miércoles, octubre 25, 2006

Conspiración


El auge de los camiones derivó de las políticas conservadoras de la administración menemista que desgüazaron la red ferroviaria nacional contra toda lógica de modernidad.
En esos años también se desarticuló la industria, provocando el desempleo de millones de trabajadores que, al mismo tiempo, en nombre de la flexibilización laboral perdieron los derechos que los protegían desde mediados del siglo XX y les cancelaron por desocupados su afiliación a los sindicatos, los que a su vez dejaron de ser la “columna vertebral” del peronismo porque en los años ’90 la política le cedió el mando a la idolatría de mercado, o sea a los grupos empresarios de mayor concentración económico-financiera.
La CGT que le hizo una docena de huelgas generales a la administración alfonsinista, asistió sin chistar, salvo excepciones, al vendaval conservador que arrasó con los empleos, la protección legal y las condiciones de vida de enormes porciones de sus bases. Esas transformaciones retrógradas modificaron además la composición de los gremios, porque los de servicios predominaron sobre los industriales, pero cada trabajador temía ser expulsado del empleo si molestaba al patrón.
Los principales focos de resistencia en esa época fueron protagonizados por los dependientes del Estado, con los docentes en la avanzada.
Los luchadores tuvieron que crear su propio espacio orgánico, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) que consolidó su existencia práctica pero nunca, bajo ningún gobierno de la democracia refundada en 1983, obtuvo la personería legal que autorizaba a negociar convenios colectivos de trabajo.
Los empresarios preferirían que no existieran sindicatos pero si tienen que elegir optan por las burocracias que prefieren conservar sus particulares privilegios antes que los conflictos de clase. Así quedó establecida una tríada –Estado, empresas y sindicatos– que tiene sus propias contradicciones pero que se articula en los negocios comunes, uno de los cuales consiste en impedir una verdadera renovación, con plena democracia, de la corporación que fundó Perón en sus orígenes para desplazar a las izquierdas y para contener a la emigración de origen rural que venía en busca de mejores horizontes en las fábricas metropolitanas.
Para defender posiciones, también para saldar diferencias de territorio con sus pares, las burocracias gremiales crearon fuerzas de choque que sirven para romper huelgas (el Hospital Francés es el último caso), atacar a los rivales o cubrirles las espaldas.
Lo más parecido –con vasos comunicantes inclusive– son las “barras bravas” del fútbol que han terminado por apropiarse del espectáculo, “apretar” directores técnicos, jugadores y hasta directivos.
A medida que se consolidaba el transporte de cargas por camiones y el de pasajeros por ómnibus, Hugo Moyano y Juan Manuel Palacios (UTA) consolidaron su propia alianza para apoderarse de los controles de ambas actividades casi monopólicas. En ese trayecto, también tuvieron que apartarse por un tiempo de la CGT, fundando su propia fracción (MTA) que en las elecciones presidenciales de 1983 apoyó a Rodríguez Saá. Cuando tuvieron asegurado el control, renegociaron con los llamados “Gordos” (Barrionuevo, Martínez, Cavalieri y otros) y reunificaron los aparatos, aunque las competencias nunca desaparecieron, como lo podría testificar Susana Rueda (Sanidad) que formó parte de un tríptico con Moyano y Lingeri, que al fin se quedaron con el sello tradicional de la CGT.
Desde ahí, el jefe de los camioneros decidió beber de la poción “K”, a cambio de generoso aprovisionamiento de recursos y de influencias, mientras que Luis Barrionuevo, punto alto de la burocracia cegetista, recibió en Catamarca con huevos y tomates a la senadora Cristina Fernández de Kirchner durante la campaña electoral por esa gobernación. De todos modos, la representación obrera está lejos de ser completa, aunque más no sea porque casi la mitad de los trabajadores figura en la economía informal, en “negro”, lo que implica que tampoco aparecen en los padrones de aportistas sindicales.
Sin estos antecedentes, los sucesos del 17 de octubre en la quinta de San Vicente son reducidos a una “conspireta”, denominación usada hace varias décadas para identificar a los que conspiraban para apropiarse del poder sin ninguna posibilidad real de realizar el sueño. Moyano tiene enemigos, como le pasa a todo el que “parte, pero no reparte”, además de los sindicalistas que siguen aspirando a ocupar un tercio de las listas electorales, como antaño, aunque ya no puedan ser la columna vertebral de nadie porque las experiencias le implantaron vértebras de caucho. Néstor Kirchner tiene también una gama de elementos hostiles que van desde los que desplazó en su ascenso al poder hasta las corporaciones, no sólo empresariales, que sienten fastidio por su política de derechos humanos, por su retórica sobre la distribución de ingresos con equidad y por sus alianzas sudamericanas, sobre todo con Chávez y Evo Morales.
