Nace la gran oportunidad para el Modelo que la Presidenta Cristina Fernández Wilhem (platense; 58) procurará afirmar en su segundo mandato.
Su gestión aflora con un contexto internacional distinto al de los ocho años del kirchnerismo en el PEN y obviamente desfavorable ante la crisis de Europa y Asia 8 (y el avance de los dominios del narcotráfico en nuestro continente).
Los pilares explotados hasta ahora fueron una extendida asistencia a la pobreza y la vejez, el enjuiciamiento a los crímenes previos y propios de la dictadura, notorios enfrentamientos con polos de poder real (monopolios de prensa, grandes capitales locales del agro), fortalecimiento de relaciones con Iberoamérica, apoyo a la expansión del empleo y una notoria presencia en escenarios internacionales.
Crecer sin repartir y despreciar la inflación (que es la transfusión de posibilidades de pobres a ricos) llevó a imponer fuerte presión sobre el dólar especulativo y severas restricciones a las importaciones, de las que depende fuertemente la producción.
Negoció achiques de la deuda (mayormente en poder de bonistas argentinos) dentro de un marco de ventajas financieras mundiales.
Armó alianzas con el bloque nativo de prestamistas, promovió un agrandamiento del consumo empleando fondos públicos abaratados y aprovechó momentos de buenos precios para las exportaciones. Recurrió a más de 70 mil millones de pesos para asistir a empresas buenas y malas con una política de subsidios en obligada revisión.
Engordó sectores nativos de gran fuerza con los que no logra una relación de equilibrio (concentración de liderazgos industriales y gremiales). No dio pie al reconocimiento oficial de la CTA, que ya alcanzó los tres millones de adherentes.
Abusó del presupuesto para autopropaganda.
La muerte de su esposo la estimuló a construir un idolazgo que procuran volver paralelo al tándem Perón- Evita. Copó al revisionismo histórico como cauce oficial del examen histórico, en desprecio de instituciones que lo promovieran con amplitud académica.
Llevó a la incipiente democracia a su mayor debilidad, favoreciendo la dilución del sistema de partidos políticos (candidaturas testimoniales, internas abiertas, propulsión de frentes y coaliciones, etc.).
Su exitosa imagen le significó el voto mayoritario en el Congreso.
Nos deja una llama de esperanza al tratar con respeto a su díscolo ex vicepresidente, afirmar una postura independiente del poder sindical que acompañara al oficialismo, intensificar los procesos judiciales contra la inhumanidad represiva y la anunciada pelea contra la corrupción tributaria.
No permitimos reclamar todo el federalismo posible, la reconstrucción del esquema de partidos políticos, sanear el sistema financiero y dignificar el rol ejecutivo.