ayudará a corregir los desvaríos de un empresariado entregado a recetas y dádivas externas

miércoles, diciembre 14, 2005

Oferta y demanda son ajenas a las necesidades


La vivienda es un derecho que toda sociedad debe atender en respeto a sus integrantes.

La obligación de cualquier gobierno es cumplir en que cada ciudadano que procure trabajo lo encuentre. Los esfuerzos de todo gobierno deben estar encaminados a que cada familia pueda acceder a su sustento a través del trabajo de sus componentes y a la vivienda que provea albergue al núcleo.

El mercado no lo puede resolver. Como lo muestran los dramas actuales, inquilinos y locatarios están en plena batalla para ver cuánto se puede ganar con los inmuebles y con qué poder atajar el desquicio presupuestario de los que no tiene casa propia.

CIVISMO lo planteó con el problemón de los colectivos locales. No se puede financiar una necesidad (la de moverse al trabajo, a la escuela, al hospital) con un boleto que cada vez es más difícil pagar para quienes más necesitan ese servicio. Habrá que pensar en cubrirlo con el presupuesto municipal.

La alternativa más ventajosa será probablemente mutualizar a los inquilinos y unirlos en las defensas de sus debilidades frente a quienes medran con la necesidad ajena. Saquemos del tema, por supuesto, al sector de alquileres fuera del albergue básico.

La cooperación hará más fuertes a los débiles y ayudará a organizar las soluciones más saludables.
Cooperativas contenidas por localidad y bien comunicadas entre sí. Con mucho apoyo administrativo municipal. Y, de paso, trazar algún plan de construcciones que de una luz de esperanza a quienes no acceden a vivienda propia.

No creemos en arreglos a nivel público porque semejante estructura lleva a la coima y la corrupción. La gente misma tiene que hacerlo y controlarlo.

Estamos ante una nueva herida causada por los 20 años de neoliberalismo. Nos hemos empobrecido groseramente mientras una minoría disfruta de ese saqueo. Y no sólo el reparto despreciable de los frutos sociales es lo que nos castiga, sino que llevaron a este (y muchos otros) proyecto de democracia a su más alto punto de disolución. La facilidad con la que se armaron alianzas enseña que hay todo un plan de sometimiento al que algunos dirigentes se afiliaron y otros callaron.

jueves, diciembre 08, 2005

Debemos recuperar la militancia partidista


Hace falta una ley urgente que convoque a formar agrupaciones vecinales en todos las comunas argentinas.
Que se las llame a integrar con el aval del 1% de la población de cada distrito. Propondrán proyectos para su municipio y la región y los nombres que llevarían adelante esas iniciativas. Cada agrupación buscará ocupar cargos para asesores y ejecutores. Los primeros quedarán en comisión mientras dure el proceso. Los ejecutores (titulares y suplentes) serán los representantes comunales en las responsabilidades siguientes.
Cada agrupación deberá proveerse del asesoramiento que requieran las áreas del gobierno municipal y provincial. Propondrá gente para llevar adelante esas recomendaciones. S disolverán una vez constituidos los organismos de debate, acción y control. Para esto deberán fijarse plazos adecuados.
Cumplidas las elecciones distritales surgirán los proyectos más votados y los candidatos más respaldados. Esas plataformas y hombres se reunirán regionalmente (respetando el seccionamiento existente, como las seis de la provincia de Buenos Aires) para debatir las propuestas seleccionadas para sus respectivos distritos.
Los elegidos serán remunerados equitativamente, obligados a dedicación exclusiva a su representatividad, presérvandose puestos de trabajo.
Cada región determinará un plan que se elevará a nivel de la provincia. Ésta será otra instancia de debate, para definir las prioridades y los cursos de acción, además de los candidatos. Los organismos regionales operarán en asesoramiento y control de los representantes a la provincia mientras éstos permanezcan con sus mandatos.
Habrá cuerpos de asesores vecinales que reemplazarán a los Concejos Deliberantes. La principal figura del Concejo pasará a ser Intendente. El Ejecutivo municipal será de extracción concursal y estable, representará a los los organismos profesionales y técnicos del distrito en todos sus ámbitos culturales. Todos estarán por periodos de cuatro años, compensados equitativamente.
La instancia provincial congregará a las representaciones regionales y se conformará un cuerpo que reemplazará al actual congreso. Otra vez, el titular del congreso será designado gobernador, llenándose las áreas ejecutivas con representantes elegidos por los colegios profesionales y técnicos de ese estado.
Yendo más allá, representantes de los congresos provinciales integrarán el de nivel nacional, del cual surgirán el presidente y el vice de la Nación, por un cuatrienio.
Esta idea intenta lograr la plena participación popular en el diseño de las políticas, buscando su fundamentación en las comunas. Pretende despartidizar los organismos ejecutivos, profesionalizándolos. Disuelve las estructuras inoperantes que arrastran sellos de partidos tradicionales y que sirven más que nada para el beneficio de figuras históricas.
La democracia que quisimos conseguir está en claro riesgo de derrumbe. Un País en paz reclama participación popular, sofocar la corrupción, promover la equidad.

