Notas de interés sociopolítico acerca de los caminos de fortalecimiento de la democracia. Incorporemos la fenomenología del poder a las disciplinas de interés humanista.
sábado, septiembre 22, 2007
La moda cultural es fruto prohibido
¿Cómo no acordarse de semejante ola de música nuestra?
Fronterizos, Quilla Huasi, Cantores del Alba, Chalchaleros, Huanca Hua, y otros...y otros. Todo un movimiento discográfico impulsado a fines de los 50 que copó radios y disquerías y hasta popularizó bailes y danzas de todas partes del territorio argentino.
Era cuestión de estar en cualquier lugar y vivirlo. Hasta en las playas, en los campings, todo era zamba, tonada o chacarera.
Esa onda perduró por veinte años, por lo menos.
Después hubo un cambio notorio en la orientación de los sellos distribuidores. Borraron mucho de lo que venía de Europa (principalmente España, Francia e Italia) y dieron paso casi excluyentemente a EEUU, Inglaterra y algunos vecinos de Sudamérica. Ya asomaba Woodstock, Beatles, Rolling Stones y el Mayo parisino.
Pero el tema que nos preocupa no es cómo se dio la cosa y en qué terminó. Lo que interesa es por qué empezo. Y cómo.
No va a ser difícil remontarse al segundo lustro de los 50, tras la caída del peronismo. Nos imaginamos que el drama central de los estrategas del golpe fue aplastar el motor de la reacción popular. Lo más urgente sería controlar el aparato sindical, sobre todo en el Gran Buenos Aires.
Además, era imperioso controlar la repercusión de la revolución cubana, sometidos plenamente a la “doctrina de seguridad nacional”. Se trató de golpear en el 63, cuando asumía Arturo Illia. Esa movida se postergó tres años, por filtración de documentos de los insurgentes.
Aquel apuro de modificar el estilo social y la producción cultural seguramente dio pie a la búsqueda de otra forma de nacionalidad. Se aprovechó la música nativa. Asociado al fenómeno, voces e instrumentistas de calidad que fueron reconocidos internacionalemente, como los que nombramos al principio de este texto.
Estamos convencidos de proponer un tema de investigación que deberá ocupar a nuestros estudiosos. Quizá, como humilde conmemoración intelectual al cincuentenario del desplome justicialista.