martes, julio 30, 2013

Monopartidismo

La evolución de la vida política nos deja con la cruda vista de partidos vacíos. Han perdido entidad por falta de representación social, de proyección de propuestas y de formación de dirigentes y militantes.
Una mirada constructiva dejaría ver que estamos en camino del monopartidismo. O del nulipartidismo. Y no es para angustiarse.
Las PASO, que volveremos a ejercitar en pocos días, son un inesperado recurso para vivir otra vez la democracia ansiada, vilipendiada por los mecanismos electorales. Las listas sábana, las candidaturas testimoniales, la licuación partidaria con indiferenciación de banderas, nos fueron acercando a una alternativa valiosa. Las “internas abiertas”, que podrán servir para definir elegibles, funcionarían también para ofrecer propuestas y programas a seleccionar por la ciudadanía.
Sería deseable que el fin del voto obligatorio acompañe este progreso, para que elijan los que sienten algún grado de compromiso con nuestro porvenir.
Sea a la altura de las comunas, las provincias o la nación, esa preelección podrá satisfacer la ausencia programática de los partidos y reemplazar este “intercambio de figuritas” que desde hace unos años venimos practicando.
Imaginemos una jornada en la que se pondrían a juicio proyectos y ejecutores sin distinción de banderas y movidos, quizá, a resumir criterios para agruparlos en continentes provinciales y del país.

El camino al partido único, de la mano de la preelección general, no puede dejar de entusiasmar como alternativa para respirar la democracia que les debemos a los que vienen.

viernes, julio 19, 2013

Buenas y Malas

El código de Tránsito y Transporte bonaerense agrupa normas que están bien y mal.
Todas aquéllas que tienden a evitar un daño generalizado o impiden la actuación de un tercero (incluido el agente público) son las legítimas. Las que afectan libertades y decisiones del individuo, son erradas y hasta antidemocráticas.
No mostrar una chapa patente (que no permite identificar el rodado) es un ilícito punible.
No usar casco con una moto es una decisión individual y no cabe que a través de una norma se pretenda imponer una conducta. La ley existe para arbitrar, no para prevenir la efectos de una inconducta individual.
Multar la falta de seguro es incorrecto: se está forzando un contrato entre privados procurando que no se caiga en la irresponsabilidad de no estar cubierto en caso de accidente o daño a tarcero. Lo mismo con lo referido a la ingesta de alcohol o al no usar el cinturón de seguridad.
El estado legisla indebidamente y, muchas veces, desacertadamente. Usar un celular al manejar encierra un riesgo muy difícil de pronosticar. El efecto no deseable de esa conducta será responsabilidad de quien la lleve a cabo.




Otro caso: se exige cumplir con la verificación técnica (VTV).
Es de esperar que los propietarios de los vehículos satisfagan año a año (en la gran mayoría de los casos) ese reclamo cuando se cuenta con los medios para hacerlo. Sin embargo, en el ejemplo de Bahía Blanca, ruedan zonalmente bastante más de cien mil unidades (autos, camiones, motos, acoplados y otros) y las instalaciones existentes podrían cubrir a lo sumo, en los 12 meses, no más de 23 mil (trabajando a pleno las tres fosas, las ocho horas diarias, todos los días hábiles) tardando unos 20 minutos de promedio por revisión. ¿Con qué derecho puede multarse por esa falta?.
Una licencia de conductor está muy lejos de prevenir que alguien produzca un daño con su rodado. Es un recurso para recaudar y para hacer sentir una presión que no escapa a la voluntad disciplinante y represiva del aparato oficial.
Es decepcionante que no existan vías ni voluntades de reacción a estos excesos públicos. Y lo lamentable es que ocurre en todo el mundo algo parecido.
Somos sociedades sometidas por el miedo y el vigor del orden. En todos los ámbitos. Es hora de despertar.



sábado, julio 06, 2013

Ingeniería política

Pensemos en el arte y las técnicas que propone el ingenio. En ese sentido decimos ingeniería.
La imaginación de escenarios políticos internos y foráneos, la identificación de actores y conjuntos de fuerzas sociales, la comprensión histórica, la interpretación del presente y las proyecciones del porvenir de las sociedades serían el ámbito de la ingeniería política.
Es extraño darse cuenta que en las universidades públicas no existe una carrera que abarque ese mundo. A lo mejor, es la tradicional coherción conservadora, que dio origen al estilo disciplinante, correctivo y represor que nos domina, la causa básica de esa carencia.
Es hora de “ponerse los pantalones largos”. Deberíamos impulsar aquí y en toda Sudamérica la urgencia de organizar y coordinar proyectos de ese tipo.
Se trata de capacitarnos en generar objetivos y estrategias del largo plazo, con compromiso y permanencia para metas profundas de cambio. Habrá que salir de la hipocresía vestida de democracia que reina para caminar hacia una más auténtica democracia. Que el mañana se llene de equidad, paz y esperanzas. El Brasil de junio es la muestra mas choqueante de que las masas no son felices ni encuentran como acercarse a condiciones de dignidad.





El sistema político imperante es pobre como hacedor de reparaciones consistentes y durables e ilusiones que movilicen el futuro.
Si seguimos usando la Historia para justificar espacios de poder; si tratamos de entender la Economía menospreciando una fenomenología del poder, los gastos sociales en formar humanistas sólo seguirán siendo un malgasto.
Imaginemos cerreras de compromiso con la realidad y que entusiasmen a aquellos que necesitamos volcar a los demás nuestra voluntad de democracia.

Esta alternativa puede llevar a solucionar el vacío de los partidos, que nos dejó sin doctrinas ni escuelas de dirigentes. Las casas de estudio podrán pergeñar diagnósticos y alternativas y dejar que diferentes líneas de gestión social se identifiquen y los lleven adelante en cada proceso electoral.