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Notas de interés sociopolítico acerca de los caminos de fortalecimiento de la democracia. Incorporemos la fenomenología del poder a las disciplinas de interés humanista.
domingo, mayo 28, 2006
Los niños de las viñas
Los diarios de Mendoza reflejan que la producción viñatera ostenta la mayor tasa de trabajadores infantiles ( desde los 4 años a los 17). Que sus realidades son en condiciones indignas y que deben trabajar en las áreas rurales en la cosecha, siembra y poda.La “Encuesta y Observatorio de Trabajo Infantil” (EANNA) que se acordó entre el gobierno argentino y el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), demuestra que la provincia de Mendoza tiene el nivel más elevado de trabajo infantil.
Esta información fue recogida en el último cuatrimestre del 2004, tomando las áreas de relevamiento como el Gran Buenos Aires, Mendoza y las subrregiones del noreste: Formosa y Chaco. En estas provincias se encuestó tanto a la población urbana como a la rural. El conjunto de jóvenes entrevistados representa, aproximadamente, a la mitad de los niños y adolescentes de 5 a 17 años de todo el país. La proporción de trabajadores infantiles es mayor en las áreas rurales que en las urbanas, en lo que se denomina la subrregión del NEA, o sea, Chaco y Formosa, entre otras, y en la provincia de Mendoza.
Los resultados muestran que los adolescentes entre 14 y 17 años declararon haber trabajo una hora en la semana, por lo menos. Esto nos puede acercar a pensar cuáles son las contestaciones de chicos que carecen de educación, están apremiados por la necesidad de trabajo para comer y por los condicionantes de una sociedad plena de discriminación.En las áreas rurales, un 46 por ciento de los chicos realiza tareas en el campo. Entregan su fuerza de trabajo para la esta época del año, especialmente.
Cómo entender el por qué de semejante aberración. Por un lado, los organismos internacionales vienen alertando sobre el doloroso escenario de los niños, niñas y adolescentes trabajando y explotados de la forma más vil, y las consecuencias, como deserción escolar, analfabetismo, pobreza extrema, salud deteriorada. Pero los organismos internacionales se quedan en la denunciaDurante décadas las fuerzas del poder económico, todos los patrones y patronales hicieron oídos sordos y vistas ciegas ante este flagelo.
Hoy, la preocupación está pasando por el futuro próximo de una fuerza de trabajo que no podrá cumplir las tareas más elementales.
Los patrones mendocinos, los bodegueros que hoy presentan junto a gobiernos provinciales formas de erradicación del trabajo infantil, no lo hacen como actitud benefactora. Nada que ver. Sus prevenciones a largo plazo tienen que ver con el deterioro de una fuerza de trabajo analfabeta, sin calificación y próxima a todo tipo de enfermedades acumuladas.
En Mendoza existe un grave problema originado en el desplazamiento de personas de países vecinos que vienen buscando trabajo y un mejor horizonte. Pero siempre se encuentran chicos que viajan en micros o en camiones y vienen a trabajar (muchos de ellos sin papeles ni documentos de identidad y sin más amparo que su pobreza). El programa que lanzaron en la provincia cuyana sostiene: “Los chicos a la escuela. El trabajo es para los adultos”. La directora general de Escuelas de la provincia cuyana sostuvo que para cambiar este sistema de explotación, “hay que desnaturalizar una situación muy arraigada'.
Esta situación es que los adultos que deben desempeñarse en la cosecha, ven como natural que sus hijos también trabajen. Para este individuo no es algo malo quitar a los niños del ciclo lectivo y ponerlos a colaborar en la lucha diaria de mantener económicamente a la familia, sostienen los funcionarios mendocinos.
Se esconde la esencia del problema: no se puede adjudicar a los padres toda la responsabilidad, como que son los únicos responsables del trabajo de sus hijos. Los funcionarios mendocinos, en este caso, como siempre, le endilgan el problema al pobre, y de esta forma aparecen como los salvadores. Se olvidan que en estas décadas nada hicieron para evitar el trabajo infantil, que en esa provincia, durante décadas, avalaron esa forma de explotación en convivencia y connivencia con los bodegueros, plantadores y comercializadores.
Por otro lado, el recambio (y eso no lo dicen), llega desde hace tiempo de Bolivia. Niños y adolescentes indocumentados que están haciendo el trabajo infantil reemplazando a los críos cuyanos.Desde el poder político y económico se sigue fomentando la lucha de pobres contra pobres, en este caso de los chicos.
El poder económico, con su aliado indiscutible: los gobiernos de turno y gobernantes de estos tiempos, siguen apostando a la explotación de la mano de obra infantil porque no sólo es barata, sino porque no genera ningún tipo de retribuciones y, además, porque los niños y adolescentes por su corta vida no conocen aún, los mecanismos de lucha. La pobreza, la indigencia, la humillación los lleva a no tener la menor idea de sus derechos. El analfabetismo y la subalimentación han sido la variable justa para sumirlos en su propia destrucción.
Por otro lado, la violación de los derechos humanos de los chicos es tan grande que: ¨ La jueza de Familia de Tupungato, doctora Rodríguez, aclaró que “los chicos no llegan al juzgado porque estén trabajando, sino porque hubo alguna situación de abuso o de violencia. Es una situación difícil por los problemas de identidad y de identificación. La situación sanitaria también es muy difícil porque, por ejemplo, se transmiten enfermedades”. Pero hay responsables, y éstos lo siguen siendo no sólo de la falta de políticas para terminar y erradicar por una vez y para siempre el trabajo infantil. La hipocresía es tan omnímoda que sólo desde la fortaleza popular se podrá terminar con este flagelo doble: de la cuna a la tumba, pero sin escalas, los niños y los adultos en la misma sintonía.
Esta información fue recogida en el último cuatrimestre del 2004, tomando las áreas de relevamiento como el Gran Buenos Aires, Mendoza y las subrregiones del noreste: Formosa y Chaco. En estas provincias se encuestó tanto a la población urbana como a la rural. El conjunto de jóvenes entrevistados representa, aproximadamente, a la mitad de los niños y adolescentes de 5 a 17 años de todo el país. La proporción de trabajadores infantiles es mayor en las áreas rurales que en las urbanas, en lo que se denomina la subrregión del NEA, o sea, Chaco y Formosa, entre otras, y en la provincia de Mendoza.
Los resultados muestran que los adolescentes entre 14 y 17 años declararon haber trabajo una hora en la semana, por lo menos. Esto nos puede acercar a pensar cuáles son las contestaciones de chicos que carecen de educación, están apremiados por la necesidad de trabajo para comer y por los condicionantes de una sociedad plena de discriminación.En las áreas rurales, un 46 por ciento de los chicos realiza tareas en el campo. Entregan su fuerza de trabajo para la esta época del año, especialmente.
