miércoles, agosto 14, 2013

Hacia la República

Hay contradicciones irritantes.
En esta sociedad se premia la responsabilidad con mayores posibilidades de consumo. Así, un intendente municipal de Bahía Blanca lleva a su bolsillo mensualmente unos ochenta y pico mil pesos.
Por otra parte, un jefe de familia que se desempeñe en la administración comunal y no tenga cargo alcanzará a siete mil pesos cada treinta días, probablemente.
Ese criterio es tan fuerte que cualquier acción que presuma un riesgo para otro o para el mismo causante se castiga con quitas a la posibilidad de gasto del actuante. Si alguien es visto por un inspector sin tener colocado el casco mientras conduce una moto, perderá unos dos mil trescientos noventa y cinco pesos frente al encargado municipal de resolver las multas.
La misma cantidad si se llega a ver a un conductor usando su celular (o rascándose ingenuamente una oreja).
Lo contradictorio resulta ante la obligación primordial del gobierno, la cual es generar trabajo para todo el que lo necesite. Es decir, alentar y orientar inversiones que recreen producción y empleo. Manejar, además, los recursos públicos con toda la eficacia, austeridad y decencia que cabe reclamar. En cambio, en lugar de asistir al reparto social más justo posible para promover una sociedad estable y en paz, reemplaza la imprescindible faena de educar y persuadir por la aplicación de castigos...y en moneda!!!.
Cuánto menos significativo es una multa para el poseedor (legítimo) de un móvil de alta gama que para el de una modesta motito. La pena en dinero es plenamente injusta. Deberá sustituirse por una reducción en los derechos, como el tiempo de habilitación para manejar un vehículo o tratar de llevar adelante u negocio. Eso es mucho más equitativo.
Hoy, en Bahía Blanca, quien conduce una moto sin usar caso y con la patente corrida de lugar o difícil de leer más vale que la dé por perdida. Por el importe de las multas, obviamente.



La urgencia gubernamental en la aplicación de parches a los reclamos lleva más fácilmente a la represión y a la injusticia. Tenemos que corregir el funcionamiento de los poderes y reivindicar para la sociedad la potestad que las autoridades y el sistema en vigencia le están confiriendo a los que más tienen, en desmedro de la libertad y el porvenir.