Notas de interés sociopolítico acerca de los caminos de fortalecimiento de la democracia. Incorporemos la fenomenología del poder a las disciplinas de interés humanista.
sábado, marzo 20, 2010
Los hermanos, seamos unidos
Una maestra, que llevo en la memoria con mucho cariño, nos decía que cuantas más palabras debamos usar para justificarnos, más se demuestra lo endeble de nuestra postura.
Desde principios de año, los ciudadanos comunes asistimos impávidos, azorados, al espectáculo de las exacerbadas lides políticas. Actores sumidos en un proceso de hostilidad creciente que, al parecer, no están en condiciones de controlar. Esto marca una amenaza a la paz social y agita la aniquilación de las instituciones obtenidas en el doloroso proceso de unidad iniciado por 1853.
Es que nadie parece querer ceder, aunque ello signifique la destrucción de la Nación misma. Y comprobamos con tristeza que puede más la conjugación del mesianismo de unos pocos, cegados ante la proximidad del abismo.
Cada vez con mas frecuencia los "prime donne" de este drama ensayan a través de los medios de difusión una puesta de escena cargada de frases grandilocuentes acompañadas de una carga de soberbia sobrepuesta a argumentos o razones.
Valdrá esperar alguna voz que se detenga a pensar que la ciudadanía ansía paz y prosperidad; que las instituciones de la República funcionen. Que el país no se detenga o destruya por impulso de quienes solo pretenden imponerse por la satisfacción de doblegar al oponente, sin importar el costo.
Que alguien, en estos momentos de discusión y encono, llame al sosiego, aplaque pasiones, y busque en el diálogo fecundo las alternativas que aguardamos desde el imborrable y no tal lejano 2001, cuando temimos la disolución nacional.
Lo esencial es a veces invisible a los ojos. Por eso merece reflexión que, en estos momentos de desencuentro, una plataforma petrolera de una potencia mundial busca petróleo en nuestra plataforma continental y un portaviones de la nación mas poderosa del mundo navega tambien nuestro mar. Será casualidad? Quizá valga recordar la premonición de Fierro: "...nos devoran los de ajuera".
El texto pertenece a Omar Alberto Gutiérrez, abogado puntaltense.