Investigadores económicos de Francia y Estados Unidos visitaron la Argentina para estudiar e intentar comprender el fenómeno -único en el mundo- de que en los últimos 40 años ha disminuido la clase media del 73% al 28%, lo que significa una caída de 45 puntos, en un país rico.
Algunos indicadores siguen siendo alarmantes. La máxima participación del salario en el producto bruto interno, que sirve para medir cómo se reparte la riqueza, se alcanzó en la década de los años 1950 a 1960, con un 51%.
Hoy se estima - porque no se brindan datos oficiales - que la participación del salario en la distribución del producto bruto interno no supera el 20%. Para recuperar el poder adquisitivo de los ingresos existentes hace 40 años habría que incrementar los salarios el 150%, sin que aumentaran los precios.La caída más brusca a valores constantes se produce luego del fin de la convertibilidad, entre el 2001 y 2003.
La gran mayoría de los argentinos perdimos más del 50% del poder de compra que tenían nuestros ingresos.Varias son las causas que han generado esta situación. Entre muchas otras: el desmesurado endeudamiento externo con altas tasas de interés; la fuga de capitales y remesas de utilidades al exterior; los negocios realizados por supuestas “inversiones” golondrina; el aumento del gasto público, etc.
Deuda externa: hasta 1956 no formábamos parte del FMI y otros organismos financieros internacionales. En 1976 la deuda era de U$S 6.700.000.000. Alcanzó su máximo nivel a fines del 2001, que según expertos llegó a los U$S 200.000.000.000. Argentina se declara en cesación de pagos mediante resolución N° 73/2002 del Ministerio de Economía, disponiéndose el diferimiento de los servicios de la deuda pública hasta el mes de diciembre del 2002, o hasta que se complete la refinanciación total de la misma.
Esta decisión quedó plasmada mediante Ley 25.565, que dispone la reestructuración de toda la deuda pública. A diferencia de otros países, este proceso de endeudamiento externo no estuvo acompañado por inversiones para desarrollar empresas productivas; importantes obras públicas; o en solucionar problemas estructurales del país, como salud, vivienda, cultura, educación, seguridad.
Sólo en el caso de YPF quedaron acreditados más de 700 delitos para generarle a la ex empresa petrolera estatal una deuda estimada en U$S. 6.000.000.000, sin que ingresara un solo dólar como contrapartida. Esto ayudó a venderla más barata.
Quedó probado que gran parte de la deuda externa es el resultado de negociados y del cobro de fabulosas comisiones por parte de funcionarios argentinos y extranjeros. Por tal motivo afirman que la deuda, en buena medida, es ilegítima, espuria, fraudulenta, delictiva; estando configurados reiteradas veces los delitos de traición a la Patria.
El respectivo expediente desde hace 4 ó 5 años duerme en el Congreso de la Nación.Para que esto suceda es necesaria la subsistencia de códigos mafiosos que impiden la dilucidación sobre cuál es la verdadera deuda externa, que se paga con mayor pobreza para los Argentinos.
Con relación con la fuga de capitales y remisión de utilidades producido en los últimos 30 años, el monto ha sido estimado por expertos extranjeros en cerca de U$S 120.000.000.000. Se derogó la Ley de Subversión Económica para que varios banqueros y otros “supuestos inversionistas” se llevaran miles de millones (se estiman más de U$S 20.000.000.000 en plenos “corralito” y “corralón”).
Pocos hablan de estos trascendentes temas. Los que votaron esas leyes vuelven a ser reelectos.Los denominados “inversionistas extranjeros”, en realidad “capitales golondrina”, encontraron en la Argentina el paraíso para concretar negocios.
Cuando las tasas de interés en el mundo oscilaban entre el 2% y el 5% anual, época de la Convertibilidad en que un peso era igual a un dólar, colocaban dinero en nuestro país con tasas del 18% al 29% anual, con utilidades que superaban el 500%. Estos hechos generan el incremento de la desocupación, empleo en negro, caída del salario, planes sociales, miseria, delincuencia, inseguridad.Según datos de Unicef, en la Argentina hay 3.000.000 de niños sub-alimentados.Nada de esto fue casual.
Cuando algunos lo advertíamos, nuestras voces fueron silenciadas por quienes lucraban con el hambre de millones de argentinos. Revertir estas graves consecuencias sociales y económicas costará años.Los responsables de hechos que han sido investigados y acreditados por la realidad ¿nunca serán castigados como sucede en las repúblicas en serio?, ¿o continuaremos tolerando la impunidad de los grandes delincuentes mediante el silencio cómplice de una dirigencia que nada hace sobre la enajenación del patrimonio nacional y el hambre de millones de argentinos? Peor aún: celebran como “inversiones extranjeras” la venta de nuestro suelo y subsuelo.
Se estima que han sido vendidas cerca de 4.500.000 hectáreas de tierras, equivalentes casi a la superficie de Francia, incluyendo las mayores reservas mineras y de agua del mundo. El proceso continúa. La pregunta es ¿hasta cuándo?
La Argentina necesita que estos trascendentes temas se debatan.
Los legisladores nacionales desde hace 3 meses no sesionan, y en lo que va del año lo han hecho sólo 8 veces..Y necesita que la gobiernen estadistas, que promuevan volver a tener una fuerte clase media, que constituye la base y el motor social de cualquier proceso de crecimiento político, económico, educativo y cultural.