(Agradecemos el envío de la ilustración de esta nota, que sirve para mostrar todo lo contrario de lo que necesita esta Democracia).

sábado, diciembre 03, 2005

Picardías periodísticas


Las investigaciones sobre los medios de comunicación de masas muestran que cada diario tiene su público lector. En nuestro país, que no es ajeno a esto, se advierte lo siguiente:


Página 12 es leído por la gente que hoy dirige el país.

Clarín por la gente que piensa que dirige el país.

Ámbito Financiero, por gente que piensa que debería dirigir el país.

Infobae, por quienes piensan que ellos deberían dirigir el país, pero no entienden a Ámbito Financiero.

La Nación es leído por la gente que no tendría problemas en dirigir el país, si pudiera hacerse el tiempo.

La Prensa, por aquellos cuyos padres acostumbraban a dirigir el país.

Crónica es leído por gente que no está muy segura de quién está dirigiendo el país.

Diario Popular por gente a la que no le importa quienes están dirigiendo el país, en tanto hagan algo escandaloso.

La Razón por gente que no está segura de que haya un país o de que alguien esté dirigiéndolo

The Buenos Aires Herald es leído por la gente que está dirigiendo otro país
Ahora: ¡a ubicar a La Nueva Provincia en una de esas categorías!
(El Señor de la foto es Carlos Enrique Quiroga, un pampeano brillante, acostumbrado al periodismo en serio. A él, nuestro cordial reconocimiento de siempre)

La salida es rumbear hacia la equidad


Una sociedad como la nuestra tiene la obligación de plantearse fuertes alternativas de gobierno que permitan recuperar democracia y aliviar la amargura de quienes padecen desprotección y hambre.

En serio. Hemos demostrado una enorme incapacidad para crear empleo. Nos distinguimos a lo largo de una década en la que, ostentando el 1 a 1 de Cavallo- Menem, aplastamos las fábricas argentinas, nos gastamos toda la plata en turismo al extranjero, les dimos a algunos pulpos el poder de las empresas públicas, diluimos partidos políticos y sindicatos y engordamos a los grandes dándoles la riqueza y el control de los medios de comunicación. Al mismo tiempo, llegamos a tocar los 200 mil millones de dólares de deuda externa.

Ese decenio infame abonó la corrupción en todos los órdenes: la justicia, la seguridad, la educación, la salud, la gobernabilidad.

Por supuesto que soportamos un ambiente mundial donde se consolidaba la vocación imperial que domina la política nortemericana y la de sus aliados europeos.

Pero es extraño que un país que pudo generar la confianza que nos metiera en semejante endeudamiento no sea socialmente capaz de forjar alternativas de recuperación.

Es llamativo que nos haya quedado una nación tan fragmentada como ésta, en la que subsisten mayorías sumamente empobrecidas con agraciados que sostienen consumos y veleidades de jet set.

Hacer política en democracia es rumbear hacia la equidad. O sea, tratar de igualar creativamente a los que sufren abajo con los que la gozan con escasa piedad (aunque cada vez, eso sí, con más miedo).

Pensemos por un momento qué nos quedó como economía argentina. El litoral atlántico lidera los modernismos. Se dan sectores de altísima capacidad de consumo: la turística, automovilística, de indumentaria y universitaria (la de los que se pueden ir afuera). Enfrente, las villas miseria, fuera de la economía de mercado, y una clase media (profesionales y comerciantes medianos) que se les acerca a los “elegidos” cuando consigue posibilidad de crédito.

La meta de la vida plena, fundada en el estilo de los pudientes, ha arrastrado a la producción industrial más importante a satisfacer veleidades extrañas. Así, tenemos varias fábricas de automóviles, que cubren una amplia gama de diversidades. Desde los más modestos de Fiat y VW hasta alguna línea de alto vuelo como la que originan GM o Ford. Claro que sigue importándose mucho (lo de la más alta gama y sofisticaciones, como los 4x4).

