viernes, octubre 20, 2006

Genio, de paseo por el Malecón

La Boheme, Buen Aniversario, Yo te daré calor, Isabelle o Venecia sin ti, fueron canciones de toda una generación de enamorados del amor y La Mamma nos hacía adorar más aún a nuestras progenitoras.
Pero 82 son muchos años y Aznavour los ha sabido aprovechar bien, porque en verdad es incansable: más de 600 canciones, 60 filmes, igual cantidad de series para la televisión y hasta una autobiografía forman parte de su extensa obra.
Si se le pregunta ahora por sus proyectos para el futuro, afirma con toda serenidad que eso es propio para cuando una persona tiene 20 años, pero a su edad se debe vivir en el presente, a plenitud, listo para seguir ejecutando la profesión.
Ya antes de esta experiencia cubana, Aznavour había grabado una canción con el mítico Compay Segundo, incluida en su CD Duettos. Pero no le bastó y aceptó grabar con Chucho Valdés, por quien dice sentir una gran admiración, que el director de Irakere confirma que es recíproca.
Chucho, por cierto, no pudo estar presente en la rueda de prensa que Aznavour ofreció como despedida. Su ausencia se debió a que se encuentra en Roma, donde acaba de ser investido como Embajador de Buena Voluntad de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En apenas 10 días de trabajo conjunto, estos dos monstruos de la música aprovecharon al máximo el tiempo y ahí quedaron casi listos los 12 temas de un disco que aún no ha sido bautizado.
Los textos, cuenta Aznavour, tratan acerca de la ecología y los emigrantes, aspectos que mucho le preocupan, porque están a la orden del día en todo el Planeta.
Se destruye el medio ambiente y los emigrantes son maltratados en los países causantes de su éxodo.
"Como hijo de armenios sufrí todo lo que sufren hoy los emigrantes que convulsionaron a París el pasado año, en reclamo de sus derechos.
"Eso tengo que narrarlo en mis canciones, porque las canciones quedan y penetran por las paredes, mientras que las noticias se olvidan al día siguiente o se difunden mal.
"Creo que estas letras, con música cubana, van a pegar mucho".
Acerca de la posibilidad de ofrecer un concierto en Cuba dijo que para él sería un alto honor y que posiblemente se materialice cuando el disco esté terminado.
Asimismo afirmó que sentía el orgullo de que al caminar por las calles habaneras las personas lo reconocían de inmediato y muchas lo saludaban tarareando sus canciones, principalmente el fragmento de "qué profunda emoción…"
Como despedida, la directiva y trabajadores del Hotel Nacional de Cuba le entregó un Bastón de Honor por su Fidelidad al Arte, gesto que agradeció este Señor de la Canción que no olvida ni traiciona sus orígenes y a quien hoy decimos hasta luego con la nostalgia de expresarle: "Regresa pronto, amigo Charles Aznavour, que La Habana se queda sin ti…"
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