Clara Gaymard, directora de la Agencia Francesa de Inversiones Internacionales (AFII), está a punto de dejar ese cargo para pasar a la presidencia de la General Electric Francia, indica el diario económico Les Échos en su edición del 21 de junio.
La sorpresa ocasionada por esa noticia está totalmente justificada. Como directora de la AFII, Clara Gaymard era responsable de la defensa de los intereses económicos de Francia y de realzar la imagen de ese país ante los inversionistas internacionales. Pero ahora abandona la nave y se pasa al bando de la segunda multinacional estadounidense para luchar contra los intereses económicos franceses. El caso de Clara Gaymard es un nuevo ejemplo de la traición de las élites francesas. Anteriormente habíamos señalado a nuestros lectores la nominación de Christine Lagarde, abogada de la industria estadounidense, como ministra francesa de Comercio Exterior. En aquel momento, sus declaraciones mostraron claramente su intención de utilizar su nuevo cargo para promover el modelo estadounidense en vez de la industria francesa. También señalamos entonces el nombramiento del neoconservador Spencer Abraham al frente de la filial estadounidense de Areva, o sea la entrega de las llaves de la industria nuclear francesa al ex secretario estadounidense de Energía.
Clara Gaymard es hija del profesor Jérôme Lejeune, fundador de la asociación antiaborto «Laissez-les vivre», cuya lucha política ella prosigue. Relacionada con el Opus Dei, Clara Gaymard está casada con Hervé Gaymard, ex ministro de Presupuesto, quien se vio obligado a dimitir luego del escándalo provocado por el mal uso de los privilegios inherentes a la función que desempeñaba. La pareja se había instalado en un lujoso apartamento de 600 m² perteneciente al ministerio situado cerca de los Campos Elíseos. General Electric es la segunda empresa comercial a nivel mundial. También es el séptimo proveedor del Pentágono y uno de los principales donantes de fondos del Partido Republicano.