Los dones del Tata Morales son una de las riquezas populares sobresalientes. "Bajada de línea", su actual incursión en TV abierta, es un programa valioso. Abre temas que de interés actual y que merecen ser expuestos en pantalla. Víctor Hugo los plantea con elegancia y decencia.
El rioplatense cae en un error conceptual. Asume al periodismo como proselitismo político. La "bajada de línea" es la difusión que alguien comprometido con una idea pretende hacerla carne en los demás. Es propiamente una tarea política.
Víctor Hugo se molesta porque en algunas cuestiones no consigue "bajar línea": porque no descubre de qué lado tiene que pararse.
La equivocación consiste en confundir periodismo con proselitismo. Lo del elegante Tata estaría cumplido con exponer los modos alternativos de entender una situación. Se pasa de "periodista" cuando se transforma en propalador de una de esas vías de conceptualización.
El trabajo de "prensa" (como se suele sinonimar al periodismo) es ni más ni menos que el de la Universidad en la calle. Es presentar los caminos a la realidad, sin elegir por uno de ellos.
Son los partidos políticos, hoy vaciados y usurpados por los monopolios de la difusión (privados y públicos) los que votan y publicitan alternativas. Por eso no extraña que, como en el caso del apreciado uruguayo, se confundan los términos.