jueves, julio 06, 2006

Riesgos de facto

Hace 25 años que la comuna bahiense organiza su presupuesto anual tomando provecho de la técnica del Base Cero. Es una de las muy pocas municipalidades argentinas que instaló esa operatoria (valorada académicamente por sus prestaciones).
El municipio de Bahía Blanca arma su cálculo anual pidiendo a cada jefe de área ejecutiva su medición de mínimos y/o óptimos de requisitos funcionales.
Una vez que se reunen esos datos, el gobierno comunal resuelve la adjudicación de dotaciones mayores o menores según el criterio político definido.
Cada jefatura contará ineludiblemente con su mínimo operativo. Aquellas que sean encargadas de perseguir metas más importantes tendrán recursos por encima de los esencial.
Con el Base Cero, contribuyentes y autoridades pueden confiar año a año en que los responsables directos de la ejecución de tareas afinan sus cálculos para dar forma al presupuesto más razonable. Finalmente, la acción política resuelve montos a atribuir por Oficina.
Por lo expuesto, es inadmisible que se fijen quitas o agregados en términos generales porque desnaturalizan y corrompen el criterio aceptado hace un cuarto de siglo.
¿Qué sentido tiene reducir un 20 o un 30% los gastos si no se puede saber cuánto se terminará afectando a cada área de manejo? ¿Cómo convalidar una disminución de personal en números globales (500, por ejemplo) si es imposible conocer la consecuencia de ese arbitrio?.
Las cosas se encaminan peligrosamente por caminos de desnaturalización. Hay que evitar caer en situaciones que tienen una difícil y costosa reparación.

ÉTICA Y PROPÓSITOS
Debe aceptarse que la meta indiscutible de todo gobierno es la creación de empleo.Que todo aquel que pretende un trabajo, lo pueda tener. Es la forma de asegurar que un grupo familiar accede a un sustento.
Se generará empleo alentando a la iniciativa privada a invertir.
Es muy difícil justificar medidas políticas que lleven a achicar la ocupación. Sobre todo cuando se vive en condiciones de angustia para la mayoría de las familias.
Lamentablemente, las groseras contradicciones que resultan de la dinámica de la economía de mercado hacen que el patrón vea como un costo el salario que paga ( y, por lo tanto, cuanto menor es ese sacrificio, mayor la seguridad de continuar con su empresa). Del otro lado, el sueldo significa un ingreso que ayuda a realizar el consumo (por ende, sostener la producción). O sea: quien tiene por meta producir respondiendo a la demanda está en realidad achicando su oportunidad en el objetivo de reducir sus costos.
Desde la perspectiva de la empresa pública, las economías tienen que basarse mucho menos en achicar planteles. Hay que actuar para proveer al mayor volumen de ocupación posible. Siempre, desde la razonabilidad de una eficacia que se entienda como la no superposición de recursos humanos que afecten la calidad del producto.

EL CASO BAHIENSE
Las autoridades interinas han resuelto economizar en la planta de personal. Desemplearán a becarios (vaya a saber qué entender por becario) y contratados temporarios. Aparentemente tratan de adelgazar los planteles que engrosaron con nombramientos del Intendente licenciado. Se afirma que serán quinientos los afectados.
Entonces, cabe preguntar: ¿cómo se llegó a dicho engrosamiento? ¿No hubo aprobación del Concejo? ¿Qué evaluaba el sindicato cuando eso pasó?
La cuestión debe ser debatida porque hiere a una empresa con tres mil trabajadores y que reclama mensualmente unos ciento cincuenta pesos de cada familia local.
(Esta cifra surge de saber de un presupuesto mayor a los 120 millones de pesos al año y considerar cuál es el promedio de contribución familiar reconociendo que casi una tercera parte de los grupos familiares no es solvente).