Habrá que ver si este sistema de economía de mercado da pie aún a correcciones. Lo que urge seguramente es recomponer la presencia de los consumidores. Organizarla a través de formas cooperativas o mutualistas para emparejar la potencia y los caprichos de los dueños del capital.
Algunos indicadores siguen siendo alarmantes. La máxima participación del salario en el producto bruto interno, que sirve para medir cómo se reparte la riqueza, se alcanzó en la década de los años 1950 a 1960, con un 51%.
Hoy se estima - porque no se brindan datos oficiales - que la participación del salario en la distribución del producto bruto interno no supera el 20%. Para recuperar el poder adquisitivo de los ingresos existentes hace 40 años habría que incrementar los salarios el 150%, sin que aumentaran los precios.La caída más brusca a valores constantes se produce luego del fin de la convertibilidad, entre el 2001 y 2003.
La gran mayoría de los argentinos perdimos más del 50% del poder de compra que tenían nuestros ingresos.Varias son las causas que han generado esta situación. Entre muchas otras: el desmesurado endeudamiento externo con altas tasas de interés; la fuga de capitales y remesas de utilidades al exterior; los negocios realizados por supuestas “inversiones” golondrina; el aumento del gasto público, etc.
Deuda externa: hasta 1956 no formábamos parte del FMI y otros organismos financieros internacionales. En 1976 la deuda era de U$S 6.700.000.000. Alcanzó su máximo nivel a fines del 2001, que según expertos llegó a los U$S 200.000.000.000. Argentina se declara en cesación de pagos mediante resolución N° 73/2002 del Ministerio de Economía, disponiéndose el diferimiento de los servicios de la deuda pública hasta el mes de diciembre del 2002, o hasta que se complete la refinanciación total de la misma.
Esta decisión quedó plasmada mediante Ley 25.565, que dispone la reestructuración de toda la deuda pública. A diferencia de otros países, este proceso de endeudamiento externo no estuvo acompañado por inversiones para desarrollar empresas productivas; importantes obras públicas; o en solucionar problemas estructurales del país, como salud, vivienda, cultura, educación, seguridad.
Sólo en el caso de YPF quedaron acreditados más de 700 delitos para generarle a la ex empresa petrolera estatal una deuda estimada en U$S. 6.000.000.000, sin que ingresara un solo dólar como contrapartida. Esto ayudó a venderla más barata.
Quedó probado que gran parte de la deuda externa es el resultado de negociados y del cobro de fabulosas comisiones por parte de funcionarios argentinos y extranjeros. Por tal motivo afirman que la deuda, en buena medida, es ilegítima, espuria, fraudulenta, delictiva; estando configurados reiteradas veces los delitos de traición a la Patria.
El respectivo expediente desde hace 4 ó 5 años duerme en el Congreso de la Nación.Para que esto suceda es necesaria la subsistencia de códigos mafiosos que impiden la dilucidación sobre cuál es la verdadera deuda externa, que se paga con mayor pobreza para los Argentinos.
Con relación con la fuga de capitales y remisión de utilidades producido en los últimos 30 años, el monto ha sido estimado por expertos extranjeros en cerca de U$S 120.000.000.000. Se derogó la Ley de Subversión Económica para que varios banqueros y otros “supuestos inversionistas” se llevaran miles de millones (se estiman más de U$S 20.000.000.000 en plenos “corralito” y “corralón”).
Pocos hablan de estos trascendentes temas. Los que votaron esas leyes vuelven a ser reelectos.Los denominados “inversionistas extranjeros”, en realidad “capitales golondrina”, encontraron en la Argentina el paraíso para concretar negocios.
Cuando las tasas de interés en el mundo oscilaban entre el 2% y el 5% anual, época de la Convertibilidad en que un peso era igual a un dólar, colocaban dinero en nuestro país con tasas del 18% al 29% anual, con utilidades que superaban el 500%. Estos hechos generan el incremento de la desocupación, empleo en negro, caída del salario, planes sociales, miseria, delincuencia, inseguridad.Según datos de Unicef, en la Argentina hay 3.000.000 de niños sub-alimentados.Nada de esto fue casual.
Cuando algunos lo advertíamos, nuestras voces fueron silenciadas por quienes lucraban con el hambre de millones de argentinos. Revertir estas graves consecuencias sociales y económicas costará años.Los responsables de hechos que han sido investigados y acreditados por la realidad ¿nunca serán castigados como sucede en las repúblicas en serio?, ¿o continuaremos tolerando la impunidad de los grandes delincuentes mediante el silencio cómplice de una dirigencia que nada hace sobre la enajenación del patrimonio nacional y el hambre de millones de argentinos? Peor aún: celebran como “inversiones extranjeras” la venta de nuestro suelo y subsuelo.
Se estima que han sido vendidas cerca de 4.500.000 hectáreas de tierras, equivalentes casi a la superficie de Francia, incluyendo las mayores reservas mineras y de agua del mundo. El proceso continúa. La pregunta es ¿hasta cuándo?
La Argentina necesita que estos trascendentes temas se debatan.
Los legisladores nacionales desde hace 3 meses no sesionan, y en lo que va del año lo han hecho sólo 8 veces..Y necesita que la gobiernen estadistas, que promuevan volver a tener una fuerte clase media, que constituye la base y el motor social de cualquier proceso de crecimiento político, económico, educativo y cultural.
Habrá que ver si este sistema de economía de mercado da pie aún a correcciones. Lo que urge seguramente es recomponer la presencia de los consumidores. Organizarla a través de formas cooperativas o mutualistas para emparejar la potencia y los caprichos de los dueños del capital.