En un reciente comentario sobre el México poselectoral, el escritor Carlos Fuentes asegura que “una lección fundamental de nuestra historia es que con Washington sólo se negocia de pie y mirándoles a los ojos. La genuflexión sólo merece desprecio y fracaso” (El País, 18/10/06), pero el agudo analista deja de lado que mantenerse de pie también tiene sus costos.
De este abanico, a gusto, pueden elegirse a los miembros de la conspireta de San Vicente, pero además la conclusión que cada quien elija debería reconocer que si hubo éxito en exhibir la cara repulsiva de la violencia mafiosa se debió a la incapacidad de los organizadores, restringidos como están a dirimir diferencias por la fuerza, y a la inoperancia de los organismos de seguridad, en primer lugar la SIDE otra vez, que deben velar por la integridad de la investidura presidencial. Al día siguiente, el Presidente habló de soledad, aunque quizá sería más preciso decir que tuvo pésimas compañías, que de tanto en tanto necesita consejeros capaces de contradecirlo y que esté dispuesto a escucharlos.
El daño ya está hecho y, después de tragar el sapo, ahora hay que reparar las brechas abiertas, sobre todo frente a la sociedad. En lugar de presentarse como víctimas, papel que no les queda a Kirchner ni a Moyano, corresponde una ofensiva política que lleve tranquilidad a la población y ponga en caja a los promotores del bochorno, además de llevar a la cárcel al mayor número posible de revoltosos, con penas ejemplarizadoras. Esta es una oportunidad para que truene el escarmiento, según la conocida sentencia de Perón, y es seguro, si hay voluntad de castigo, que no van a faltar testigos de cargo.
De paso, sería una buena oportunidad para disolver a la SIDE y organizar un servicio inteligente con propósitos vinculados a la democracia, mientras George W. Bush auspicia la legalización de la tortura. La ocasión serviría, además, para promover la democratización sindical, otorgando la personería legal a la CTA para empezar, en lugar de condenarse, una vez más, a elegir al más domesticado, por codicia, entre los peores. No hay duda que tarde o temprano llegará la batalla, cuando los intereses económicos que sostienen a la mayor parte de la añosa burocracia sindical decidan que Kirchner tiene que ser disciplinado para que no se exceda en sus concesiones “populistas”. Lo más probable es que ningún cambio ocurra, porque la dirigencia política que debería acompañar esta transformación continúa ensimismada en sus tejes y manejes, dimes y diretes, para conservar la poltrona que ocupan o ganarse una. El compromiso principista de la militancia es una virtud escasa en estos tiempos.
La oposición volvió a perder la oportunidad de sacar provecho de la situación en beneficio de la democracia. La derecha, por supuesto, aprovecha cada ocasión para elevar la demanda de amnistía completa para los criminales del Proceso, mientras continúa el flujo de intimidaciones en el país y, lo que es peor, J. J. López, Tito para su familia, sigue sin aparecer y, de a poco, la demanda por su vida va quedando en manos de los organismos de derechos humanos y de partidos de izquierda. La oposición, aparte de algunas declaraciones, tampoco moviliza a nadie. En esta ocasión, los reflejos apenas les alcanzaron para culpar al Presidente, a ver si de ese modo le hacen perder votos, pero se olvidaron de los caciques sindicales, de los servicios de seguridad y de toda otra política que mejore a las instituciones de la democracia y garantice la seguridad de las personas. ¿Pueden creer acaso que disminuyen la incertidumbre ciudadana presentando a Kirchner como un foco de violencia? ¿Piensan de verdad que cualquiera de ellos merece más confianza de los votantes si lo único que buscan es deteriorar al Presidente, conservando todo lo demás como está? Roberto Lavagna, la gran esperanza blanca de muchos empresarios y de algunos vectores de clase media, también descendió a esa opinión fácil: “Si las mafias entraron en la Casa Rosada, es porque alguien les abrió la puerta”, declaró. Lástima que no avisó nada durante los treinta meses que fue ministro de Economía, período durante el cual su relación con el mundo obrero consistió en oponerse a los aumentos de salarios y jubilaciones porque serían, a su juicio, factores de inflación. Ahora, en calidad de candidato vocacional a la presidencia, presentó un programa en la Sociedad Rural cuya enumeración dice educación, justicia social, distribución de la riqueza, trabajo, seguridad, instituciones. Con semejantes capítulos, si aquello fue todo lo que tiene para decir de lo que emergió en San Vicente debe ser porque tiene los títulos pero aún no escribió el libro. En un mundo “donde sólo el veinte por ciento de la población mundial recibe el ochenta por ciento del ingreso mundial y tres mil millones de seres humanos –la mitad de la población de la tierra– vive en grados diversos de pobreza” (C. Fuentes, op. cit.), hace falta mucho más que retóricas redentoras o riñas de gallos. Según Bill Clinton, con el 0,5 por ciento anual del producto bruto de los países más ricos, en un par de décadas no quedarían pobres en el mundo. Más modestos, si aquí, en el extremo austral de Occidente, el sector del trabajo recibe la mitad de la riqueza que produce el país, con empleos dignos, buenas escuelas y hospitales, no habrá mausoleo en llamas que pueda ventilar espectros del pasado.

