Y, sí. La guerra del Paraguay fue una vergüenza que nos dejó de yapa la fiebre amarilla, "donada" por los batallones de brasileños ( todos negros por supuesto). Al imperio le costó la sangría de la mano negra esclava que a la larga los arruinó, porque la mano servil les permitía vender el algodón barato a las hilanderías de Manchester. Quien ganó la guerra ( y la provocó) fue Inglaterra que consiguió la "ley de los mares" como diría Carlos Antonio López ( el padre de Francisco Solano). Destruyeron el ferrocarril y ...la fundición de hierro de Ibicuy....Imaginar:, el hierro fundido por mestizos, y encima en un país que era proteccionista rodeado de naciones americanas entregadas al libre comercio impuesto por la rubia albión. Todo un escándalo en esa época. Y además, en Paraguay, el extranjero no podía ser propietario. Impresionante. Cómo no los iban a destruir... y de yapa con las tropas cipayas de Argentina, Brasil y Uruguay juntos. Porque el ejército de Carlos Antonio López era la primera potencia militar de Sudamérica. Y los vapores ( flota de vapor en manos paraguayas) podían cerrarle tranquilamente los ríos a los ingleses, brasileños y todas las naciones de entonces. Y además tenían Humaitá, la fortaleza que les cerraba el paso a Asuncíón, la misma que los brasileños le fabricaron casi gratis a López para evitar la invasión de Rosas.
Por entonces el peso paraguayo, reflejo de una nación rica, se cotizaba a 3,5 francos franceses por unidad. La relación de intercambio estaba basada en el poder comercial de la caoba y otras maderas de calidad de los bosques paraguayos que "eran propiedad del Estado". Por supuesto que también vendían otras materias primas. En fin, una nación rica, proteccionista y con un bienestar impresionante que se daba el lujo de becar a los estudiantes mas avanzados en las universidades de Europa. Y el podería militar además era tremendo. Como Inglaterra no podía vencerlos sola, por las pérdidas que le provocaría el paraguayo en guerra defensiva de fortificaciones, nos usaron a nosotros.
Y en la actualidad, Lugo, está gobernando un país en el que la minoría selecta posee más de la mitad de la tierra. Cuando se desgaste, volverá la derecha. Es cuestión de tiempo.
La ilustración: Francisco Solano López.
Este comentario es obra de Omar Alberto Gutiérrez, abogado.