Una economía arrasada en sus fundamentos, monopolizada hasta lo insoportable en la terratenencia, en los grandes almacenes, en los servicios públicos, está obligada a sostener una estructura industrial de automotores que no puede corresponderse con una sociedad que encabeza los registros mundiales de desempleo (en países con economía de mercado).

Chile no fabrica: importa. Uruguay: apenas. Brasil, un gigante con el 70% de la población fuera del mercado, está en línea con nosotros.

Claro que el hambre oficial por dineros grava fortísimamente la adquisición de autos. En eso, se asocia a los caprichos de las terminales locales de coches. La mitad de un 0 km es impuesto. Y lo notable es que el valor del usado guarda en buena medida el afán recuperatorio de los impuestos pagados por el 0 km. ¡Qué distorsión! Los precios de los usados tienen que ver más con el recupero impositivo que con sus costos de producción y venta.

¡Fíjense adónde lleva la distorsión por el apoyo a las fábricas de autos! ¡¿Cuántos recursos, que podrán ser empleados en fortalecer producciones necesarias, se cuelan por el mercado de los automóviles?!

¿Acaso no sería suficiente fabricar tres tipos de auto, según usos específicos, y alentar a los inversores a poner la plata en líneas de producción que ayuden a recuperar empleo humano? Y esa industrialización es fundamental para reanimar el interior del país, dando sustancia a una genuina federalización.

Nuestra democracia tiene que enaltecer la solidaridad. Lo reclama la paz social.

Nos urge una vida pólítica plena, con partidos recuperados, federales y representativos, que ayuden a poner en fuga el dominio de las elites y permita reinstalar lo genuinamente argentino. Que no es otra cosa que tener en cuenta al prójimo, imponernos metas solidarias y darle cancha a la enorme riqueza nacional, que está expresada en los laboratorios, los escenarios y las cátedras más prestigiosas del planeta.

domingo, noviembre 27, 2005

¿Dónde está nuestra dirigencia?


Es la carencia más sentida de nuestra sociedad. Nos faltan dirigentes.
Es notorio en la suerte que nos ha tocado en lo político.
Se da también en lo social, en lo deportivo. La pobreza responde a un modelo educativo que ha dado prioridad a lo disciplinante antes que a lo creativo.
La enseñanza ha recurrido abrumadoramente a imponer orden más que a capitalizar socialmente las potencias individuales.
El enciclopedismo ha tratado de llenarnos de información sin formarnos. Se nos ha impuesto el individuo que es hartado de datos matemáticos, históricos, idiomáticos, geográficos. Nunca tuvo espacio el proceso auténticamente educativo, cual es el liberar las capacidades enriqueciendo lo mejor de todos y cada uno. Se trata de valorar el que un alumno memorice por un rato los ríos de China o las montañas suizas antes que la historia o la geografía de su propio entorno.
Los poderosos de siempre han delineado cursos de estudio que nunca llegan a poner en discusión la realidad vivida o la actual. Una carrera universitaria típica es una compilación de materias que buscan un engorde global dejando de lado la potenciación de las vocaciones. Un título puede lograrse acumulando información desordenada y hasta incongruente. La ejerce una persona que, en caso de gozar de una universidad pagada por todos, debe someterse a un tratamiento de lleado de datos, esterilizado del medio político y social circundante y accediendo a una habilitación que puede no tener ninguna relación con las necesidades de su entorno.
Por todo eso es que hoy la Argentina está groseramente centralizada en la Capital. Porque los mecanismos reales del poder se han preocupado de sostener un esquema que los perpetúe conformando una sociedad criada en la represión y la censura. La educación es uno de esos claros ejemplos. También la organización del trabajo, de la familia.
Después nos preguntamos por qué está fracasando rotundamente la democracia que elegimos veintitantos años atrás. Porque a la vez que los más fuertes coparon las vías de intermediación, deglutiendo a los medios de comunicación y vaciando a los partidos, no hay escenarios donde cultivar dirigencia. El modo de vida ha sobrepuesto la individualidad por encima de lo colectivo. “Sálvese quien pueda” mejor que “cómo salimos, entre todos”.
Los monopolios han logrado corromper instituciones y procederes. La impunidad ha degradado la confianza popular y ha oscurecido los valores que nacen del genuino sentido de la vergüenza.
Mientras sigamos legitimando el papel de los grandes capitales, despreciando el cooperativismo se nos va a cerrar todo acceso a las soluciones.
La única alternativa a esta corrupción es reimponer la participación popular. Será, asociando en todos los órdenes (político, social, recreativo) las posibilidades individuales con respeto y tolerancia constante. Agrupar la gestión de los consumidores y pequeños productores para darse fuerza en las decisiones grandes.
Hay que recuperar democracia neutralizando el caprichoso dominio de los poderosos. Y de esa estrategia debe nacer una tarea educativa genuina, que enriquezca lo personal en beneficio de una mejor vida social: más justa, más estable, más libre.