Publicó "Página/12" sobre texto de J.M. Pasquini Durán

sábado, octubre 21, 2006

viernes, octubre 20, 2006

Genio, de paseo por el Malecón

La Boheme, Buen Aniversario, Yo te daré calor, Isabelle o Venecia sin ti, fueron canciones de toda una generación de enamorados del amor y La Mamma nos hacía adorar más aún a nuestras progenitoras.
Pero 82 son muchos años y Aznavour los ha sabido aprovechar bien, porque en verdad es incansable: más de 600 canciones, 60 filmes, igual cantidad de series para la televisión y hasta una autobiografía forman parte de su extensa obra.
Si se le pregunta ahora por sus proyectos para el futuro, afirma con toda serenidad que eso es propio para cuando una persona tiene 20 años, pero a su edad se debe vivir en el presente, a plenitud, listo para seguir ejecutando la profesión.
Ya antes de esta experiencia cubana, Aznavour había grabado una canción con el mítico Compay Segundo, incluida en su CD Duettos. Pero no le bastó y aceptó grabar con Chucho Valdés, por quien dice sentir una gran admiración, que el director de Irakere confirma que es recíproca.
Chucho, por cierto, no pudo estar presente en la rueda de prensa que Aznavour ofreció como despedida. Su ausencia se debió a que se encuentra en Roma, donde acaba de ser investido como Embajador de Buena Voluntad de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En apenas 10 días de trabajo conjunto, estos dos monstruos de la música aprovecharon al máximo el tiempo y ahí quedaron casi listos los 12 temas de un disco que aún no ha sido bautizado.
Los textos, cuenta Aznavour, tratan acerca de la ecología y los emigrantes, aspectos que mucho le preocupan, porque están a la orden del día en todo el Planeta.
Se destruye el medio ambiente y los emigrantes son maltratados en los países causantes de su éxodo.
"Como hijo de armenios sufrí todo lo que sufren hoy los emigrantes que convulsionaron a París el pasado año, en reclamo de sus derechos.
"Eso tengo que narrarlo en mis canciones, porque las canciones quedan y penetran por las paredes, mientras que las noticias se olvidan al día siguiente o se difunden mal.
"Creo que estas letras, con música cubana, van a pegar mucho".
Acerca de la posibilidad de ofrecer un concierto en Cuba dijo que para él sería un alto honor y que posiblemente se materialice cuando el disco esté terminado.
Asimismo afirmó que sentía el orgullo de que al caminar por las calles habaneras las personas lo reconocían de inmediato y muchas lo saludaban tarareando sus canciones, principalmente el fragmento de "qué profunda emoción…"
Como despedida, la directiva y trabajadores del Hotel Nacional de Cuba le entregó un Bastón de Honor por su Fidelidad al Arte, gesto que agradeció este Señor de la Canción que no olvida ni traiciona sus orígenes y a quien hoy decimos hasta luego con la nostalgia de expresarle: "Regresa pronto, amigo Charles Aznavour, que La Habana se queda sin ti…"
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viernes, octubre 13, 2006

