jueves, agosto 25, 2011

Misteriosa China

Poco más de un año después de las huelgas que agitaron las fábricas de la provincia de Cantón, una nueva ola de manifestaciones sacude a China.

A finales de mayo, las protestas sociales, las reivindicaciones medioambientales y el rechazo a las discriminaciones étnicas estremecían a la región autónoma de Mongolia Interior. Tras varias jornadas de revueltas, el Gobierno se comprometió a desbloquear fondos para reforestar y alentar el desarrollo de las praderas, pero guardó silencio en cuanto a las normas medioambientales y las cuestiones étnicas.




Las redes sociales y particularmente QQ –un Twitter chino extremadamente popular– difundieron las escenas de violencia (coches quemados, uso de gases lacrimógenos por las fuerzas policiales) que habían filmado los habitantes. Espectaculares, estas manifestaciones simbolizan a la vez un aumento del descontento popular y una nueva energía represiva.

El año pasado, durante las huelgas que agitaron las fábricas de Cantón, el Gobierno central limitó las detenciones. El primer ministro Wen Jiabao incluso fustigó a las direcciones de grupos extranjeros como Honda o Foxconn Technology. Apoyó verbalmente las peticiones de aumento de sueldo. Algunas empresas entonces decidieron (o amenazaron con) deslocalizarse a Vietnam o Bangladesh, donde los trabajadores están aún peor pagados. Desde entonces, las reivindicaciones se diversificaron y se extendieron: escalada de precios –en especial los de los alimentos (11,5% en abril) –, corrupción, polución peligrosa para la salud, crecimiento continuo de las desigualdades, expropiaciones de tierras o de viviendas.

Los potentados locales esperan contenerlas mediante una represión cada vez más intensa, mientras que el poder central parece correr de incendio en incendio, aguardando evitar lo peor: el cuestionamiento del régimen en sí.  “Hay un sentimiento creciente de frustración en la población, al que [los dirigentes] son incapaces de responder enviando un mensaje coherente, unificador, incluso en el seno del Partido” (“Wave of unrest rocks China”, The Wall Street Journal, 14 de junio de 2011).
Sin duda alguna, el debate existe en el seno mismo del Partido Comunista Chino, reflejando la inquietud de una parte de las clases medias, pilar fundamental del poder: antaño más preocupadas por el enriquecimiento propio que por el destino de los más desfavorecidos, éstas advierten de los peligros de la fractura social y política, pues las diferencias de ingresos se vuelven insoportables. Investigadores, sociólogos y periodistas se movilizan, no para cambiar de régimen, sino para infundir más justicia social y para construir un Estado de derecho social.

domingo, agosto 21, 2011

Crece la extrema derecha

Dante M. Caputo publico hoy en Perfil:
La crisis económica mundial enfrenta a los países más desarrollados con un nuevo desafío político. Ha aumentado el rechazo de la opinión pública por las instituciones democráticas –presidentes, congresos y partidos– y se expanden electoralmente las fuerzas de la extrema derecha. Las finanzas y la especulación procesan y deciden más rápidamente que las instituciones democráticas. Esto exhibe la ineficacia de los dirigentes políticos, provocando su rechazo por la opinión pública.

No olvidemos que en EEUU la reacción a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 afectó seriamente la calidad democrática, especialmente, en el período de George W. Bush. La limitación de libertades y garantías incluidas en el Acta Patriota y la aceptación creciente de la tortura como práctica en los interrogatorios son algunos síntomas del deterioro de una sociedad que tiende a aceptar concesiones importantes en nombre del “orden y la seguridad”.
¿Quién ha ganado espacio en esta situación? La ultraderecha. En este caso, el Tea Party.
Este movimiento nació con posterioridad a que Obama asumiera el mando con la reiterada consigna: “Obama es un presidente de un solo mandato”. El nombre adoptado hace referencia a un grupo de colonos en Boston, que estuvo en el origen del movimiento independentista con una protesta, a comienzos de la década de 1770, contra los impuestos de la metrópolis británica para gravar el té. El nombre “Tea Party” evoca el espíritu nacionalista, la independencia del poder central y el rechazo a los impuestos. Estos son sus tres pilares doctrinarios.
En estos años, se han producido en Estados Unidos dos movimientos populares similares en la forma y opuestos en los contenidos. Ambos tienen su origen en nuestra idea inicial, la incapacidad del sistema político para resolver las consecuencias sociales de las crisis económicas. El primero, nació como una reacción a los años Bush, emergiendo con fuerza con el derrumbe financiero iniciado en 2007. La respuesta social fue una demanda de cambio profundo que se gestó en los movimientos sociales y se encarnó en la figura de Obama. Tan fuerte fue el proceso que primero venció a los Clinton en la primaria demócrata, luego barrió a los republicanos en la general y colocó al primer presidente negro de Estados Unidos. Ahora, cuando esa apuesta parece desilusionar, el péndulo va para el lado opuesto. Así se expande el segundo movimiento popular, el Tea Party.