martes, noviembre 22, 2005

El Mundo es Uno sólo


UNO
El Mundo es uno sólo. Uno, sólo.
Por más que se quiera pensar en países, en fronteras, en naciones. Es uno solo.
Y lo que pasa en un lugar, sobre todo cuando se trata de grandes conmociones...o grandes decisiones, está afectando a otra parte del Mundo.
Es uno, compartido a cada momento por pobres y ricos, por débiles y poderosos.
En toda la historia se habla del imperio griego, del de los romanos, del Egipto de los faraones, de las empresas multinacionales de la actualidad.Y siempre ha sido por encima de las fronteras, más allá de países y gobiernos.

GLOBO
Hoy se habla de globalización. De un mundo forjado a través del accionar de grandes empresas que superan los mapas nacionales. Lo que elige hacer un gobierno poderoso, impulsado por grandes fortunas que lo apoyan, tiene que ver con lo que pasa en otros países. Inevitablemente.
Si todo es así; tan visible en los noticiosos, en las películas. Si es tan común ver cómo los que pueden más dominan a los menos fuertes. Si es tan notorio cómo los pobres son cada vez más; cómo las oportunidades de progreso se van achicando para los que dependen de su trabajo, por qué hay intelectuales y pensadores que siguen haciendo teoría desconociendo el poder.
Si a alguien se le ocurre leer la teoría económica predominante en las más caras universidades de EEUU o Europa, o Asia, podrá darse cuenta que el mundo que imaginan tiene muy poco que ver con el real.
Los países hambreados de hoy (como los africanos) han sido colonias de los ricos en el pasado. No es, como se puede pretender decir, que no tienen capacidad o dirigencia que pueda llevarlos al nivel que en ese mismo tiempo muestran los poderosos.

PODER
Desde los centros del poder internacional se diseñan estudios y propuestas universitarias que imaginan una democracia total universal. Esos teóricos parten de hacer ver cómo sería el mundo si arrancáramos de una igualdad genuina. No les interesa explicar por qué hay tantasdiferencias entre las sociedades. Aseguran que las oportunidades son iguales para todos. Para los empresarios por un lado; para los trabajadores por el otro. Que tenemos las mismas oportunidades ante un mundo en el que el poder es la suma de todos los poderes individuales. Y no es así.

FALSEDADES
Se escribe y se recomiendan decisiones confundiendo a la gente. Se esconde la realidad de una sociedad partida entre pudientes e indefensos.
La democracia no puede funcionar con monopolios, sean públicos o privados. Porque supone que el poder está repartido entre todos por partes iguales. Y los monopolios son poder concentrado.

JUSTICIA
La justicia económica necesita de la democracia política. La democracia eficaz se sostiene en la equidad económica.
Con monopolios no hay igualdad. Solamente se podrá neutralizarlos en su poder cuando los consumidores (o sea, todos) lleguemos a organizarnos, cooperativamente por ejemplo, y nos demos unidad frente a esas potencias concentradas.

domingo, noviembre 20, 2005

Buenos Aires está quebrada

La provincia de Buenos Aires está partida en dos mundos muy diferentes. El conurbano, quizá inseparable de la Capital Federal, con sus 10 millones de habitantes, y el resto provincial: extenso, despoblado.

Ese segundo mundo bonaerense integra y aporta a un estado demasiado inequitativamente.

La mayor parte del presupuesto votado en La Plata tiene que ocuparse de los dramas del Gran Buenos Aires, ya sea con fines de seguridad, justicia, educación o emergencias sociales. El otro centenar de partidos reclama, con suerte según bandería política circunstancial, por el saldo mínimo restante.