Cómo entender el por qué de semejante aberración. Por un lado, los organismos internacionales vienen alertando sobre el doloroso escenario de los niños, niñas y adolescentes trabajando y explotados de la forma más vil, y las consecuencias, como deserción escolar, analfabetismo, pobreza extrema, salud deteriorada. Pero los organismos internacionales se quedan en la denunciaDurante décadas las fuerzas del poder económico, todos los patrones y patronales hicieron oídos sordos y vistas ciegas ante este flagelo.
Hoy, la preocupación está pasando por el futuro próximo de una fuerza de trabajo que no podrá cumplir las tareas más elementales.
Los patrones mendocinos, los bodegueros que hoy presentan junto a gobiernos provinciales formas de erradicación del trabajo infantil, no lo hacen como actitud benefactora. Nada que ver. Sus prevenciones a largo plazo tienen que ver con el deterioro de una fuerza de trabajo analfabeta, sin calificación y próxima a todo tipo de enfermedades acumuladas.
En Mendoza existe un grave problema originado en el desplazamiento de personas de países vecinos que vienen buscando trabajo y un mejor horizonte. Pero siempre se encuentran chicos que viajan en micros o en camiones y vienen a trabajar (muchos de ellos sin papeles ni documentos de identidad y sin más amparo que su pobreza). El programa que lanzaron en la provincia cuyana sostiene: “Los chicos a la escuela. El trabajo es para los adultos”. La directora general de Escuelas de la provincia cuyana sostuvo que para cambiar este sistema de explotación, “hay que desnaturalizar una situación muy arraigada'.
Esta situación es que los adultos que deben desempeñarse en la cosecha, ven como natural que sus hijos también trabajen. Para este individuo no es algo malo quitar a los niños del ciclo lectivo y ponerlos a colaborar en la lucha diaria de mantener económicamente a la familia, sostienen los funcionarios mendocinos.
Se esconde la esencia del problema: no se puede adjudicar a los padres toda la responsabilidad, como que son los únicos responsables del trabajo de sus hijos. Los funcionarios mendocinos, en este caso, como siempre, le endilgan el problema al pobre, y de esta forma aparecen como los salvadores. Se olvidan que en estas décadas nada hicieron para evitar el trabajo infantil, que en esa provincia, durante décadas, avalaron esa forma de explotación en convivencia y connivencia con los bodegueros, plantadores y comercializadores.
Por otro lado, el recambio (y eso no lo dicen), llega desde hace tiempo de Bolivia. Niños y adolescentes indocumentados que están haciendo el trabajo infantil reemplazando a los críos cuyanos.Desde el poder político y económico se sigue fomentando la lucha de pobres contra pobres, en este caso de los chicos.
El poder económico, con su aliado indiscutible: los gobiernos de turno y gobernantes de estos tiempos, siguen apostando a la explotación de la mano de obra infantil porque no sólo es barata, sino porque no genera ningún tipo de retribuciones y, además, porque los niños y adolescentes por su corta vida no conocen aún, los mecanismos de lucha. La pobreza, la indigencia, la humillación los lleva a no tener la menor idea de sus derechos. El analfabetismo y la subalimentación han sido la variable justa para sumirlos en su propia destrucción.
Por otro lado, la violación de los derechos humanos de los chicos es tan grande que: ¨ La jueza de Familia de Tupungato, doctora Rodríguez, aclaró que “los chicos no llegan al juzgado porque estén trabajando, sino porque hubo alguna situación de abuso o de violencia. Es una situación difícil por los problemas de identidad y de identificación. La situación sanitaria también es muy difícil porque, por ejemplo, se transmiten enfermedades”. Pero hay responsables, y éstos lo siguen siendo no sólo de la falta de políticas para terminar y erradicar por una vez y para siempre el trabajo infantil. La hipocresía es tan omnímoda que sólo desde la fortaleza popular se podrá terminar con este flagelo doble: de la cuna a la tumba, pero sin escalas, los niños y los adultos en la misma sintonía.
lunes, mayo 22, 2006
Quimilí, Santiago
He estado en Quimilí. Sí, Santiago del Estero. Tierra de los colores pintados de la belleza. Y de la música de montes y decires. Tierra para pensar en siglos, en silencios, en palabras cantadas. Bien, allí, la tremenda injusticia de la sociedad argentina, a través de décadas interminables.
La gente de la tierra sin tierra. La tierra es de los especuladores. Especuladores siempre respaldados por la política, la Justicia, la policía. Hay que ir y escuchar a la gente: hombres como entregados ya a su suerte. Mujeres que salen primeras con el puño cerrado, niños que miran como acusadores de siglos, con infinita paciencia. Sí, uno escucha a la gente de la cooperativa del Mocase, allí, en Quimilí.
No se explican por qué es así, por qué es siempre así. Trabajan su tierra y de pronto llega un desconocido con un papelito de propiedad, rodeado de una patota y exige el desalojo, y si no se van, viene la policía con palos. Si no dejan la tierra, llega entonces la Justicia. Así es, la tierra pasa de la gente nacida en Quimilí hace mil años a un desconocido de otra latitud. Y si pretenden aún quedarse o protestar, viene la patota y rompe a todo a fierrazos hasta desalojarlos.
Pienso en aquel 1810, en esos hombres como Moreno, Castelli, Belgrano. Sí, Belgrano. Detengámonos en este escrito de Belgrano. Belgrano, Manuel, el de la bandera azul y blanca: “Cuando vemos a nuestros labradores en la mayor parte llenos de miseria e infelicidad; con una triste choza que apenas les liberta de las intemperies; que en ellas moran padres e hijos; que la desnudez está representada en toda su extensión, no podemos menos que fijar el pensamiento para indagar las causas de tan deplorable desdicha. Es tiempo ya de que manifestemos nuestro concepto diciendo que todos esos males son causas de la principal, cuál es la falta de propiedades de los terrenos que ocupan los labradores; éste es el gran mal de donde provienen todas las infelicidades y miserias, y que sea la clase más desdichada de estas provincias”.
Es tiempo ya, dice Belgrano en 1810. Es tiempo ya. Estamos en el 2006, a dos siglos. Y seguimos igual. Claro, es que el general Julio Argentino Roca parece que arregló definitivamente todo. Argentino, Julio. Después de su “Campaña del Desierto” el resultado fue: dos millones quinientos mil hectáreas para los Martínez de Hoz. Y las mejores llanuras pampeanas para los Amadeo, Leloir, Temperley, Atucha, Ramos Mejía, Llavallol, Unzué, Miguens, Terrero, Arana, Casares, Señorans, Martín y Omar, Real de Azúa. Nuestra “sociedad”, el Barrio Norte en pleno. Con todas las letras: cuarenta y dos millones de hectáreas a 1843 terratenientes.
