jueves, marzo 18, 2010

Homenaje sudamericano


El Presidente paraguayo Fernando Lugo galardonó a su compatriota Ananías Maidana con la Orden Nacional del Mérito en el grado de Gran Cruz . “Comandante de la Patria Rebelde, de ayer, de hoy y de siempre”, expresó el mandatario.
Lugo calificó al dirigente de “sinónimo caminante de la solidaridad del Paraguay que nace”, en referencia al proceso iniciado por su gobierno desde el 15 de agosto del 2008.
Ananías, de 86 años, participó del homenaje en un lugar prohibido para muchos luchadores sociales hasta hace apenas año y medio, mientras su memoria iba repasando los dulces y duros momentos de su vida de permanente lucha, de exilio.
“Valoro tu corazón patriota que está lleno de esperanza”, fue diciendo Lugo, frente a ese hombre digno, con más de veinte años encarcelado y que, hoy, es uno de los más esclarecidos puntales del debate guaraní.
Ananías recordó que estuvo obligado a presenciar el asesinato de compañeros, la destrucción de muchos y la permanente humillación de familiares y amigos.
Durante los años de cautiverio, dijo, fue sistemática la amenaza de ser ejecutado, al igual que su hermano  Antonio, quien , en plena Operación Cóndor, fue secuestrado y asesinado en Buenos Aires por la dictadura militar.
“Su partido (Comunista de Paraguay), su entorno, reflejaron una dación sin límites que no tiene parangón en nuestra historia, porque demostraron que la lucha contra la opresión y por la dignidad del ser humano, se discute con el precio de la propia existencia”, prosiguió Lugo.
“Soy Presidente gracias a la luz que enseñaron usted y otros héroes” abriendo este camino de la emancipación y la justicia social, que no se detiene porque representa la recuperación de nuestro Paraguay”, enfatizó .
A veintiún años del Golpe contra Alfredo Strossner, los hechos demuestran que los herederos del brutal dictador lo superaron en fechorías, aunque disminuyeron la represión,  pues se ha seguido torturando, hay más de cien militantes sociales asesinados.
“El comunismo, simple utopía de un mundo fraterno”, dijo el ex Obispo, "te permite Ananías, tener ese rostro que no ha cosechado ni un milímetro del odio que tus verdugos le sembraron a la fuerza, a quienes sigue condenando tu mirada de paz, forjada en la peor y más desigual y cruel lucha”.
Mención muy sentida dirigió Ananías a la lucha de las mujeres, que levantaron el país destruido por la invasión de los ejércitos de Brasil, Argentina y Uruguay entre 1864 y 1870, en la llamada Guerra de la Triple Alianza, una agresión infame, que se soldó en un genocidio, un etnocidio y un ecocidio.
De un millón 300 mil pobladores, desapareció un millón, entre muertos y raptados por los brasileros, que los llevaron de esclavos, dejando sólo ancianos, mujeres y niños hambrientos, en un país que, menos de una década atrás, era ejemplo de desarrollo económico y cultural, probablemente un pecado de rebeldía intolerable para la oligarquía regional de la época, obediente del imperio británico.