Recomponer Buenos Aires es una cuestión de equidad política. Hay que dividir el territorio en el Conurbano, que deberá ligarse definitivamente con la Capital Federal, y el otro continente provincial, dando lugar a dos estados. Ese tema merece ser debatido y resuelto a la brevedad.

En materia constitucional, la justicia y la seguridad no pierden ninguna actualidad. Este es un abanico de problemas que va desde el trágico sistema carcelario, abarcando su incapacidad física y doctrinaria para la recuperación y el castigo, hasta la legislación que pretendidamente pueda afirmar un esquema de justicia.

Hay temas legislativos puntuales que no son llevados a la arena parlamentaria o partidista. Por caso, la justicia de faltas, cargada a espaldas de la Provincia y los municipios. ¿Cómo puede seguir sosteniéndose un sistema de castigos, dando por supuesto que todos los bonaerenses tenemos una misma capacidad económica?. No es otra cosa el penar con dinero las infracciones de tránsito, transporte, comercio, industria, etc. Donde se renuncia a la equidad, se deja de ser justo.

¿Podrá ser lo mismo un castigo de 200 pesos por un cruce de semáforos en rojo para un infractor pobre como para uno rico?. Porque en la base de esa legislación está el suponer que un peso puede doler lo mismo a quien mucho puede como a quien nada tiene. Eso está todo mal. Fundamentalmente, a medida que han aumentado groseramente las diferencias entre ricos y pobres.

Debería castigarse teniendo en cuenta la habilitación dada por la sociedad, sea a un comerciante, a un conductor o a un servidor público. Por ejemplo, acortar el periodo de renovación de la licencia de conductor a quien infringe una disposición de tránsito.

En el drama policial y carcelario, el derecho se basa excesivamente en las responsabilidades individuales. Eso no está bien. Como la sociedad toda, la familia tiene que ser la célula primaria. Por lo tanto, que quien comete delito sepa que está comprometiendo ante todos a sus padres, sus hijos, su gente. El estilo actual individualiza demasiado al criminal. Hay que envolverlo pesadamente en su entorno familiar. Que sienta la vergüenza de hacer pública a su familia. Ese es el sentido de culpa que debemos recuperar y fortalecer para consolidarnos socialmente.

En otro plano, Buenos Aires impuso la Verificación Técnica Vehicular (VTV) en su territorio. Se multa a los conductores que no cumplen con la ley. Pero: ¿no resulta irrisorio que estén circulando a la par un auto con patente bonaerense, obligado a la VTV, con otro que no arriesga penas por ser de otra provincia? La ley de la VTV es valiosa. Pero es obvio que tiene que ser de cumplimiento nacional.

Hay distintas urgencias que habrá que estudiar y valorar, proponiendo soluciones a los reclamos de una Argentina mortificada por la corrupción y el desencuentro.

jueves, noviembre 17, 2005

La moda cultural es como un fruto prohibido

¿Cómo no acordarse de semejante ola de música nuestra?

Fronterizos, Quilla Huasi, Cantores del Alba, Chalchaleros, Huanca Hua, y otros...y otros. Todo un movimiento discográfico impulsado a fines de los 50 que copó radios y disquerías y hasta popularizó bailes y danzas de todas partes del territorio argentino.

Era cuestión de estar en cualquier lugar y vivirlo. Hasta en las playas, en los campings, todo era zamba, tonada o chacarera.

Esa onda perduró por veinte años, por lo menos.

Después hubo un cambio notorio en la orientación de los sellos distribuidores. Borraron mucho de lo que venía de Europa (principalmente España, Francia e Italia) y dieron paso casi excluyentemente a EEUU, Inglaterra y algunos vecinos de Sudamérica. Ya asomaba Woodstock, Beatles, Rolling Stones y el Mayo parisino.

Pero el tema que nos preocupa no es cómo se dio la cosa y en qué terminó. Lo que interesa es por qué empezo. Y cómo.

No va a ser difícil remontarse al segundo lustro de los 50, tras la caída del peronismo. Nos imaginamos que el drama central de los estrategas del golpe fue aplastar el motor de la reacción popular. Lo más urgente sería controlar el aparato sindical, sobre todo en el Gran Buenos Aires.

Además, era imperioso controlar la repercusión de la revolución cubana, sometidos plenamente a la “doctrina de seguridad nacional”. Se trató de golpear en el 63, cuando asumía Arturo Illia. Esa movida se postergó tres años, por filtración de documentos de los insurgentes.

