Hace una hora que estamos velando a Ramón. No pudo superar una cirugía importante.
Ramón fue un símbolo. Disfrutó y defendió la democracia. Como profesional, docente, padre, amigo, empresario.
Supo apasionarse por su verdad y la enalteció sin miedos ni soberbias.
Ramón Kahan va a ser recordado en la universidad bahiense; va a ser homenajeado en la arena política. Sobre todo, cuando se recojan los frutos del diálogo de todos los credos.
Lució como compañero de Kuki Malamud, a quien consagró mamá tres veces.
Mostró siempre capacidad crítica y creatividad. Y una voluntad de querer que lo harán inolvidable.
Se nos fue sin remedio. Nos satisface su alma como ejemplo. ¿Qué más se le podría pedir?