Por la concesión Grünbein se dieron 2.517.274 hectáreas a los señores Halliday, Scott, Rudd, Wood, Waldron, Grienshild, Hamilton, Saunders, Reynard, Jamieson, Mac George, Mac Clain, Felton. Johnson, Woodman, Redman, Smith, Douglas y Ness, todos británicos. Es que en ese tiempo se hacía patria, por eso los monumentos. Y empezaron los infinitos negocios. Alvaro Yunque denuncia: “En 1884, el gobierno compra en La Pampa cuatro leguas de tierras. Las paga 5665 pesos con 85 centavos la legua. Dos años antes, el gobierno las había vendido a un particular a 500 pesos la legua. Diez veces más”. Negocio redondo. Negocio argentino. Pero ésas son moneditas con respecto a los grandes negociados que vendrían.
En la Década Infame, Julio Argentino Roca, el hijo del general, va a firmar como vicepresidente de la Década Infame el tratado Roca-Runciman, con los británicos. Que fue, sin exagerar, ponernos de rodillas ante el Imperio de Su Majestad. Argentina con sus Argentinos. Roca. Por eso los monumentos.Una verdadera democracia no puede seguir permitiendo que la gente de la tierra no tenga tierra o que se la quiten de acuerdo con el caudillo feudal que domine la región. Con justicia ad hoc, policía, gendarmería o patota.
Si queremos una democracia debería comenzarse con limitar los latifundios. Que ningún poseedor “legal” de la tierra pueda tener más de50 mil hectáreas, por ejemplo. Y la obligación de todo gobierno de ayudar a las cooperativas campesinas mediante la expropiación y la ayuda en los primeros tiempos de esas cooperativas de trabajadores. El balance de los resultados de las cooperativas de todo tipo son realmente positivas, de manera que no se puede aducir el viejo prejuicio de los amos y dueños que, según ellos, los de abajo no saben lo que es producir y distribuir. Hay ejemplos magníficos que demuestran todo lo contrario.
De Quimilí viajamos a Santiago del Estero, la capital. Otra reunión de debate de los problemas de la tierra. Allí, con mucha rabia se recuerda el largo período de Juárez. El tiempo de la humillación, cinismo, descaro. Sólo superado por aquella Década Infame de los ’30. Mafia argentina. El pobre está para obedecer, sufrir. La sumisión. Y el silencio de todos: los gobernantes, los políticos, los intelectuales, los gremialistas y los medios. A las protestas, el silencio, cuando no el garrote. O la muerte mafiosa.
Los oradores nos informan que, a pesar del cambio de gobernador, las cosas no han cambiado mucho. Es que el poder “efectivo” sigue en las mismas manos, los que tienen la sartén por el mango de la economía, la “justicia” y la policía. De pronto se levanta la voz de un campesino, con la palabra de acento lugareño: “En mi calidad de trabajador de la tierra, voy a seguir protestando y denunciando, aunque siempre perdí, y cómo perdí.
Me llamo Julio Galeano, soy de Campo Santa Ana, departamento Moreno. Tuve que enfrentar como campesino una avanzada cordobesa con socios santiagueños que actuaban personalmente o con ex funcionarios policiales, uno de ellos apellidado Castillo, y otros que simulaban ser jueces o escribanos, para meternos miedo. Hace poco vinieron a verme en una Trafic llena de armas. La primera vez que llegaron los recibí bien porque desconocía sus intenciones. Ellos, con sarcasmo, me dijeron: ‘¿Siempre va a ser así, tan bueno con nosotros?’ Se quedaron en casa, miraron mi campo y almorzaron. Hasta que vi en la camioneta muchas armas largas. Y así comenzaron a pasar de pronto avionetas, helicópteros, camionetas 4x4, automóviles caros. Y estuve dos veces preso, sin motivo.
Al campesino Adolfo Farías lo secuestraron, lo desnudaron al lado del río Salado durante un día y una noche. Querían obligarlo a acusar a los compañeros de ladrones de vacas”.Igual que con la “Campaña del Desierto”, donde meses antes se preparó el ambiente calificando a los pueblos originarios de “indios ladrones”. Cuando en realidad los “indios” no tenían sentido de la propiedad, es decir que no tenían noción de lo que es robar, porque creían que todo pertenecía a la naturaleza y no a algún cristiano. Y ya se hizo común, se llaman “los aprietes”.
De pronto llegan patrulleros y se llevan a dos o tres campesinos y los acusan, por ejemplo, de “hurtos forestales”. La gente de campo tiene miedo principalmente por sus hijos y al final prefieren la pasividad, aguantar y retirarse.Estos enfrentamientos por las tierras, en los que han ganado siempre los poderosos, afectan al 35 por ciento de la población rural en la provincia de Santiago del Estero. Muchos abogados terminan quedándose con el 20 por ciento de las propiedades en juego, que resigna siempre el campesino atacado.
Si el campesino atacado no resigna, los visitantes comienzan por su cuenta a alambrarles el campo; ponen sus propios peones, desmontan los bosques, taponan los pozos de agua, cierran caminos y hasta matan los animales. Y si no, obtienen una orden de desalojo judicial, generándose lógicas sospechas de un solapado respaldo judicial al despojo. Todo esto también lo ha ido registrando la publicación campesina La Columna.
Es otro capítulo más de la lucha de nuestro campo. Basta recordar aquel movimiento increíble de la “huelga de los rusos” de la pampeana Macachín, en 1910, que promovieron las colonias de rusos alemanes llegados a esa zona y que exigieron semillas para reanudar los sembrados destruidos porla sequía, o la huelga agraria de 1919 también en la llanura pampeana, o el corajudo Grito de Alcorta, de 1912, la rebelión de los sembradores de esas llanuras contra los terratenientes que dominaban todo desde el tiempo del “progreso” de Roca, desde sus mansiones del Barrio Norte. O aquello de Jacinto Arúaz, en plena pampa, donde los peones rurales dijeron basta a las empresas cosechadoras que los sometían a una bárbara expoliación.
Lo mismo la trágica huelga de los peones rurales patagónicos que se rebelaron contra los latifundistas británicos y sus ayudantes argentinos, y terminaron fusilados por el gobierno de Yrigoyen. Una larga historia de injusticias en un país que se llama democrático.Pero nada es gratuito. La violencia de arriba va a generar la respuesta de abajo. No jugar con la gente, no exagerar. No olvidar aquello tan sabio del “espontaneísmo de las masas”.
