domingo, noviembre 27, 2005

¿Dónde está nuestra dirigencia?


Es la carencia más sentida de nuestra sociedad. Nos faltan dirigentes.
Es notorio en la suerte que nos ha tocado en lo político.
Se da también en lo social, en lo deportivo. La pobreza responde a un modelo educativo que ha dado prioridad a lo disciplinante antes que a lo creativo.
La enseñanza ha recurrido abrumadoramente a imponer orden más que a capitalizar socialmente las potencias individuales.
El enciclopedismo ha tratado de llenarnos de información sin formarnos. Se nos ha impuesto el individuo que es hartado de datos matemáticos, históricos, idiomáticos, geográficos. Nunca tuvo espacio el proceso auténticamente educativo, cual es el liberar las capacidades enriqueciendo lo mejor de todos y cada uno. Se trata de valorar el que un alumno memorice por un rato los ríos de China o las montañas suizas antes que la historia o la geografía de su propio entorno.
Los poderosos de siempre han delineado cursos de estudio que nunca llegan a poner en discusión la realidad vivida o la actual. Una carrera universitaria típica es una compilación de materias que buscan un engorde global dejando de lado la potenciación de las vocaciones. Un título puede lograrse acumulando información desordenada y hasta incongruente. La ejerce una persona que, en caso de gozar de una universidad pagada por todos, debe someterse a un tratamiento de lleado de datos, esterilizado del medio político y social circundante y accediendo a una habilitación que puede no tener ninguna relación con las necesidades de su entorno.
Por todo eso es que hoy la Argentina está groseramente centralizada en la Capital. Porque los mecanismos reales del poder se han preocupado de sostener un esquema que los perpetúe conformando una sociedad criada en la represión y la censura. La educación es uno de esos claros ejemplos. También la organización del trabajo, de la familia.
Después nos preguntamos por qué está fracasando rotundamente la democracia que elegimos veintitantos años atrás. Porque a la vez que los más fuertes coparon las vías de intermediación, deglutiendo a los medios de comunicación y vaciando a los partidos, no hay escenarios donde cultivar dirigencia. El modo de vida ha sobrepuesto la individualidad por encima de lo colectivo. “Sálvese quien pueda” mejor que “cómo salimos, entre todos”.
Los monopolios han logrado corromper instituciones y procederes. La impunidad ha degradado la confianza popular y ha oscurecido los valores que nacen del genuino sentido de la vergüenza.
Mientras sigamos legitimando el papel de los grandes capitales, despreciando el cooperativismo se nos va a cerrar todo acceso a las soluciones.
La única alternativa a esta corrupción es reimponer la participación popular. Será, asociando en todos los órdenes (político, social, recreativo) las posibilidades individuales con respeto y tolerancia constante. Agrupar la gestión de los consumidores y pequeños productores para darse fuerza en las decisiones grandes.
Hay que recuperar democracia neutralizando el caprichoso dominio de los poderosos. Y de esa estrategia debe nacer una tarea educativa genuina, que enriquezca lo personal en beneficio de una mejor vida social: más justa, más estable, más libre.

martes, noviembre 22, 2005

El Mundo es Uno sólo


UNO
El Mundo es uno sólo. Uno, sólo.
Por más que se quiera pensar en países, en fronteras, en naciones. Es uno solo.
Y lo que pasa en un lugar, sobre todo cuando se trata de grandes conmociones...o grandes decisiones, está afectando a otra parte del Mundo.
Es uno, compartido a cada momento por pobres y ricos, por débiles y poderosos.
En toda la historia se habla del imperio griego, del de los romanos, del Egipto de los faraones, de las empresas multinacionales de la actualidad.Y siempre ha sido por encima de las fronteras, más allá de países y gobiernos.

GLOBO
Hoy se habla de globalización. De un mundo forjado a través del accionar de grandes empresas que superan los mapas nacionales. Lo que elige hacer un gobierno poderoso, impulsado por grandes fortunas que lo apoyan, tiene que ver con lo que pasa en otros países. Inevitablemente.
Si todo es así; tan visible en los noticiosos, en las películas. Si es tan común ver cómo los que pueden más dominan a los menos fuertes. Si es tan notorio cómo los pobres son cada vez más; cómo las oportunidades de progreso se van achicando para los que dependen de su trabajo, por qué hay intelectuales y pensadores que siguen haciendo teoría desconociendo el poder.
Si a alguien se le ocurre leer la teoría económica predominante en las más caras universidades de EEUU o Europa, o Asia, podrá darse cuenta que el mundo que imaginan tiene muy poco que ver con el real.
Los países hambreados de hoy (como los africanos) han sido colonias de los ricos en el pasado. No es, como se puede pretender decir, que no tienen capacidad o dirigencia que pueda llevarlos al nivel que en ese mismo tiempo muestran los poderosos.

PODER
Desde los centros del poder internacional se diseñan estudios y propuestas universitarias que imaginan una democracia total universal. Esos teóricos parten de hacer ver cómo sería el mundo si arrancáramos de una igualdad genuina. No les interesa explicar por qué hay tantasdiferencias entre las sociedades. Aseguran que las oportunidades son iguales para todos. Para los empresarios por un lado; para los trabajadores por el otro. Que tenemos las mismas oportunidades ante un mundo en el que el poder es la suma de todos los poderes individuales. Y no es así.