Aquel apuro de modificar el estilo social y la producción cultural seguramente dio pie a la búsqueda de otra forma de nacionalidad. Se aprovechó la música nativa. Asociado al fenómeno, voces e instrumentistas de calidad que fueron reconocidos internacionalemente, como los que nombramos al principio de este texto.

Estamos convencidos de proponer un tema de investigación que deberá ocupar a nuestros estudiosos. Quizá, como humilde conmemoración intelectual al cincuentenario del desplome justicialista.

domingo, noviembre 06, 2005

Bahía Blanca muestra la debilidad democrática

Argentina tiene tantos Premios Nobel como el resto de Sudamérica. Nuestros embajadores más distinguidos son celebridades de altísima popularidad: DA Maradona, E Ginobili, JM Fangio, G Vilas, etc.
Muchachos nuestros se consagraron casi simultáneamente campeones olímpícos de básquetbol y fútbol. Dos copas acreditan que fuimos los mejores futbolistas del globo en 1978 y 1986.
Y hasta esta economía argentina, cada vez más injusta en el reparto de los frutos, originó tanta confianza que pudimos endeudarnos en 200 mil millones dólares. O sea, que cada familia argentina le debe unos 60 mil pesos al resto del mundo (en promedio, claro).
Y, sin embargo, el intendente de una de las ciudades más importantes intentó parar una huelga ofreciendo 30 euros más por mes a cada empleado municipal. ¡¿Cómo podrán entender en cualquier otro lugar de la Tierra que en semejante Nación un jefe comunal es capaz de emitir una propuesta así?!
Suena ridículo y ofensivo. Es una falta grosera a la dignidad popular.
Por qué, mejor, el médico Rodolfo Lopes, responsable de una Ciudad excepcional, con una geografía riquísima, portal del sur del Mundo, no se pone a trabajar para darse cuenta qué presupuesto maneja y para qué. Que Bahía tiene los costos más altos en salud pública porque no puede resolver la coexistencia de dos hospitales regionales; que mantiene terminales de aviones y omnibus para hacerle el negocio a las empresas que los explotan. Que le paga 170 pesos mensuales a jóvenes que trabajan en disfrazadas pasantías. Y que se pelea con los sindicalistas municipales tratándolos de antidemocráticos y ventajeros (a pesar de que le hacen vista gorda al sistema de becas y pasantías).
Fue tiempo de juzgar si nuestro intendente sabe valorar la responsabilidad que se le adjudicó por cuatro años. El 23 de octubre pasado midió la magia de clientelismo, amiguismo y dádivas. El sufragio planchó al partido justicialista y legitimó el sendero elegido por el ejecutivo municipal. Paralelmente, afirmó la candidatura del reemplazo: la del diputado bonaerense Juan Pedro Tunessi.
La actualidad política bahiense es un escenario dominado por figuras actorales. Está vacío de contenidos partidarios. Alguna lista vecinalista (adherida a una figurita promovida en los medios de comunicación) se agrega a un roto justicialismo y a una paralizada UCR.
Quedan dos años para replantear identidades y metas políticas reactivando convocatorias. Que sea con los partidos tradicionales, o no. Pero que ocurra desde abajo, llamando, participando, politizando. Y, por favor, rápido. La democracia argentina se debilita cada día más.

miércoles, noviembre 02, 2005

Adios, clase media argentina

Investigadores económicos de Francia y Estados Unidos visitaron la Argentina para estudiar e intentar comprender el fenómeno -único en el mundo- de que en los últimos 40 años ha disminuido la clase media del 73% al 28%, lo que significa una caída de 45 puntos, en un país rico.
Algunos indicadores siguen siendo alarmantes. La máxima participación del salario en el producto bruto interno, que sirve para medir cómo se reparte la riqueza, se alcanzó en la década de los años 1950 a 1960, con un 51%.