No jugar. Marchar hacia la verdadera democracia. Una sociedad sin niños con hambre, sin desocupados, de campesinos con su tierra para sembrarla, y la libertad necesaria para terminar con la Justicia corrupta, la policía mercenaria, los políticos sordos por conveniencia.Me despide de Santiago del Estero un cuarteto de niños: dos guitarras, un violín y un bombo. Cantan como ángeles santiagueños melodías de esa tierra. ¿Llegarán ellos a tener tierra para sembrar semillas y poder continuar cantando esas melodías del pueblo?
La gente de la tierra sin tierra. La tierra es de los especuladores. Especuladores siempre respaldados por la política, la Justicia, la policía. Hay que ir y escuchar a la gente: hombres como entregados ya a su suerte. Mujeres que salen primeras con el puño cerrado, niños que miran como acusadores de siglos, con infinita paciencia. Sí, uno escucha a la gente de la cooperativa del Mocase, allí, en Quimilí.
No se explican por qué es así, por qué es siempre así. Trabajan su tierra y de pronto llega un desconocido con un papelito de propiedad, rodeado de una patota y exige el desalojo, y si no se van, viene la policía con palos. Si no dejan la tierra, llega entonces la Justicia. Así es, la tierra pasa de la gente nacida en Quimilí hace mil años a un desconocido de otra latitud. Y si pretenden aún quedarse o protestar, viene la patota y rompe a todo a fierrazos hasta desalojarlos.
Pienso en aquel 1810, en esos hombres como Moreno, Castelli, Belgrano. Sí, Belgrano. Detengámonos en este escrito de Belgrano. Belgrano, Manuel, el de la bandera azul y blanca: “Cuando vemos a nuestros labradores en la mayor parte llenos de miseria e infelicidad; con una triste choza que apenas les liberta de las intemperies; que en ellas moran padres e hijos; que la desnudez está representada en toda su extensión, no podemos menos que fijar el pensamiento para indagar las causas de tan deplorable desdicha. Es tiempo ya de que manifestemos nuestro concepto diciendo que todos esos males son causas de la principal, cuál es la falta de propiedades de los terrenos que ocupan los labradores; éste es el gran mal de donde provienen todas las infelicidades y miserias, y que sea la clase más desdichada de estas provincias”.
Es tiempo ya, dice Belgrano en 1810. Es tiempo ya. Estamos en el 2006, a dos siglos. Y seguimos igual. Claro, es que el general Julio Argentino Roca parece que arregló definitivamente todo. Argentino, Julio. Después de su “Campaña del Desierto” el resultado fue: dos millones quinientos mil hectáreas para los Martínez de Hoz. Y las mejores llanuras pampeanas para los Amadeo, Leloir, Temperley, Atucha, Ramos Mejía, Llavallol, Unzué, Miguens, Terrero, Arana, Casares, Señorans, Martín y Omar, Real de Azúa. Nuestra “sociedad”, el Barrio Norte en pleno. Con todas las letras: cuarenta y dos millones de hectáreas a 1843 terratenientes.
Por la concesión Grünbein se dieron 2.517.274 hectáreas a los señores Halliday, Scott, Rudd, Wood, Waldron, Grienshild, Hamilton, Saunders, Reynard, Jamieson, Mac George, Mac Clain, Felton. Johnson, Woodman, Redman, Smith, Douglas y Ness, todos británicos. Es que en ese tiempo se hacía patria, por eso los monumentos. Y empezaron los infinitos negocios. Alvaro Yunque denuncia: “En 1884, el gobierno compra en La Pampa cuatro leguas de tierras. Las paga 5665 pesos con 85 centavos la legua. Dos años antes, el gobierno las había vendido a un particular a 500 pesos la legua. Diez veces más”. Negocio redondo. Negocio argentino. Pero ésas son moneditas con respecto a los grandes negociados que vendrían.
En la Década Infame, Julio Argentino Roca, el hijo del general, va a firmar como vicepresidente de la Década Infame el tratado Roca-Runciman, con los británicos. Que fue, sin exagerar, ponernos de rodillas ante el Imperio de Su Majestad. Argentina con sus Argentinos. Roca. Por eso los monumentos.Una verdadera democracia no puede seguir permitiendo que la gente de la tierra no tenga tierra o que se la quiten de acuerdo con el caudillo feudal que domine la región. Con justicia ad hoc, policía, gendarmería o patota.
Si queremos una democracia debería comenzarse con limitar los latifundios. Que ningún poseedor “legal” de la tierra pueda tener más de50 mil hectáreas, por ejemplo. Y la obligación de todo gobierno de ayudar a las cooperativas campesinas mediante la expropiación y la ayuda en los primeros tiempos de esas cooperativas de trabajadores. El balance de los resultados de las cooperativas de todo tipo son realmente positivas, de manera que no se puede aducir el viejo prejuicio de los amos y dueños que, según ellos, los de abajo no saben lo que es producir y distribuir. Hay ejemplos magníficos que demuestran todo lo contrario.
De Quimilí viajamos a Santiago del Estero, la capital. Otra reunión de debate de los problemas de la tierra. Allí, con mucha rabia se recuerda el largo período de Juárez. El tiempo de la humillación, cinismo, descaro. Sólo superado por aquella Década Infame de los ’30. Mafia argentina. El pobre está para obedecer, sufrir. La sumisión. Y el silencio de todos: los gobernantes, los políticos, los intelectuales, los gremialistas y los medios. A las protestas, el silencio, cuando no el garrote. O la muerte mafiosa.
Los oradores nos informan que, a pesar del cambio de gobernador, las cosas no han cambiado mucho. Es que el poder “efectivo” sigue en las mismas manos, los que tienen la sartén por el mango de la economía, la “justicia” y la policía. De pronto se levanta la voz de un campesino, con la palabra de acento lugareño: “En mi calidad de trabajador de la tierra, voy a seguir protestando y denunciando, aunque siempre perdí, y cómo perdí.
Me llamo Julio Galeano, soy de Campo Santa Ana, departamento Moreno. Tuve que enfrentar como campesino una avanzada cordobesa con socios santiagueños que actuaban personalmente o con ex funcionarios policiales, uno de ellos apellidado Castillo, y otros que simulaban ser jueces o escribanos, para meternos miedo. Hace poco vinieron a verme en una Trafic llena de armas. La primera vez que llegaron los recibí bien porque desconocía sus intenciones. Ellos, con sarcasmo, me dijeron: ‘¿Siempre va a ser así, tan bueno con nosotros?’ Se quedaron en casa, miraron mi campo y almorzaron. Hasta que vi en la camioneta muchas armas largas. Y así comenzaron a pasar de pronto avionetas, helicópteros, camionetas 4x4, automóviles caros. Y estuve dos veces preso, sin motivo.
