domingo, abril 26, 2009

Fuerza, Maestro


Llamó la atención que al proclamarse como gran candidato a la presidencia del 2011, "Lole" Reutemann anunciara que su proyecto será el de Luiz Inazio Lula Da Silva.
Enseguida pensamos cuánta ignorancia nos domina en relación a lo que es Lula, hoy, y su Brasil.
Leímos.
“Nosotros limpiamos nuestra casa. Ellos no. Pasaron las tres últimas décadas diciéndonos que necesitábamos hacer nuestra tarea. Ellos no la hicieron. No quiero ser verdugo de Bush, pero necesito saber cómo debo programarme. (Los países ricos) necesitan asumir su responsabilidad pues (los países pobres) no pueden convertirse en las víctimas del casino instituido por la economía estadounidense.” Eso dijo, obviamente, sobre la crisis que impera en el escenario mundial.
Plantearemos groseramente, en primer lugar, resultados económicos (en despecho de los propósitos educativos que se destacan más abajo): el gobierno de Lula ha logrado baja inflación y alta tasa de crecimiento de PIB, como también la reducción del desempleo, una mayor división de ingresos y aumentos de la balanza comercial. Promueve el incentivo de las exportaciones y la creación de microcréditos, entre otros. Pero su medida económica más notoria ha sido la de liquidar anticipadamente el pago de las deudas con el Fondo Monetario Internacional y el BIRF.
Puntualizando objetivos del reelecto mandatario, tenemos:
a) En el plano internacional, el gobierno de Lula ha intentado buscar el liderazgo entre los países en desarrollo y hacer frente a los más ricos. Lula se ha caracterizado por enfrentar las barreras de precios que mantienen los países de América del Norte y Europa hacia las mercaderías provenientes de la periferia.
b) La integración del Mercosur, siendo uno de los principales promotores de la inclusión de Venezuela en el esquema. En la cumbre de julio 2006 y en ocasión de la inclusión venezolana se mostró partidario de una América Latina más independiente, marcando distancia de la expansión estadounidense, como lo hace al oponerse a la propuesta del ALCA.
c) Búsqueda de nuevas rutas comerciales con el mundo Árabe y África.
d) Lula es promotor de la reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, buscando que Brasil sea un miembro permanente del mismo.

En materia de programas sociales, Lula está haciendo de Brasil un país menos desigual; y de acuerdo con estimaciones de organismos mundiales, la tasa de pobreza del año 2007 bajo un 11% comparada con el 2006.
Su principal herramienta, la Beca Familia, que tenía como objetivo atender a 13,2 millones de familias, es considerado el mayor programa de transferencia de renta del mundo, contando en sus inicios con recursos de unos 10,5 billones de reales.
El esfuerzo inició en 2003 con el Programa Hambre Cero, una estrategia que comprende más de 50 acciones, desde el fortalecimiento de la agricultura familiar y la merienda escolar a la Beca Familia.
El principio orientador, la alimentación como un derecho humano, fue consolidado en la Ley Orgánica de Seguridad Alimentaria, que creó un sistema nacional, articulando gobiernos y sociedad en acciones contra el hambre y estableciendo formas de monitorear la situación nutricional de la población.

Lula afirmó: "queremos incluirlo en la Constitución", agregando ese derecho a las garantías sociales como educación, salud, trabajo y previsión social, para hacerlo "irreversible". El CONSEA, órgano consultivo de la Presidencia, con 19 ministros y 38 representantes de la sociedad, cumple un papel clave en el proceso. Fue recreado por Lula en 2003, se va organizando en los planos estadual y municipal como instrumento de participación social y generación de políticas intersectoriales.

En el campo de la educación Lula da Silva ha conseguido alcanzar fuertes niveles de escolarización en todos los ámbitos, tanto universitarios como primarios, y en muchas regiones del país. En solo 36 meses la población no escolarizada ha sido reducida de entre 18% y 29%, considerando el grupo de 4 a 17 años de edad.
Con la creación del FUNDEB (Fondo de Manutención y Desenvolvimiento de Educación Básica), se espera atender 47 millones de estudiantes brasileños, con inversiones anuales de hasta R$ 7,3 billones.
En el área de educación superior, el PROUNI (Programa Universidad Para Todos), se destaca como el mayor programa de becas de estudio de la historia de la educación brasileña y latino americana, posibilitando el acceso de millares de jóvenes a la educación y estimulando el proceso de incluirse en la sociedad. Ya en 2007, el PROUNI ofreció 265 mil becas de estudio en 1.985 instituciones en todo el país. El gobierno también invirtió en la creación de 11 nuevas Universidades públicas federales, favoreciendo el acceso a educación de calidad, pública y gratuita a los brasileños del interior. Actualmente, las universidades federales, ofrecen 135 mil plazas gratuitas.