Hasta siempre, Ramón

Hace una hora que estamos velando a Ramón. No pudo superar una cirugía importante.
Ramón fue un símbolo. Disfrutó y defendió la democracia. Como profesional, docente, padre, amigo, empresario.
Supo apasionarse por su verdad y la enalteció sin miedos ni soberbias.
Ramón Kahan va a ser recordado en la universidad bahiense; va a ser homenajeado en la arena política. Sobre todo, cuando se recojan los frutos del diálogo de todos los credos.
Lució como compañero de Kuki Malamud, a quien consagró mamá tres veces.
Mostró siempre capacidad crítica y creatividad. Y una voluntad de querer que lo harán inolvidable.
Se nos fue sin remedio. Nos satisface su alma como ejemplo. ¿Qué más se le podría pedir?

domingo, octubre 08, 2006

Chomsky, por Cuba

El académico norteamericano Noam Chomsky fustigó el silencio de Occidente sobre los planes de Estados Unidos contra Cuba, al calificarlos de reflejo de una mentalidad imperial que es imperceptible para quienes padecen esa enfermedad.
La idea es totalmente ultrajante, dijo a Prensa Latina Chomsky, quien se refirió así a las nuevas amenazas de la Casa Blanca contra la isla, en las cuales llama la atención un capítulo secreto que hace a algunos sospechar hasta de una posible agresión militar.
Activista político desde los tiempos de la Guerra de Vietnam, a la que siempre se opuso, este catedrático figura entre las casi 22 mil personalidades y ciudadanos del mundo, entre estos nueve Premios Nobel, que han firmado la Declaración "La Soberanía de Cuba debe ser Respetada".
Ese documento deviene respuesta internacional a las renovadas acciones de Estados Unidos contra esta nación, según resaltan sus firmantes.
Chomsky (en la foto) argumentó sus reflexiones con aspectos históricos, entre los cuales recordó la intervenciópn en 1898 para impedir La independencia cubana de España, a lo que siguió la etapa neocolonial.
"Y cuando Cuba se quitó el yugo -en alusión al triunfo de Enero de 1959- comenzaron a castigar al pueblo para obligarlo a cambiar su gobierno por uno del agrado de Washington", recalcó.
Retomando el tema de los planes anticubanos, insistió en que el hecho de que estén contemplados y algunos callen ante ellos, constituye otro reflejo de una salvaje mentalidad imperial muy arraigada y que "ha causado un terrible sufrimiento al mundo durante siglos".

Entre las personalidades estadounidenses firmantes de la mencionada declaración figuran además el periodista Saul Landau, los actores Benicio del Toro, Danny Glover y Harry Belafonte.

La declaración La Soberanía de Cuba debe ser respetada advierte que a raíz de la comunicación de Fidel Castro sobre su estado de salud y la delegación provisional de sus cargos, altos funcionarios estadounidenses han formulado declaraciones cada vez más explícitas acerca del futuro inmediato de Cuba.
Ya la "Comisión para una Cuba libre", presidida por la Secretaria de Estado Condoleezza Rice, había destacado a mediados de junio "la urgencia de trabajar hoy para garantizar que la estrategia de sucesión del régimen de Castro no tenga éxito" y el Presidente Bush señaló que esto demuestra que trabajan activamente por un cambio en Cuba, añade.
Ante esta amenaza contra la integridad de una nación, la paz y la seguridad en América Latina y el mundo, los firmantes exigimos que el gobierno de Estados Unidos respete la soberanía de Cuba. Debemos impedir a toda costa una nueva agresión, indica el texto.

