domingo, febrero 24, 2008

Avances sorprendentes en el MERCOSUR


El MERCOSUR, próximo a cumplir 17 años, transitó con mucha dificultad estos tiempos cuando gobernantes adscriptos al neomercantilismo, mal llamado neoliberalismo, nada hicieron por llevar adelante un proceso integrador. Sobre todo con una Argentina menemista que había optado por las “relaciones carnales” con el Primer Mundo, aceptando el rol de un obsecuente “patio trasero”.

Los acuerdos firmados el viernes 22 entre los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Cristina Elizabeth Fernández, casualmente 17 como los años del MERCOSUR, constituyen un salto descomunal que aún no ha sido suficientemente evaluado, aunque sólo involucren, al menos por ahora, a los dos socios mayores, aunque seguramente pronto serán compartidos por otros, en particular Venezuela.

El Presdiente galo Sarkozy pide que Europa se ponga de acuerdo en materia de armas para la defensa. Más modestamente que para esas pretensiones de misiles, aviones de combate y submarinos, Lula y Cristina han acordado avanzar en temas de logística como el jeep “Gaucho”. Podrá parecer una nadería, pero es un claro paso hacia, seguramente, otros mayores.

Recuperar la vieja Fábrica Militar de Aviones para una tarea en conjunto con Embrear es algo hasta emblemático para una Argentina que tuvo en ella su primera planta fabril estatal, creada en 1927 bajo el gobierno de Marcelo de Alvear y de la que salieron los recordados Pulqui I (octavo avión a reacción de la historia) y Pulqui II y hasta los planos del Hindustán, la nave con la que dio su puntapié inicial la aeronáutica india.

Con mayor o menor grado lo anterior implica un proceso de desarrollo tecnológico importante, pero, además, producir uranio enriquecido, reactores atómicos y satélites de investigación no son cosas menores: constituyen hitos en la avanzada científico-tecnológica contemporánea. Serán nuevas formas de inserción en la economía planetaria.

Además, en términos más crematísticos en el marco de las necesidades imperiosas para ambos lados, está la decisión de llevar adelante el pactado emprendimiento hidroeléctrico de Garabí, sobre el Río Uruguay, para atender la insatisfecha demanda energética de ambos países. Un emprendimiento que hace décadas formaba parte de muchos papers pero al que nunca se lo había tenido seriamente en cuenta.

Garabí, junto con la eventual construcción de Corpus con Paraguay, la elevación de la cota de Yacyretá, y los acuerdos en materia nuclear de anteayer, son cuestiones decisivas no sólo para generar más electricidad, sino, complementariamente, para transformar una matriz energética argentina en la que aún cerca del 90 por ciento de la generación se basa en combustibles fósiles que contaminan y tienen precios explosivos.

Ello, por supuesto, y como surge de otros acuerdos bilaterales y de los esfuerzos de ambas partes, sin que se abandone la prospección hidrocarburífera ya que se trabaja en ello. Brasil, con los hallazgos realizados por Petrobras, se ha convertido en la primera petrolera mundial costa afuera.

Y, antes de interrumpir el listado de acuerdos, no se puede omitir el futuro laboratorio de fármacos, tema vital tanto para nuevos desarrollos en investigación como para frenar una dependencia en la materia con los consecuentes costos sociales. Un tema en el que Brasil está menos afectado que la Argentina , y en el que ha hecho punta otro de los ascendentes BRIC, la India.

Quedan algunos temas para seguir avanzando, como la indispensable integración académica y una moneda común, que no debe ser, de momento, para ser llevada por los ciudadanos en sus faltriqueras. Pero ya se hizo algo y se va rápidamente.

Fernando J. del Corro es el autor de este texto. Es integrante de la redacción de MERCOSUR Noticias.