Hoy se estima - porque no se brindan datos oficiales - que la participación del salario en la distribución del producto bruto interno no supera el 20%. Para recuperar el poder adquisitivo de los ingresos existentes hace 40 años habría que incrementar los salarios el 150%, sin que aumentaran los precios.La caída más brusca a valores constantes se produce luego del fin de la convertibilidad, entre el 2001 y 2003.
La gran mayoría de los argentinos perdimos más del 50% del poder de compra que tenían nuestros ingresos.Varias son las causas que han generado esta situación. Entre muchas otras: el desmesurado endeudamiento externo con altas tasas de interés; la fuga de capitales y remesas de utilidades al exterior; los negocios realizados por supuestas “inversiones” golondrina; el aumento del gasto público, etc.
Deuda externa: hasta 1956 no formábamos parte del FMI y otros organismos financieros internacionales. En 1976 la deuda era de U$S 6.700.000.000. Alcanzó su máximo nivel a fines del 2001, que según expertos llegó a los U$S 200.000.000.000. Argentina se declara en cesación de pagos mediante resolución N° 73/2002 del Ministerio de Economía, disponiéndose el diferimiento de los servicios de la deuda pública hasta el mes de diciembre del 2002, o hasta que se complete la refinanciación total de la misma.
Esta decisión quedó plasmada mediante Ley 25.565, que dispone la reestructuración de toda la deuda pública. A diferencia de otros países, este proceso de endeudamiento externo no estuvo acompañado por inversiones para desarrollar empresas productivas; importantes obras públicas; o en solucionar problemas estructurales del país, como salud, vivienda, cultura, educación, seguridad.
Sólo en el caso de YPF quedaron acreditados más de 700 delitos para generarle a la ex empresa petrolera estatal una deuda estimada en U$S. 6.000.000.000, sin que ingresara un solo dólar como contrapartida. Esto ayudó a venderla más barata.
Quedó probado que gran parte de la deuda externa es el resultado de negociados y del cobro de fabulosas comisiones por parte de funcionarios argentinos y extranjeros. Por tal motivo afirman que la deuda, en buena medida, es ilegítima, espuria, fraudulenta, delictiva; estando configurados reiteradas veces los delitos de traición a la Patria.
El respectivo expediente desde hace 4 ó 5 años duerme en el Congreso de la Nación.Para que esto suceda es necesaria la subsistencia de códigos mafiosos que impiden la dilucidación sobre cuál es la verdadera deuda externa, que se paga con mayor pobreza para los Argentinos.
Con relación con la fuga de capitales y remisión de utilidades producido en los últimos 30 años, el monto ha sido estimado por expertos extranjeros en cerca de U$S 120.000.000.000. Se derogó la Ley de Subversión Económica para que varios banqueros y otros “supuestos inversionistas” se llevaran miles de millones (se estiman más de U$S 20.000.000.000 en plenos “corralito” y “corralón”).
Pocos hablan de estos trascendentes temas. Los que votaron esas leyes vuelven a ser reelectos.Los denominados “inversionistas extranjeros”, en realidad “capitales golondrina”, encontraron en la Argentina el paraíso para concretar negocios.
Cuando las tasas de interés en el mundo oscilaban entre el 2% y el 5% anual, época de la Convertibilidad en que un peso era igual a un dólar, colocaban dinero en nuestro país con tasas del 18% al 29% anual, con utilidades que superaban el 500%. Estos hechos generan el incremento de la desocupación, empleo en negro, caída del salario, planes sociales, miseria, delincuencia, inseguridad.Según datos de Unicef, en la Argentina hay 3.000.000 de niños sub-alimentados.Nada de esto fue casual.
Cuando algunos lo advertíamos, nuestras voces fueron silenciadas por quienes lucraban con el hambre de millones de argentinos. Revertir estas graves consecuencias sociales y económicas costará años.Los responsables de hechos que han sido investigados y acreditados por la realidad ¿nunca serán castigados como sucede en las repúblicas en serio?, ¿o continuaremos tolerando la impunidad de los grandes delincuentes mediante el silencio cómplice de una dirigencia que nada hace sobre la enajenación del patrimonio nacional y el hambre de millones de argentinos? Peor aún: celebran como “inversiones extranjeras” la venta de nuestro suelo y subsuelo.
Se estima que han sido vendidas cerca de 4.500.000 hectáreas de tierras, equivalentes casi a la superficie de Francia, incluyendo las mayores reservas mineras y de agua del mundo. El proceso continúa. La pregunta es ¿hasta cuándo?
La Argentina necesita que estos trascendentes temas se debatan.
Los legisladores nacionales desde hace 3 meses no sesionan, y en lo que va del año lo han hecho sólo 8 veces..Y necesita que la gobiernen estadistas, que promuevan volver a tener una fuerte clase media, que constituye la base y el motor social de cualquier proceso de crecimiento político, económico, educativo y cultural.
Habrá que ver si este sistema de economía de mercado da pie aún a correcciones. Lo que urge seguramente es recomponer la presencia de los consumidores. Organizarla a través de formas cooperativas o mutualistas para emparejar la potencia y los caprichos de los dueños del capital.