lunes, octubre 02, 2006

La democracia, a prueba de fuego

Lo más importante del caso López es que gente que debía ser atemorizada por la acción de los grupos remanentes del terrorismo de Estado no fue intimidada. Así lo certificaron la primera marcha de 3.000 personas bajo una lluvia torrencial en La Plata y la multitudinaria demostración en Plaza de Mayo, el miércoles 27, convocada por Memoria, Verdad y Justicia. Actividades similares hubo en Rosario, Córdoba, Salta y otras ciudades, porque este caso ha herido al país.
Tampoco retrocedieron los jueces del tribunal platense que al condenar al genocida Miguel Etchecolatz pusieron, sin quererlo, en marcha el mecanismo del apriete. Ellos, en la persona de su titular Carlos Rozanski, recibieron las primeras amenazas de un fascismo vernáculo que acuñó el sello de "Tercer Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo".
La supuesta organización es la misma que hizo llegar amenazas a jueces federales y fiscales de Capital Federal, Resistencia, Salta, Bahía Blanca, Catamarca, Mendoza y otras ciudades donde están en marcha preparativos para juzgar a los responsables de crímenes de lesa humanidad.
El gobierno nacional y bonaerense, si bien pueden ser acusados perfectamente -y de hecho lo fueron por parte de los organismos de derechos humanos- de no haber depurado oportunamente las fuerzas policiales y de seguridad, parecen haber reaccionado. Como lo político es lo más importante, habría que tomar nota de los dos discursos de Néstor Kirchner, uno en Misiones y otro en la Casa Rosada, donde acusó al bando genocida de actuar en el caso López para que no se sepa la verdad y llamó la atención sobre que "el pasado no está vencido".
Mejor que las palabras son las acciones y en ese sentido hay que apreciar que Felipe Solá dio de baja a medio centenar de policías que habían revistado en campos de exterminio y que, aunque parezca increíble, aún estaban en la institución. La búsqueda del testigo desaparecido es afanosa, aunque tardía. No sólo los especialistas saben que las primeras horas de un delito como el secuestro son fundamentales para reaccionar y poder salvar la vida en peligro. Y en este caso se dilapidaron, dando pábulo a hipótesis como que López se podía haber escondido o suicidado.
El procurador general Esteban Righi ordenó la confección del listado de testigos de los juicios por los delitos mencionados, para brindarles protección, en línea con lo pedido también por la Corte Suprema de Justicia. Más vale tarde que nunca.
En ese panorama de búsqueda del desaparecido número 30.001 lo único que contrastó en forma horrible fue la señora Hebe de Bonafini, que enlodó a la víctima, sugirió que había que investigarlo y deslizó que podía haberse prestado a una maniobra para "tirarle un muerto a Kirchner". Los organismos de derechos humanos hicieron cola para retrucarle y hasta el gobierno, por medio de la titular del Inadi, aclaró que los dichos de Bonafini no representaban la opinión del presidente.
Los números están
Domingo Cavallo inauguró la costumbre de presentar en fecha el presupuesto del año en setiembre del ejercicio anterior. Que los números contenidos en las gruesas carpetas hayan sido para beneficio de la gente, eso ya se sabe que no.
Felisa Miceli cumplió con esa rutina, presentándose sonriente como de costumbre y portando pilas de ejemplares del mamotreto del Presupuesto 2007 en Diputados. Tenía a sus costados a Alberto Balestrini y Agustín Rossi, que defenderán el proyecto con uñas y dientes.
Los números lucieron redonditos porque se prevé una inflación de sólo el 7 por ciento, un crecimiento del producto del 4 y un incremento del gasto público del 15, con respaldo en ingresos suficientes. Aunque el superávit fiscal primario descenderá levemente respecto al actual, sigue siendo abultado como para que el gobierno pueda disponer de algunos miles de millones de pesos para reforzar sus chances electorales y, al mismo tiempo, seguir pagando deuda pública.
Como ocurrió con proyectos similares, la oposición reclama que el superávit está calculado a la baja lo mismo que el aumento del PBI, para que el Ejecutivo disponga unilateralmente de la diferencia real. Algunos representantes de la bancada radical anticiparon que votarán en contra por considerar que hay por lo menos 15.000 millones de pesos no registrados en el cálculo oficial.
