sábado, abril 29, 2006

Confesiones geniales: George Clooney

De la lista de favoritos de la Casa Blanca y de un cierto Hollywood se me eliminó ya cuando presenté en la Berlinale mi primera película como director, Confesiones de una mente peligrosa y me sumé allí y en Londres a las manifestaciones contra la segunda guerra contra Irak. Se crearon páginas web para insultarme y en algunos debates televisivos el tema era si mi carrera se había acabado.

Todo aquello fue lo que me incitó a sentarme a escribir Buenas noches, y buena suerte, sobre la era McCarthy, acerca de cómo el miedo se instrumenta para sofocar los derechos de la ciudadanía y la libertad de expresión... Yo me considero el primer patriota de mi país, que fue fundado en las libertades civiles y el deber ciudadano de cuestionar las decisiones gubernamentales y debatirlas abiertamente.

Soy un norteamericano orgulloso de serlo y patriota, por eso hago estas películas: para cuestionar ciertas cosas que considero inaceptables.” Tres Reyes sería imposible de realizar ahora. Hasta el ejército nos apoyó entonces. Hoy, todo resulta verdaderamente difícil. Para estas dos películas, Syriana y Buenas Noches…, nadie nos ha echado un cable. Todo el mundo parecía petrificado ante un Gobierno todopoderoso que esgrimía el patriotismo para la guerra y la lucha contra el terrorismo y el nombre de Dios de su lado, Biblia en mano. “Todas las presidencias se han sometido al escrutinio público, mientras la del tipo que está ahora en la Casa Blanca, no.

Pero llegó la maldición del Katrina, la brutal desidia y el desinterés de un Gobierno de vacaciones mientras la gente de Nueva Orleans se ahogaba y de repente, la Administración se vio obligada a someterse a las cuestiones de la prensa y la opinión pública. Así se han podido cuestionar otras cosas sin sonar a antiamericano.” Syriana, debut en la dirección del guionista de Traffic, Stephen Gaghan, narra la peripecia del veterano agente de la CIA Bob Barnes (un Clooney casi irreconocible con barba canosa y 15 kilos de sobrepeso) al que se le encomienda un último “trabajo” de campo antes de un retiro a labores burocráticas. Nada menos que asesinar al príncipe árabe Nasir, dado que sus negociaciones petrolíferas con una compañía china perjudican los intereses estadounidenses en la zona.

El atentado resulta fallido y Barnes descubre que es abandonado por la Agencia a la que ha dado su vida. En los intrincados sucesos posteriores, Barnes sabe amargamente que no ha sido más que el peón mal informado de un juego inmenso, el primero, la política petrolífera de su país. Rodamos hace tiempo y sólo durante 74 días, pero el proceso de postproducción resultó complejo y lento.

El terrorismo ha existido desde hace decenas de años, los malentendidos entre distintas culturas, también. Así como los radicalismos, la intolerancia y la ira soterrada no han surgido durante el Gobierno Bush pero sí se han exacerbado. Y ahora llegan las noticias de las escuchas telefónicas a mis conciudadanos, sin permisos judiciales, en la más completa ilegalidad, las consecuencias de las publicaciones de las caricaturas del Profeta... En Buenas Noches, Buena Suerte la historia se inspira en el periodista Edward R. Murrow, que en los años 50 se enfrentó en las cámaras al terrorífico senador Joseph McCarthy, artífice de la “caza de brujas”.

El filme, rodado en blanco y negro, aspiraba a seis estatuillas. Ha recaudado solo en Estados Unidos más de 25 millones de dólares a partir de un mínimo presupuesto de ocho. Asegura Clooney que esta película, que ha escrito, dirigido y co-protagonizado por una compensación monetaria de un dólar, es el homenaje a quien considera el máximo inspirador de su vida y carrera, el ya retirado periodista Nick Clooney, su padre. Él me educó en la política y en la responsabilidad de manejar la información. Me llevaba a menudo a las diversas estaciones de radio donde trabajó: crecí prácticamente allí. Había muy pocas cadenas de televisión entonces, y escuchábamos los excelentes noticiarios. Después, toda la familia discutía los asuntos del día.

Mis padres nos animaban a pensar. Toda su vida profesional trató de hacer un periodismo serio y responsable, algo entre la información y el entretenimiento. Esa fue su lucha y su época y me pareció justo levantar testimonio de aquella época. Murrow murió de forma prematura y yo nací después, pero mi padre me contó todo acerca de aquel hombre y para mí, de pequeño, fue una especie de héroe de corte romántico, alguien que reprodujo la historia de David contra Goliat. Esta película ha sido desde el principio un proyecto personal y político para mí. Desde Murrow, no ha habido nadie como él. “McCarthy hacía acusaciones de comunistas sin pruebas y Murrow simplemente defendió la opinión de que cualquier acusación debía sustentarse en la defensa ante el acusador de sus propias víctimas. Era un hombre muy elocuente, íntegro y tenaz.

Creo que fue el mejor periodista que ha tenido nuestro país en su historia.” Murrow dice en la película: “no podemos instaurar la libertad en otro país si la sofocamos en el nuestro”. Fueron pronunciadas hace 50 años pero resultan estremecedoramente actuales. Lamentablemente eso hace que esta película sea necesaria para abrir debates cuando nuestros conciudadanos son escuchados ilegalmente, cuando vemos las fotos de los sucesos de Abu Graib, cuando se encierra durante años y sin pruebas a civiles en Guantánamo... Este es un tiempo triste en cuanto a las libertades civiles. No podemos defender la libertad en otros países si no lo hacemos en casa.