La idea de que esta fuerza pudiera gobernar es difícil de aceptar. Pero tampoco, hace diez años, era imaginable que un presidente negro ocupara la Casa Blanca.Una de las bases del movimiento es su apoyo a la idea del Excepcionalismo Norteamericano. Esta es una doctrina que nació con los primeros colonos puritanos en el siglo XVII y marcó buena parte de la política de Estados Unidos. Podríamos comprimirla es una sola frase: Estados Unidos es una excepción, de modo que lo que se aplica al resto de las naciones no vale para ese país. Si se le agrega, lo que aún no ha pasado pero que sin duda sucederá, la propagación entre los estadounidenses de la idea de que China puede controlarlos, el carácter nacionalista del Tea Party encontrará una fuente inagotable de inspiración para quién sabe qué política exterior.
Por eso, cuando nos detenemos a discutir el avance de este movimiento estamos pensando en el impacto que puede tener en el sistema internacional.
En Europa, se desenvuelven sucesos similares. Vemos, por un lado, cómo se propagan protestas con una fuerte crítica a las instituciones. Por otro lado, crece también la extrema derecha. Si bien siempre existieron estos movimientos, eran, salvo excepciones, pequeños y marginales en la vida política. Eso ya no es así. En Noruega, país estremecido hace pocos días atrás por la matanza de militantes socialdemócratas, la extrema derecha –el Partido del Progreso– representa la principal fuerza de oposición. Este era un país típico de las llamadas democracias avanzadas de Escandinavia. Casi un modelo para el mundo. En Holanda, la derecha extrema –Partido por la Libertad– llega a casi el 30% del electorado. En Italia, los dirigentes de la Liga del Norte parte de la coalición de gobierno, apoyan abiertamente al responsable de las muertes de Noruega. En Francia, el Frente Nacional es el principal partido obrero del país.
Estos son países que vivieron las experiencias del nazismo y el fascismo. Para ellos, la extrema derecha no es abstracta. Tienen una historia dramáticamente vivida.
No es menor que sucedan estas cosas. El problema ya no son sólo ciertos dirigentes, sino las sociedades mismas. Mussolini, como todos sabemos, no nació de un repollo.

martes, agosto 16, 2011

La goleada pasajera

Dos cuestiones clave permiten entender lo que ocurrió el domingo.
CFK recibió un cuantioso caudal de votos. La oposición se extinguió. La mayoría votó una cuestión esencial: el ejercicio de la autoridad.


Autoridad y sistema político son los temas que estallaron ante el contundente escrutinio.
Somos una sociedad criada autoritariamente. Predominan las formas disciplinantes y represivas: en la escuela, en los grupos familiares, en el trabajo, en la universidad. Es valioso para el común ajustarse a lo que está dado. Aceptarlo. Algunas individualidades pueden destacarse e imponerse porque hay un mercantilismo que favorece su instalación y permanencia .
Pero la masa responde a la fuerza dominante. Esta sociedad asintió la brutalidad de procesos llevados a cabo por las fuerzas armadas cuando estallo el reclamo de orden.
Raúl R. Alfonsín abdicó aduciendo el "no saber, no querer, no poder". CS Menem se disolvió en la incontención del desbarajuste. Lo de De la Rúa no escapa a esta justificación. Conferida la autoridad, hay que cumplirla: para bien o para mal. Eso es básico en sociedades sin cultura política.
Argentina aceptó promover los cambios de autoridades civiles a través de espasmódicos  muestreos de figuritas. Cada vez más. En cada momento electoral surgen frentes y uniones que procuran imponer rostros y sonrisas. Y algunas promesas en la voluntad de corregir las grandes angustias: la inseguridad, el desempleo, la corrupción.
Sin partidos políticos instituidos, reconocidos, durables no es posible sostener un sistema de representatividad.
El deseable propósito de democracia choca en la Argentina con un agotado, vaciado esquema de casas políticas: las que creen proyectos, formen dirigentes, controlen representantes. Partidos (cuantos menos, mejor, quizá) que reflejen los intereses de los diversos sectores y que no dependan en su evolución de los patrocinantes más ricos y poderosos: porque éstos son el mal del sistema. Los monopolios nos han llevado a esta peligrosa degradación.
Las grandes concentraciones de riqueza corrompen a la sociedad. Dibujan un esquema ideal de desenvolvimiento político y social y, en el fondo, se adueñan de sus ejecutantes.
La victoria K es circunstancial, frágil. Debe enfrentar el fin del sueño económico y la crisis mundial ya pronosticada y temible. Y el agotamiento de los recursos desparramados en subsidios y prebendas. 
Pero, hoy sigue festejando la goleada ante un rival en descenso directo.

sábado, agosto 13, 2011

De Cumple

La Serenata de la Fidelidad. El homenaje artístico de valores de todo el mundo celebrando los 85 de Fidel Castro Ruz, en este mismo momento. En La Habana.




Rendimos respetuoso y cordial saludo al prócer socialista: un crítico valiente, un hacedor capacitado y admirado que sabe (y supo) mantener en alto una antorcha convocante. Festejamos su dignidad y su bravura conjuntamente con la gran mayoría de los hermanos cubanos. Sesenta años de lucha para plantarse ante los caprichos imperiales, logrando que su pequeña isla se transforme en motor de un difícil camino de Humanidad.
Fidel, ausente con aviso del Festival, es culpable de que el "Un millón de amigos" de Roberto Carlos se conviertiera en una cifra decididamente mezquina.