La tasa de mortalidad infantil bajó de 69% a 21,2%, lo que significa que, mientras en 1980 70 niños morían en cada grupo de mil nacidos vivos (antes de completar un año), en el 2007 esta proporción bajó a prácticamente 21 defunciones para un grupo de mil habitantes.

El actual gobierno liberó numerosos trabajadores esclavos. En las acciones de los fiscales del trabajo, cerca de 12.400 trabajadores en estado de esclavitud o trabajo degradante fueron liberados a partir del 2003.

Su segundo período presidencial quedó legitimado un 48.61 por ciento de los votos contra un 41.64 por ciento del socialdemócrata Geraldo Alckmin, por lo que se debió realizar otra vuelta electoral. Allí obtuvo el 60,82 por ciento de los votos populares, convirtiéndose en el presidente de Brasil hasta el año 2011, nuevamente, con el mayor número de votos de la historia democrática brasileña (más de 58 millones de sufragios).

Recomendamos revisar www.mercosurnoticias.com para una lectura más completa de la actualidad brasileña.

jueves, abril 16, 2009

De éso no se habla


Durante los primeros días de Marzo, Cuba fue sede del XI Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo.
Los norteamericanos Edmund Phelps (EEuu, casado con una argentina) y Robert Mundell (canadiense), Premios Nobel de Economía 2006 y 1999, respectivamente, asistieron por tercera vez a la reunión anual impulsada originalmente por Fidel Castro.
Más de mil quinientos economistas y representantes de organismos internacionales se congregaron en La Habana.
El día previo al cierre, el ex Presidente cubano recibió al argentino Atilio Borón, Doctor en Ciencias Políticas, Profesor Titular de Teoría Política y Social, director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales, PLED.
Tras la charla, Castro Ruz dio a conocer sus reflexiones sobre la coyuntura internacional. Borón destaca de ellas:

Las causas (las de la situación mundial) son estructurales: es una crisis de superproducción y a la vez de subconsumo. No por casualidad estalló en EEUU, porque este país hace más de treinta años que vive artificialmente del ahorro externo, del crédito externo, y estas dos cosas no son infinitas: las empresas se endeudaron por encima de sus posibilidades; el Estado se sobreendeudó para hacer frente no a una sino a dos guerras (no sólo sin aumentar los impuestos sino que reduciéndolos). Los ciudadanos son sistemáticamente impulsados a endeudarse para sostener un consumismo desorbitado, irracional y despilfarrador.
A estas causas estructurales hay que agregar la acelerada financiarización de la economía, la irresistible tendencia hacia la incursión en operaciones especulativas cada vez más arriesgadas. Descubierta la ‘fuente de juvencia’ del capital gracias a la cual el dinero genera más dinero prescindiendo de la valorización que le aporta la explotación de la fuerza de trabajo y, teniendo en cuenta que enormes masas de capital ficticio se pueden lograr en cuestión de días, la adicción del capital lo lleva a dejar de lado cualquier cálculo o cualquier escrúpulo.
Las políticas neoliberales de desregulación y liberalización hicieron posible que los actores más poderosos que pululan en los mercados impusieran la ley de la selva. Se dio una enorme destrucción de capitales a escala mundial, caracterizándoselo como una ‘destrucción creadora’. Lo que estamos viviendo es la fase inicial de una larga depresión, y la palabra recesión, tan utilizada recientemente, no captura en todo su dramatismo lo que el futuro depara para el capitalismo.
Este proceso no es neutro pues favorecerá a los mayores y mejor organizados oligopolios, que desplazarán a sus rivales de los mercados. La ‘selección darwiniana de los más aptos’ despejará el camino para nuevas fusiones y alianzas empresariales, enviando a los más débiles a la quiebra.
Habrá acelerado aumento del desempleo. En Estados Unidos la recesión ya destruyó 3,6 millones de puestos de trabajo. La mitad durante los últimos tres meses. Varios Estados centroamericanos, así como México y Perú, por sus estrechos lazos con la economía estadounidense, serán fuertemente golpeados por la crisis.
Otras fuentes de propagación de la crisis en la periferia son la caída en los precios de las commodities que exportan los países latinoamericanos y caribeños, con sus secuelas recesivas y el aumento de la desocupación.
Se conjuga con una profunda crisis energética que exige reemplazar al actual, basado en el uso irracional y predatorio del combustible fósil.
Esta crisis coincide con la creciente toma de conciencia de los catastróficos alcances del cambio climático.
Agréguese la crisis alimentaria, agudizada por la pretensión del capitalismo de mantener un irracional patrón de consumo que ha llevado a reconvertir tierras aptas para la producción de alimentos para ser destinadas a la elaboración de agrocombustibles.
Obama reconoció que no hemos tocado fondo todavía, y Michael Klare, escribió en días pasados que ‘si el actual desastre económico se convierte en lo que el presidente Obama ha denominado década perdida, el resultado podría consistir en un paisaje global lleno de convulsiones motivadas por la economía.’
Se abre un largo período de tironeos y negociaciones para definir de qué forma se saldrá de la crisis, quiénes serán los beneficiados y quiénes deberán pagar sus costos.
China puede llegar a jugar un papel positivo para la estrategia de recomposición de los países de la periferia. Beijing está gradualmente reorientando sus enormes energías nacionales hacia el mercado interno. Por múltiples razones que serían imposibles discutir aquí es un país que necesita que su economía crezca al 8 % anual, sea como respuesta a los estímulos de los mercados mundiales o a los que se originen en su inmenso –sólo parcialmente explotado- mercado interno. De confirmarse ese viraje es posible predecir que China seguirá necesitando muchos productos originarios de los países del Tercer Mundo, como petróleo, níquel, cobre, aluminio, acero, soja y otras materias primas y alimentos.
Hoy, la hegemonía y la dominación están claramente en manos de USA. Es el único garante del sistema capitalista a escala mundial. Si USA cayera se produciría un efecto dominó que provocaría el derrumbe de casi todos los capitalismos metropolitanos, sin mencionar las consecuencias en la periferia del sistema. En caso de que Washington se vea amenazado por una insurgencia popular todos acudirán a socorrerlo, porque es el sostén último del sistema y el único que, en caso de necesidad, puede socorrer a los demás.
Estamos en presencia de una crisis que es mucho más que una crisis económica, o financiera. Se trata de una crisis integral de un modelo civilizatorio que es insostenible económicamente; políticamente, sin apelar cada vez más a la violencia en contra de los pueblos; insustentable también ecológicamente, dada la destrucción, en algunos casos irreversible, del medio ambiente; e insostenible socialmente, porque degrada la condición humana hasta límites inimaginables y destruye la trama misma de la vida social.
La respuesta, por lo tanto, no puede ser sólo económica o financiera. Las clases dominantes harán exactamente eso: utilizar un vasto arsenal de recursos públicos para socializar las pérdidas y reflotar a los grandes oligopolios. Encerrados en la defensa de sus intereses más inmediatos carecen siquiera de la visión para concebir una estrategia más integral.