La jefa del Palacio de Hacienda declaró que en la medida que ese superávit se haga más ancho, se destinarán más recursos a mejorar la seguridad social en línea con lo pedido por la Corte Suprema, y a aumentar partidas para educación, ciencia y tecnología.
Eso habrá que verlo. Lo que sí quedó plasmado es que habrá una ampliación de los pagos de la deuda pública, pues de los 12.708 millones de pesos asignados este año se pasará a los 14.133 millones en 2007. La suma no será un tope pues está previsto aumentar los pagos luego que se negocie la deuda pendiente con los países centrales agrupados en el Club de París.
Un ejemplo de que el discurso oficial no satisface al campo popular, lo dio la reflexión de Eduardo Buzzi, al inaugurar el 94§ Congreso de la Federación Agraria Argentina. El representante de los chacareros (productores medianos y pequeños), se quejó allí de la preferencia del gobierno por sectores oligárquicos. "Así como en la época de Carlos Menem la cara del campo era el titular de la SRA Enrique Crotto, pareciera que hoy Miceli y el Gobierno definieron en los pooles y fondos de inversión a los nuevos sujetos agropecuarios de esta etapa, a la vez que no existe voluntad de modificar la estructura latifundiaria existente", expresó Buzzi. Felisa, touché.
El pasado vuelve
Frente a los cuestionamientos que recibe de diversos sectores, el presidente apela a menudo al archivo para descalificarlos.
Como la Iglesia viene dándole duro por su apoyo a la reelección indefinida armada en Misiones por el gobernador Carlos Rovira, Kirchner fue esta semana a apuntalarlo. Allí embistió directamente contra la Iglesia que nutre con varios candidatos la lista de la oposición, incluyendo al obispo Jesús Piña. El patagónico se preguntó por qué los obispos no pusieron "equilibrio" durante la dictadura, cuando desaparecía gente.
En vez de poner paños tibios a la situación, el obispo de Posadas elevó la apuesta, deslizando que el presidente no tenía currículum de sufrimientos durante la dictadura para hablar de ese período. En rigor, nadie había hablado de mutilaciones propias sino de un período terrible para el país, cuando la cúpula del Episcopado y varios obispos actuales fueron cómplices de lo sucedido.
En otra ocasión el jefe de Estado sacó a relucir el tiempo ido para contragolpear al FMI, economistas neoliberales y periodistas críticos que hacen de voceros del establisment. La revisión del mandatario apuntó a Joaquín Morales Solá, a quien le enrostró una nota publicada en Clarín en junio de 1978 elogiando particularmente al genocida Jorge Rafael Videla por un discurso "que siguió la línea conciliadora y pacifista habitual en el mandatario".
Puede que Kirchner haya fulminado con ese archivo al periodista porque en yunta con Juan Carlos Blumberg criticó lo actuado por el gobierno en materia de nula protección a testigos. O más posiblemente, fue por haber destapado en "La Nación" en agosto último, un proyecto oficialista de reformar la Constitución. La existencia o no de ese libreto generó polémicas donde se prendieron Mauricio Macri y Roberto Lavagna. Incluso hubo declaraciones contrapuestas de los dos ministros apellidados Fernández: Alberto admitiendo la hipótesis y Aníbal diciendo que "nunca se habló".
Al final tuvo que salir el propio interesado asegurando que "bajo ningún aspecto vamos a reformar la Constitución", lo que dejaría tal misión en manos de quien esté en Balcarce 50 en el próximo período.
A veces es el presidente quien revuelve el pasado con la intencionalidad política de mostrarse como lo nuevo y diferente. Otras es la justicia quien destapa algunas ollas podridas y hace blanco en algunos personajes, como ocurrió con Fernando de la Rúa y Domingo Cavallo, procesados por la causa del megacanje de 2001.
El juez Jorge Ballestero los acusó de defraudación al Estado con esa operación que engordó la deuda externa en más de 55.000 millones de dólares y benefició a los bancos intervinientes con una comisión de 150 millones de la misma moneda.
De la Rúa se quejó de que el poder hace política por medio de la lapicera del juez y Cavallo ironizó con que había tenido razón al hablar de los magistrados de la servilleta. En rigor han tenido suerte de que Tribunales no los citara antes a un juicio que puede llevarlos a una condena de 2 a 6 años.
Ese ex presidente y ese ex ministro son parte del pasado. En este momento lo peor de ese tiempo pretérito es el grupo de tareas que desapareció a López y marcó un antes y un después en democracia. Identificarlo, detenerlo y juzgarlo, es el tema más importante de estos días.