Notas de interés sociopolítico acerca de los caminos de fortalecimiento de la democracia. Incorporemos la fenomenología del poder a las disciplinas de interés humanista.
miércoles, febrero 15, 2006
Acerca del gran desorden económico urbano
“Tenemos una coordinadora que cubre todo el sur hasta Bariloche. Acá, en Bahía, somos mil doscientas vendedoras. Nuestra firma lleva 25 años vendiendo a domicilio, por pedido, y siempre cumplió religiosamente. Una vez por mes pagamos los pedidos y entregamos. Lo que se rechaza, nos lo quedamos y nos sirve de stock. Siempre se puede vender”.
La información provenía de una experimentada vendedora de Violetta Fabiani, que cubre una gran cantidad de rubros (lencería, ropa de cama, joyería, cosmética, etc.) que se van ampliando permanentemente.
Si uno se pone a pensar en la cantidad de líneas que desarrolla este tipo de venta no puede dejar de lamentar las consecuencias sobre el comercio local. Cuántos puestos de empleo en blanco se pierden, cuántos impuestos dejan de entrar a la comuna y cuánta flacura significa para los negocios instalados.
No existe ninguna forma municipal de control de estos oficios.
Argumentan que los precios son mucho más accesibles que los del comercio en mostrador. Puede darse que que eso sea cierto. De haber diferencia estaría en los impuestos, en los aportes y en los servicios que dejan de abonarse. Pero también se explica que la percepción de precios inferiores provoca un volúmen de gasto mayor que el que un comprador presupuestaría normalmente. Tal es la estrategia que utilizan las grandes tiendas.
Todo el tema anterior se agrava cuando uno está ubicado en una ciudad que no tiene defensas para retener los ingresos que la gente recibe en sueldos, comisiones, aranceles profesionales, y que se fugan a otros ámbitos donde se fabrican los bienes que ese vecindario compra pero no produce.
En Bahía Blanca, la adquisición de una heladera, una revista, un auto, un mueble, que no suelen elaborarse localmente, ocasiona un escape de ahorros que no pueden aprovecharse para mantener el empleo ni el capital invertido. Es muy escaso lo que queda de los ingresos de las familias, transferidos periódicamente al comercio y a proveedores de servicios. Todos éstos adquieren mercaderías e insumos afuera de la ciudad. Más, los impuestos que absorben la provincia y la nación.
La alternativa depende de poder reclamar un reparto más justo de las oportunidades productivas para las distintas regiones argentinas. Y esto deberá asocirse a una estrategia de repoblamiento nacional (desinflando el conurbano, sobre todo).
Estos temas apuntan a reconocer que hay multitud de problemas que requieren atención de funcionarios y académicos. Son la única vía de sustentación de la democracia económica y, por ende, de la política