jueves, abril 02, 2009

Juan Gelman denuncia


El poeta argentino, Premio Cervantes 2007, ha escrito recientemente:

El belicismo es la ideología dominante de la Casa Blanca: ocupa el 48 por ciento de los gastos militares del planeta. Le siguen Europa con el 20 por ciento, China con el 8, Rusia con el 5 (por ahora) y América latina con el 3 por ciento. Esos gastos constituyen el 54 por ciento del presupuesto nacional estadounidense del 2009, contra 6,2 para educación y 5,3 para salud pública, proporciones que no se observan en ningún otro país de la Tierra. El viejo dicho dice que quien quiera la paz debe prepararse para la guerra. EE.UU. prepara guerras, no más.

Inmediatamente después de asumir la presidencia, Barak Obama fue más lejos que G.W. Bush y aumentó el número y la intensidad de los ataques de aviones no tripulados contra las áreas tribales paquistaníes que limitan con Afganistán (The New York Times, 20/2/09). Los mandos militares se proponen ahora bombardear otras zonas, por ejemplo Quetta, capital de la provincia de Beluchistán, y sus alrededores (The New York Times, 17/3/09). Esto provocaría ásperas reacciones de los paquistaníes: Quetta es una ciudad y no el territorio de pashtunes alejado del centro del país.

Casi 30 mil efectivos norteamericanos se sumarán a los que ya combaten en Afganistán y unos 50 mil permanecerán en Irak cuando finalice “la retirada” prometida por Obama en su campaña electoral. EE.UU. no va a disminuir su inversión guerrera, que ha batido ya todos los records desde la Guerra Mundial II. Datos de la Government Accountability Office (GAO, por sus siglas en inglés), encargada de supervisar los gastos del Ejecutivo, indican que el Pentágono ha desembolsado 685.000 millones de dólares desde el 2001 para las guerras en curso y operaciones “antiterroristas” en el Cuerno de Africa y las Filipinas (Reuters, 30/3/09). También para el logro de armas nuevas como el caza F-22, que no cuesta demasiado: apenas 400 millones cada aparato (The New York Times, 31/3/09). La crisis económica no castiga al complejo militar-industrial, como lo bautizara el general Eisenhower.

Obama habló con cierto descuido en el programa Face the Nation del lunes pasado: prometió que continuaría lanzando ataques en Pakistán, pero sólo después de consultar con el gobierno de Islamabad, y declaró que la nueva estrategia que los incluye “no modifica el reconocimiento de Pakistán como un Estado soberano” (www.cbsnews.com, 30/3/0). Pareciera que la cuestión de la soberanía se entiende de diferentes maneras. O está definitivamente herrumbrada.