Al campesino Adolfo Farías lo secuestraron, lo desnudaron al lado del río Salado durante un día y una noche. Querían obligarlo a acusar a los compañeros de ladrones de vacas”.Igual que con la “Campaña del Desierto”, donde meses antes se preparó el ambiente calificando a los pueblos originarios de “indios ladrones”. Cuando en realidad los “indios” no tenían sentido de la propiedad, es decir que no tenían noción de lo que es robar, porque creían que todo pertenecía a la naturaleza y no a algún cristiano. Y ya se hizo común, se llaman “los aprietes”.
De pronto llegan patrulleros y se llevan a dos o tres campesinos y los acusan, por ejemplo, de “hurtos forestales”. La gente de campo tiene miedo principalmente por sus hijos y al final prefieren la pasividad, aguantar y retirarse.Estos enfrentamientos por las tierras, en los que han ganado siempre los poderosos, afectan al 35 por ciento de la población rural en la provincia de Santiago del Estero. Muchos abogados terminan quedándose con el 20 por ciento de las propiedades en juego, que resigna siempre el campesino atacado.
Si el campesino atacado no resigna, los visitantes comienzan por su cuenta a alambrarles el campo; ponen sus propios peones, desmontan los bosques, taponan los pozos de agua, cierran caminos y hasta matan los animales. Y si no, obtienen una orden de desalojo judicial, generándose lógicas sospechas de un solapado respaldo judicial al despojo. Todo esto también lo ha ido registrando la publicación campesina La Columna.
Es otro capítulo más de la lucha de nuestro campo. Basta recordar aquel movimiento increíble de la “huelga de los rusos” de la pampeana Macachín, en 1910, que promovieron las colonias de rusos alemanes llegados a esa zona y que exigieron semillas para reanudar los sembrados destruidos porla sequía, o la huelga agraria de 1919 también en la llanura pampeana, o el corajudo Grito de Alcorta, de 1912, la rebelión de los sembradores de esas llanuras contra los terratenientes que dominaban todo desde el tiempo del “progreso” de Roca, desde sus mansiones del Barrio Norte. O aquello de Jacinto Arúaz, en plena pampa, donde los peones rurales dijeron basta a las empresas cosechadoras que los sometían a una bárbara expoliación.
Lo mismo la trágica huelga de los peones rurales patagónicos que se rebelaron contra los latifundistas británicos y sus ayudantes argentinos, y terminaron fusilados por el gobierno de Yrigoyen. Una larga historia de injusticias en un país que se llama democrático.Pero nada es gratuito. La violencia de arriba va a generar la respuesta de abajo. No jugar con la gente, no exagerar. No olvidar aquello tan sabio del “espontaneísmo de las masas”.
No jugar. Marchar hacia la verdadera democracia. Una sociedad sin niños con hambre, sin desocupados, de campesinos con su tierra para sembrarla, y la libertad necesaria para terminar con la Justicia corrupta, la policía mercenaria, los políticos sordos por conveniencia.Me despide de Santiago del Estero un cuarteto de niños: dos guitarras, un violín y un bombo. Cantan como ángeles santiagueños melodías de esa tierra. ¿Llegarán ellos a tener tierra para sembrar semillas y poder continuar cantando esas melodías del pueblo?
miércoles, mayo 17, 2006
De ese terrorismo no se habla
A mediados de marzo se reunieron en la sede del Banco Central quienes han asumido la lucha mundial contra el financiamiento del terrorismo.
La reunión olvidó un pequeño detalle: no considerar dentro de esa categoría a los Estados Unidos.Por eso asistió Patrick O'Brien, máxima autoridad del Departamento del Tesoro de ese país en el tema de financiamiento del terrorismo.
Afianzando la presencia norteamericana, este cónclave reunió a funcionarios de la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial.También estuvieron presentes el Banco de España, el Ministerio de Economía de Italia, la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas, el Comité Interamericano Contra el Terrorismo, el Comité Contra el Terrorismo de las Naciones Unidas, la Federación Latinoamericana de Bancos, la Asociación Internacional de Bancos de Florida (EEUU) y representantes de los bancos centrales de Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
El presidente del BCRA, Martín Redrado, y el canciller Jorge Taiana, transmitieron la posición argentina al inaugurar la Cumbre. "El Banco Central de la República Argentina se ha puesto al frente de la lucha contra el financiamiento del terrorismo y el lavado de dinero en el sistema financiero argentino", afirmó Redrado.
Por su parte Taiana señalo que "La Cancillería apoya esta importante iniciativa del Banco Central, que tiene por objeto reflexionar sobre las estrategias en el marco político, jurídico y de aplicación de la ley en materia de lucha contra la financiación del terrorismo".O'Brien elogió la cooperación regional que realiza el BCRA e insistió en la importancia del intercambio de información: "Conozca a su cliente", fue su recomendación para los bancos.
El BCRA instruyó oportunamente a los bancos para que cumplan las resoluciones dictadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores entre las cuales se obliga a las entidades financieras a consultar listas de personas "sospechosas" que han sido elaboradas por Estados Unidos, Inglaterra y Canadá, e informar si hay cuentas en el país cuyos titulares integren esas listas.
El impacto de la Ley Patriota de Estados Unidos en los sistemas financieros latinoamericanos, fue uno de los temas debatidos durante la cumbre. Esta ley, sancionada en los Estados Unidos a solo 45 días del atentado a las Torres Gemelas y que suma cada vez mayor cantidad de opositores en ese país, habilita al FBI y a la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) a grabar conversaciones telefónicas, correos electrónicos y servidores de Internet sin necesidad de intervención judicial.
sábado, mayo 13, 2006
Tierra de Hombres en América latina
Noventa y ocho millones de indigentes viven en ciudades o en suburbios de América Latina. No verlos es imposible, ignorarles está al alcance de todos. 98 millones de personas representan la suma de los habitantes de Inglaterra, Holanda, Bélgica, Austria, Finlandia y Suiza.
Si todas estas personas se alinearan cogidas de la mano formarían una fila humana que daría más de dos vueltas a nuestro planeta. Pero más insoportable resulta pensar que 50% de todo ellos son niños.
El equivalente a la población total de España y Dinamarca juntas.En América Latina, 18.5% de la población vive en situación de extrema pobreza, a lo que se suma el 42% en situación de "simple" pobreza, es decir un total de 319 millones de pobres. El equivalente a toda la población de EU y Australia.
Detrás de estas cifras hay personas con nombres y apellidos, niños mal alimentados, mal vestidos, menos limpios, menos mimados, protegidos y queridos... pero que tienen al nacer el mismo potencial que el resto. Sin embargo, son más vulnerables y están más expuestos a todo tipo de abuso y explotación.
