Notas de interés sociopolítico acerca de los caminos de fortalecimiento de la democracia. Incorporemos la fenomenología del poder a las disciplinas de interés humanista.
lunes, junio 26, 2006
¿Qué se le puede pedir a un diario?
Actualidad, opinión, anticipos. Se trata de acceder a una visión y un concepto que refleje el ahora y lo que vendrá.
Ese ahora va desde lo que está ocurriendo en el momento que el periódico llega a la gente. Lo próximo es lo que se puede anticipar según la capacidad y picardía del medio. De sus relaciones, su potencia investigativa y la habilidad de sus redactores dependerá el logro que llegue al lector.
“La Nueva Provincia” (LNP) es un ícono de Bahía Blanca. Es de los bahienses. Es como la prueba de que el hoy existe. Es la presencia contundente ante el resto del país. Sus creadores forjaron la entidad del diario y le dieron una distinción que ha sido inmutable.
Se asumió como rector de la vida local. Ha procurado conducir gobiernos e instituciones a su criterio y voluntad.
Mantiene lazos permanentes con las fuerzas armadas, sean quienes sean sus jefes de circunstancia. Está firmemente asociada a los intereses de los dueños de las tierras agroganaderas más extensas y de la producción industrial y financiera.
Mantuvo constantemente una actitud antipopular y contra toda forma de sindicalización que pudiera oponerse a su modo de comprender el ejercicio del poder.
Pero el producto de LNP, el diario, es pobre. Claro que el monopolio del mercado publicitario le ha ayudado a sostenerse a pesar de vender una muy mínima porción de lo que significan los periódicos porteños.
Es que el producto gráfico no nos llena. No entendemos el sentido de publicar lo que ya no es noticia.
Es como si la empresa entendiera que salir en LNP es quedar documentado para la posteridad. Es esa actitud de soberbia la que desvirtúa el resultado.
¿Qué sentido tiene que en la portada muestren lo que ya pasó? ¿Por qué no anticipar (en base a aquel hecho) lo que puede llegar a ocurrir? O lo que sí va a suceder.
Uno se asombra mirando en la primera página resultados de partidos que se jugaron casi un día antes. O palabras de autoridades que pasaron por la tele durante un montón de horas antes de la aparición del diario.
Nos parece que hay mucho que pensar sobre qué y cómo hacer un diario.
Creemos que están los medios humanos y técnicos para ese desafío.
Además: ¿por qué no asumirse como diario local para representar más claramente a la ciudad de su cuna? Salvo hechos policiales o deportivos, Bahía nunca merecerá la tapa de LNP. Tenemos que encontrarnos a partir de la página 5. Antes que ésa están las dedicadas al País y al mundo, en las cuales se refleja la cosmovisión ideológica de sus dueños.
Y, bueno. Después de todo ese es el criterio con el que se hace el diario bahiense, que alcanza ventas importantes ante acontecimientos excepcionales. Una forma de escribir que exhibe poco afecto por su comunidad, salvo por los prestigiosos.
Hicimos esta nota movidos más por el apetito de tener un periódico representativo (aunque más no sea, un poquito más representativo) y por comentar que LNP podrá haber cambiado de forma (páginas más finitas, más altas, más coloridas) pero no de corazón.