domingo, octubre 30, 2005

Argentina y el dólar del futuro

A la hora de tener que imaginar el futuro del dólar, habrá que razonar lo siguiente.
El valor, entendido como el precio que surge del tire y afloje de las fuerzas de marcado, es un efecto de intereses en pugna que muchas veces no son desnudados.
El nivel nacional de esa divisa no es una consecuencia de cuántos dólares se vuelcan al “mercado” y cuántos se demandan. Es, mejor, una respuesta a la capacidad de presión que ejercen exportadores, importadores, administradores del Estado y empresas trasnacionales que actúan en la Argentina.
Cuando E. Duhalde resolvió empujarlo de 1 a casi 3 pesos, elevó proporcionalmente el volumen de reservas fiscales en la moneda norteamericana. Agrandó significativamente sus recursos para hacer frente a una crisis que operadores quizá cercanos a él habían iniciado (saqueos programados, movilizaciones transitorias, etc.). Al mismo tiempo, la Coca Cola, la Ford, Bunge & Born, que habían disfrutado largamente el mandar a sus centros de origen un dólar por cada humilde pesito que juntaban, se encontraron profundamente afectados.
Por otra parte, el menemismo dio pie a un aplastamiento de las posibilidades exportadoras. La recuperación consecuente con la devaluación iba a representar más dólares para las arcas oficiales y una compensación no despreciable para aquellas firmas que redujeran la potencia de sus remesas de dividendos al salir del 1 a 1.
Dejando de lado lo histórico y mirando hacia delante podríamos animarnos a pronosticar que el futuro del dólar estará ineludiblemente atado al sistema de fuerzas que se plantee con los que estarán a favor de su suba (el fisco estatal, los exportadores, los remitentes de genancias al exterior y nuestros acreedores foráneos) y los que rogarán por depreciación (importadores de capitales y mercaderías y deudores al exterior).
Quien se anime a afirmar qué va a pasar con el dólar será menos creí ble que Domingo F. Cavallo.

Democracia nacional: una de cal...

Castigar el uso de un celular mientras se maneja es contradictorio. La mayoría de los taxis y remises emplean equipos de radio.
Multar por no llevar casco conduciendo una moto es ilegítimo. No es materia de derecho. Es un tema de conciencia, de libre elección individual. De convicciones. Lo mismo, lo que ocurre con los cinturones de seguridad (en todo el mundo). La forma más eficaz de prevención es la educativa.
La ley tiene que ver con la vida de relación. La de la persona con otra persona. O con otra cosa (de otra persona). Si se roba, se mata, se ofende, siempre es contra alguien. Nunca, contra uno mismo.
Si una ley obliga a renunciar a vidrios polarizados, podría dar pie a otra que fuerce a tomar una religión determinada.
La diferencia entre moral y derecho es la individualidad en oposición a la sociedad. Todo lo que cabe como decisión personal escapa de lo normativo hasta tanto interese a un prójimo. Si se tienen enganches salientes en un vehículo, sólo se podrá recurrir a justicia ante un daño originado por esa decisión. Claro que para que ese irresponsable saque el enganche de su rodado se necesitará un esfuerzo persuasivo de la comunidad.
Imaginemos programas locales de TV donde se muestren las barrabasadas que se cometen en el tránsito. Debe ser muy atrayente ver vecinos empeñados en hacerse daño (como llevar una moto sin casco o manejar usando un celular) y en infligírselo a otros (pararse en doble fila; desparramar gases tóxicos en pleno centro, gozar del escape libre…) Poder recrear ese sentido de vergüenza que nos ha escondido tanta corrupción va a ser muy sano para todos.
Pero mucho más saludable será ir progresando en democracia y definir hasta dónde llega el autoritarismo que alentó a esta Argentina ingenua. Los poderes de la legislación y la judicatura han avanzado oscuramente al amparo de lo pobres sistemas educativos y de los excesivos manejos nacidos de la riqueza. Hay mucho autoritarismo impregnado en nuestra vida social: es represiva y disciplinante la familia, la escuela, el trabajo. Nos falta consolidarnos en nuestra libertad individual para hacer más creativa y dinámica la convivencia.
Claro que si seguimos homenajeando a los monopolios y a su carnaval de prepotencias, el camino a lo justo será cada vez más difícil.