Tanto los niños y niñas de aquí como los de allí están igualmente sujetos a la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, pero la realidad pone en evidencia una desproporción que es indispensable borrar.A consecuencia del devastador tsunami que asoló las costas asiática hace ya más de un año, la inmensa respuesta de generosidad de miles de europeos llena de esperanza. Demuestra que los seres humanos somos naturalmente sensibles y estamos dispuestos a movilizarnos para paliar las tragedias vividas por otros seres humanos. Sin embargo, las personas donan y continuarán donando si están convencidas de que sirve para algo y que la ayuda llega a quien la necesita.
Es precisamente en este punto en el que la responsabilidad y los resultados de las organizaciones humanitarias adquiere su importancia. Las ayudas deben responder con eficacia a necesidades concretas ya se trate de crisis mediatizadas o crisis olvidadas.Si utilizáramos las cantidades generosas de los españoles obtenidas tras el tsunami para ofrecer una comida diaria de 60 céntimos de euro a cada uno de los 98 millones de personas sin hogar de América Latina, los recursos serían consumidos en un día y medio.
Por ello, toda respuesta asistencialista no resulta viable. Para conseguir cambios reales hace falta cambiar mentalidades, modificar radicalmente las relaciones de los poderes económicos, conseguir por ejemplo una equidad real en las relaciones comerciales Norte-Sur o la supresión de las patentes sobre medicamentos esenciales. Pero ante todo, una respuesta realista debe inscribir la "erradicación de la pobreza" en el primer lugar de la agenda internacional.
En vista de las promesas no cumplidas, a pesar de las múltiples cumbres internacionales salpicadas de buenas intenciones, los dirigentes del planeta no pasarán a la acción hasta que la sociedad civil se movilice y les obligue a actuar.Algunos intelectuales explican la existencia de estos 98 millones de indigentes con eslóganes como: "este número es el reflejo del problema estructural", "es un desequilibrio generado por la mala distribución de la riqueza", "son consecuencias incontrolables de los regímenes y dictaduras", "de los intereses económicos, políticos y estratégicos de los países industrializados", "de la corrupción endémica de los gobiernos locales o nacionales".
Sin embargo, ésta es una situación inaceptable, una violación constante de los derechos fundamentales de todo ser humano. La necesidad de cambiar las cosas, de pelearnos por las personas en situación de pobreza en América Latina y por los miles de niños y mujeres que sufren esta situación es un compromiso y la responsabilidad de todos.Las prácticas cotidianas de las organizaciones internacionales que trabajan en el terreno ofrecen una ayuda concreta a miles de niños y adultos que viven en situaciones intolerables. No obstante, la ayuda prestada no tiene que sustituir a la responsabilidad del Estado, de la sociedad civil y de las comunidades.Lejos de las imágenes de Copacabana en Río de Janeiro, lejos de los clichés de playas paradisíacas del Caribe o de las imágenes brumosas de las postales del Machu Pichu en Perú, 98 millones de seres humanos duermen cada día en la calle.
El autor de este texto, John Orlando, es responsable del Programa de Tierra de Hombres en América Latina y Caribe
Si todas estas personas se alinearan cogidas de la mano formarían una fila humana que daría más de dos vueltas a nuestro planeta. Pero más insoportable resulta pensar que 50% de todo ellos son niños.
El equivalente a la población total de España y Dinamarca juntas.En América Latina, 18.5% de la población vive en situación de extrema pobreza, a lo que se suma el 42% en situación de "simple" pobreza, es decir un total de 319 millones de pobres. El equivalente a toda la población de EU y Australia.
Detrás de estas cifras hay personas con nombres y apellidos, niños mal alimentados, mal vestidos, menos limpios, menos mimados, protegidos y queridos... pero que tienen al nacer el mismo potencial que el resto. Sin embargo, son más vulnerables y están más expuestos a todo tipo de abuso y explotación.
Tanto los niños y niñas de aquí como los de allí están igualmente sujetos a la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, pero la realidad pone en evidencia una desproporción que es indispensable borrar.A consecuencia del devastador tsunami que asoló las costas asiática hace ya más de un año, la inmensa respuesta de generosidad de miles de europeos llena de esperanza. Demuestra que los seres humanos somos naturalmente sensibles y estamos dispuestos a movilizarnos para paliar las tragedias vividas por otros seres humanos. Sin embargo, las personas donan y continuarán donando si están convencidas de que sirve para algo y que la ayuda llega a quien la necesita.
Es precisamente en este punto en el que la responsabilidad y los resultados de las organizaciones humanitarias adquiere su importancia. Las ayudas deben responder con eficacia a necesidades concretas ya se trate de crisis mediatizadas o crisis olvidadas.Si utilizáramos las cantidades generosas de los españoles obtenidas tras el tsunami para ofrecer una comida diaria de 60 céntimos de euro a cada uno de los 98 millones de personas sin hogar de América Latina, los recursos serían consumidos en un día y medio.
Por ello, toda respuesta asistencialista no resulta viable. Para conseguir cambios reales hace falta cambiar mentalidades, modificar radicalmente las relaciones de los poderes económicos, conseguir por ejemplo una equidad real en las relaciones comerciales Norte-Sur o la supresión de las patentes sobre medicamentos esenciales. Pero ante todo, una respuesta realista debe inscribir la "erradicación de la pobreza" en el primer lugar de la agenda internacional.
En vista de las promesas no cumplidas, a pesar de las múltiples cumbres internacionales salpicadas de buenas intenciones, los dirigentes del planeta no pasarán a la acción hasta que la sociedad civil se movilice y les obligue a actuar.Algunos intelectuales explican la existencia de estos 98 millones de indigentes con eslóganes como: "este número es el reflejo del problema estructural", "es un desequilibrio generado por la mala distribución de la riqueza", "son consecuencias incontrolables de los regímenes y dictaduras", "de los intereses económicos, políticos y estratégicos de los países industrializados", "de la corrupción endémica de los gobiernos locales o nacionales".
Sin embargo, ésta es una situación inaceptable, una violación constante de los derechos fundamentales de todo ser humano. La necesidad de cambiar las cosas, de pelearnos por las personas en situación de pobreza en América Latina y por los miles de niños y mujeres que sufren esta situación es un compromiso y la responsabilidad de todos.Las prácticas cotidianas de las organizaciones internacionales que trabajan en el terreno ofrecen una ayuda concreta a miles de niños y adultos que viven en situaciones intolerables. No obstante, la ayuda prestada no tiene que sustituir a la responsabilidad del Estado, de la sociedad civil y de las comunidades.Lejos de las imágenes de Copacabana en Río de Janeiro, lejos de los clichés de playas paradisíacas del Caribe o de las imágenes brumosas de las postales del Machu Pichu en Perú, 98 millones de seres humanos duermen cada día en la calle.
El autor de este texto, John Orlando, es responsable del Programa de Tierra de Hombres en América Latina y Caribe
lunes, mayo 08, 2006
Torturadores en el banquillo de la ONU
Por primera vez en seis años, el gobierno estadounidense rinde cuentas ante el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas por el tratamiento que brinda a los llamados "combatientes ilegales" que mantiene retenidos.
Una treintena de altos funcionarios gubernamentales -del Departamento de Estado, Defensa, Justicia y Seguridad Interna- comenzaron a testificar ante la comisión investigadora en Ginebra, Suiza.
Los comparecientes deben responder acerca de la existencia de prisiones secretas de la CIA en las que los detenidos recibirían apremios ilegales. O detalles sobre el llamado proceso de "entrega extraordinaria", en el que prisioneros habrían sido entregados a terceros países en los que corrían el riesgo de ser torturados.
También se les pregunta si ciertos métodos para extraer información a los presos habrían sido autorizados por funcionarios de alto rango en la administración del presidente George W. Bush.
Imogen Foulkes, corresponsal de la BBC en Ginebra, señala que los abusos en la prisión iraquí de Abu Ghraib y las largas detenciones sin cargos o juicio en la base naval de Guantánamo han dado pie a los grupos defensores de Derechos Humanos para afirmar que Washington está violando convenios internacionales.
Estados Unidos es país signatario de la Convención de la ONU contra la Tortura, por lo cual se le requiere que regularmente informe al comité sobre su cumplimiento.
Las audiencias son públicas y los diez expertos legales internacionales van a hacerle a los funcionarios estadounidenses preguntas incómodas. De hecho, los miembros del comité ya han adelantado que consideran que la actual definición de Estados Unidos sobre lo que considera tortura parece ser "demasiado estrecha".
Estados Unidos ha insistido siempre en que se "opone inequívocamente" a la tortura y que mantiene su compromiso con la prohibición de Naciones Unidas. El Comité contra la Tortura no tiene poderes formales, es decir, no puede imponer sanciones. Pero sí publicará sus recomendaciones, y es de esperar que cualquier país signatario de la Convención las implemente.
domingo, mayo 07, 2006
La fortuna de Fidel
Como todos los años, la revista Forbes vuelve a incluir al presidente cubano entre la lista de lo que ellos llaman “reyes, reinas y dictadores” más ricos. Por supuesto, todos lo medios se hicieron eco entusiasta de una noticia que se repite todos los años.
Si uno busca en google news descubre que son un centenar de medios los que informan, no de la lista de gobernantes millonarios, sino de la presencia de Fidel Castro, aunque su lugar no sea el primero sino el séptimo. Lo cual lleva a la conclusión de que si no estuviese el presidente de Cuba en la lista, dejaría de ser noticia el patrimonio de esos ricos.
Este año dicen que su fortuna es de 900 millones de dólares, casi el doble de los 550 del año pasado. Y, como en otros años , es importante que vayamos a la fuente original y observemos como calculan el dinero de Castro, según afirman en la página web oficial de Forbes. Dice textualmente en inglés: “En el caso de Fidel Castro, otro controvertido dictador, asumimos que tiene el control de una red de compañías estatales que incluye el Palacio de Convenciones (un centro de convenciones cercano a La Habana), Cimex (un conglomerado de ventas al por menor) y Medicuba (que vende vacunas y otros fármacos producidos en la isla)”.
Efectivamente, el presidente del país tiene el control de las compañías estatales, como en todos los países. Aunque aquí ha variado la tesis de Forbes, porque el año pasado decía que las empresas eran propiedad de Castro. Continúan: “Ex funcionarios cubanos insisten en que Castro, que viaja exclusivamente en una flota de Mercedes negros, se ha apropiado de los beneficios de esos negocios a lo largo de los años”.
Todos los cubanos saben que viaja en un Mercedes Negro de más de veinte años, y que va acompañado de los coches de sus escoltas, como todos los presidentes, en especial los que Estados Unidos ha intentado asesinar. En la mayoría de los países un Mercedes es lo que tienen todos los ministros y muchísimos empresarios y bastante menos antiguo que el de Fidel Castro.
El razonamiento de que ex funcionarios dicen que “se ha apropiado de los beneficios” como prueba de la riqueza es una afirmación gratuita sin valor ninguno. No será de los beneficios que produce el Palacio de Convenciones, donde sólo se celebran actos públicos y el único dinero que circula ahí es el peso cubano que cuesta un café en el bar.
En cuanto a Medicuba y Cimex, como ya señalé el año pasado en respuesta al mismo argumento de Forbes, son empresas públicas que comercializan con productos de la isla. En ningún registro o documento se refleja que sea propiedad del gobernante, todos los países tienen empresas públicas.Ahora viene el reto para Forbes, ¿de cuánto se ha apropiado el presidente?
Así afirman haberlo calculado: “Con vistas a obtener una cifra neta hemos utilizado un método en el que se descuentan las entradas en dinero líquido para evaluar tales compañías y luego hemos asumido que una parte de ese flujo de beneficios se lo queda Castro”. Pues entonces en lugar de 900 millones podrían haber puesto el doble, al fin y al cabo se trataba de calcular la “parte de ese flujo de beneficios” que les parecería oportuna para decir que se la “queda Castro”.
Probablemente la dirán el año que viene y podrán ofrecer como noticia que su riqueza es el doble. Aclaran después que “tratando de ser conservadores hemos evitado estimar cualquier beneficio que pueda haberse embolsado en otras épocas, incluso si existen rumores de que posee grandes cantidades en cuentas bancarias suizas. Castro lo ha negado públicamente y ha insistido en que no posee nada”. Precisamente lo que deberían haber detectado si estuviesen en condiciones de demostrar su fortuna era el dinero en una cuenta bancaria a su nombre, o propiedades en las que figure como titular o usufructuario. Extraño millonario este del que no constan joyas, yates, mansiones o vacaciones esquiando o en la playa.
Tras leer el método de cálculo se observa que ni tienen constancia de dinero alguno en ninguna cuenta, ni propiedad a su nombre. Eso sí, tiene 900 millones de dólares. Ya en 2003 la revista estableció el patrimonio de Fidel Castro en 110 millones de dólares. Entonces la letra pequeña de su web señalaba que como la "la estimación de estas fortunas es un asunto muy complicado", habían calculado la riqueza personal del presidente cubano considerando suyo un porcentaje del producto interior bruto (PIB) del país. Así de sencillo.
La noticia da mucho juego en los medios. La agencia Reuters comienza su teletipo diciendo que “el presidente cubano, Fidel Castro, se enfureció cuando la revista Forbes estimó su fortuna en 550 millones de dólares el año pasado”. Varios párrafos más adelante el mismo teletipo dice que “Castro había declarado que estaba considerando poner una demanda después de que Forbes publicara su lista de 2005, y se rió entonces de que su fortuna era parecida a la de la reina de Inglaterra”. O sea que se enfureció y se rió al mismo tiempo.
Esos comentarios los hizo en un acto en el Palacio de Convenciones –ese con el que parece que se hace rico- antes miles de cubanos, y efectivamente, yo estaba presente, ironizó con que le adjudicaran una fortuna similar a la monarca británica y afirmó reservarse tomar alguna iniciativa contra la revista.
Este año parece que Castro estaría muy por encima de la monarca británica. Pero nos enteramos por los medios que a la reina Isabel no le incluyen como propiedad el Palacio de Buckingham ni las joyas de corona. En cambio Fidel Castro consigue 900 millones con los rendimientos de un Palacio de Convenciones donde sólo hay actos del Estado y se entra gratis.Y es que si Fidel Castro en lugar de ser un presidente socialista empeñado en compartir su Palacio de Convenciones con los cubanos fuese un capitalista con cincuenta mil millones de dólares como Bill Gates recibiría en España el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación. La revista norteamericana le asigna un patrimonio de 550 millones de dólares
Si uno busca en google news descubre que son un centenar de medios los que informan, no de la lista de gobernantes millonarios, sino de la presencia de Fidel Castro, aunque su lugar no sea el primero sino el séptimo. Lo cual lleva a la conclusión de que si no estuviese el presidente de Cuba en la lista, dejaría de ser noticia el patrimonio de esos ricos.
Este año dicen que su fortuna es de 900 millones de dólares, casi el doble de los 550 del año pasado. Y, como en otros años , es importante que vayamos a la fuente original y observemos como calculan el dinero de Castro, según afirman en la página web oficial de Forbes. Dice textualmente en inglés: “En el caso de Fidel Castro, otro controvertido dictador, asumimos que tiene el control de una red de compañías estatales que incluye el Palacio de Convenciones (un centro de convenciones cercano a La Habana), Cimex (un conglomerado de ventas al por menor) y Medicuba (que vende vacunas y otros fármacos producidos en la isla)”.
Efectivamente, el presidente del país tiene el control de las compañías estatales, como en todos los países. Aunque aquí ha variado la tesis de Forbes, porque el año pasado decía que las empresas eran propiedad de Castro. Continúan: “Ex funcionarios cubanos insisten en que Castro, que viaja exclusivamente en una flota de Mercedes negros, se ha apropiado de los beneficios de esos negocios a lo largo de los años”.
Todos los cubanos saben que viaja en un Mercedes Negro de más de veinte años, y que va acompañado de los coches de sus escoltas, como todos los presidentes, en especial los que Estados Unidos ha intentado asesinar. En la mayoría de los países un Mercedes es lo que tienen todos los ministros y muchísimos empresarios y bastante menos antiguo que el de Fidel Castro.
El razonamiento de que ex funcionarios dicen que “se ha apropiado de los beneficios” como prueba de la riqueza es una afirmación gratuita sin valor ninguno. No será de los beneficios que produce el Palacio de Convenciones, donde sólo se celebran actos públicos y el único dinero que circula ahí es el peso cubano que cuesta un café en el bar.
En cuanto a Medicuba y Cimex, como ya señalé el año pasado en respuesta al mismo argumento de Forbes, son empresas públicas que comercializan con productos de la isla. En ningún registro o documento se refleja que sea propiedad del gobernante, todos los países tienen empresas públicas.Ahora viene el reto para Forbes, ¿de cuánto se ha apropiado el presidente?
Así afirman haberlo calculado: “Con vistas a obtener una cifra neta hemos utilizado un método en el que se descuentan las entradas en dinero líquido para evaluar tales compañías y luego hemos asumido que una parte de ese flujo de beneficios se lo queda Castro”. Pues entonces en lugar de 900 millones podrían haber puesto el doble, al fin y al cabo se trataba de calcular la “parte de ese flujo de beneficios” que les parecería oportuna para decir que se la “queda Castro”.
Probablemente la dirán el año que viene y podrán ofrecer como noticia que su riqueza es el doble. Aclaran después que “tratando de ser conservadores hemos evitado estimar cualquier beneficio que pueda haberse embolsado en otras épocas, incluso si existen rumores de que posee grandes cantidades en cuentas bancarias suizas. Castro lo ha negado públicamente y ha insistido en que no posee nada”. Precisamente lo que deberían haber detectado si estuviesen en condiciones de demostrar su fortuna era el dinero en una cuenta bancaria a su nombre, o propiedades en las que figure como titular o usufructuario. Extraño millonario este del que no constan joyas, yates, mansiones o vacaciones esquiando o en la playa.
Tras leer el método de cálculo se observa que ni tienen constancia de dinero alguno en ninguna cuenta, ni propiedad a su nombre. Eso sí, tiene 900 millones de dólares. Ya en 2003 la revista estableció el patrimonio de Fidel Castro en 110 millones de dólares. Entonces la letra pequeña de su web señalaba que como la "la estimación de estas fortunas es un asunto muy complicado", habían calculado la riqueza personal del presidente cubano considerando suyo un porcentaje del producto interior bruto (PIB) del país. Así de sencillo.
La noticia da mucho juego en los medios. La agencia Reuters comienza su teletipo diciendo que “el presidente cubano, Fidel Castro, se enfureció cuando la revista Forbes estimó su fortuna en 550 millones de dólares el año pasado”. Varios párrafos más adelante el mismo teletipo dice que “Castro había declarado que estaba considerando poner una demanda después de que Forbes publicara su lista de 2005, y se rió entonces de que su fortuna era parecida a la de la reina de Inglaterra”. O sea que se enfureció y se rió al mismo tiempo.
Esos comentarios los hizo en un acto en el Palacio de Convenciones –ese con el que parece que se hace rico- antes miles de cubanos, y efectivamente, yo estaba presente, ironizó con que le adjudicaran una fortuna similar a la monarca británica y afirmó reservarse tomar alguna iniciativa contra la revista.
Este año parece que Castro estaría muy por encima de la monarca británica. Pero nos enteramos por los medios que a la reina Isabel no le incluyen como propiedad el Palacio de Buckingham ni las joyas de corona. En cambio Fidel Castro consigue 900 millones con los rendimientos de un Palacio de Convenciones donde sólo hay actos del Estado y se entra gratis.Y es que si Fidel Castro en lugar de ser un presidente socialista empeñado en compartir su Palacio de Convenciones con los cubanos fuese un capitalista con cincuenta mil millones de dólares como Bill Gates recibiría en España el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación. La revista norteamericana le asigna un patrimonio de 550 millones de dólares
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