FALSEDADES
Se escribe y se recomiendan decisiones confundiendo a la gente. Se esconde la realidad de una sociedad partida entre pudientes e indefensos.
La democracia no puede funcionar con monopolios, sean públicos o privados. Porque supone que el poder está repartido entre todos por partes iguales. Y los monopolios son poder concentrado.

JUSTICIA
La justicia económica necesita de la democracia política. La democracia eficaz se sostiene en la equidad económica.
Con monopolios no hay igualdad. Solamente se podrá neutralizarlos en su poder cuando los consumidores (o sea, todos) lleguemos a organizarnos, cooperativamente por ejemplo, y nos demos unidad frente a esas potencias concentradas.

domingo, noviembre 20, 2005

Buenos Aires está quebrada

La provincia de Buenos Aires está partida en dos mundos muy diferentes. El conurbano, quizá inseparable de la Capital Federal, con sus 10 millones de habitantes, y el resto provincial: extenso, despoblado.

Ese segundo mundo bonaerense integra y aporta a un estado demasiado inequitativamente.

La mayor parte del presupuesto votado en La Plata tiene que ocuparse de los dramas del Gran Buenos Aires, ya sea con fines de seguridad, justicia, educación o emergencias sociales. El otro centenar de partidos reclama, con suerte según bandería política circunstancial, por el saldo mínimo restante.

Recomponer Buenos Aires es una cuestión de equidad política. Hay que dividir el territorio en el Conurbano, que deberá ligarse definitivamente con la Capital Federal, y el otro continente provincial, dando lugar a dos estados. Ese tema merece ser debatido y resuelto a la brevedad.

En materia constitucional, la justicia y la seguridad no pierden ninguna actualidad. Este es un abanico de problemas que va desde el trágico sistema carcelario, abarcando su incapacidad física y doctrinaria para la recuperación y el castigo, hasta la legislación que pretendidamente pueda afirmar un esquema de justicia.

Hay temas legislativos puntuales que no son llevados a la arena parlamentaria o partidista. Por caso, la justicia de faltas, cargada a espaldas de la Provincia y los municipios. ¿Cómo puede seguir sosteniéndose un sistema de castigos, dando por supuesto que todos los bonaerenses tenemos una misma capacidad económica?. No es otra cosa el penar con dinero las infracciones de tránsito, transporte, comercio, industria, etc. Donde se renuncia a la equidad, se deja de ser justo.

¿Podrá ser lo mismo un castigo de 200 pesos por un cruce de semáforos en rojo para un infractor pobre como para uno rico?. Porque en la base de esa legislación está el suponer que un peso puede doler lo mismo a quien mucho puede como a quien nada tiene. Eso está todo mal. Fundamentalmente, a medida que han aumentado groseramente las diferencias entre ricos y pobres.

Debería castigarse teniendo en cuenta la habilitación dada por la sociedad, sea a un comerciante, a un conductor o a un servidor público. Por ejemplo, acortar el periodo de renovación de la licencia de conductor a quien infringe una disposición de tránsito.

En el drama policial y carcelario, el derecho se basa excesivamente en las responsabilidades individuales. Eso no está bien. Como la sociedad toda, la familia tiene que ser la célula primaria. Por lo tanto, que quien comete delito sepa que está comprometiendo ante todos a sus padres, sus hijos, su gente. El estilo actual individualiza demasiado al criminal. Hay que envolverlo pesadamente en su entorno familiar. Que sienta la vergüenza de hacer pública a su familia. Ese es el sentido de culpa que debemos recuperar y fortalecer para consolidarnos socialmente.

En otro plano, Buenos Aires impuso la Verificación Técnica Vehicular (VTV) en su territorio. Se multa a los conductores que no cumplen con la ley. Pero: ¿no resulta irrisorio que estén circulando a la par un auto con patente bonaerense, obligado a la VTV, con otro que no arriesga penas por ser de otra provincia? La ley de la VTV es valiosa. Pero es obvio que tiene que ser de cumplimiento nacional.

Hay distintas urgencias que habrá que estudiar y valorar, proponiendo soluciones a los reclamos de una Argentina mortificada por la corrupción y el desencuentro.

jueves, noviembre 17, 2005

La moda cultural es como un fruto prohibido

¿Cómo no acordarse de semejante ola de música nuestra?

Fronterizos, Quilla Huasi, Cantores del Alba, Chalchaleros, Huanca Hua, y otros...y otros. Todo un movimiento discográfico impulsado a fines de los 50 que copó radios y disquerías y hasta popularizó bailes y danzas de todas partes del territorio argentino.

Era cuestión de estar en cualquier lugar y vivirlo. Hasta en las playas, en los campings, todo era zamba, tonada o chacarera.

Esa onda perduró por veinte años, por lo menos.

Después hubo un cambio notorio en la orientación de los sellos distribuidores. Borraron mucho de lo que venía de Europa (principalmente España, Francia e Italia) y dieron paso casi excluyentemente a EEUU, Inglaterra y algunos vecinos de Sudamérica. Ya asomaba Woodstock, Beatles, Rolling Stones y el Mayo parisino.

Pero el tema que nos preocupa no es cómo se dio la cosa y en qué terminó. Lo que interesa es por qué empezo. Y cómo.

No va a ser difícil remontarse al segundo lustro de los 50, tras la caída del peronismo. Nos imaginamos que el drama central de los estrategas del golpe fue aplastar el motor de la reacción popular. Lo más urgente sería controlar el aparato sindical, sobre todo en el Gran Buenos Aires.

Además, era imperioso controlar la repercusión de la revolución cubana, sometidos plenamente a la “doctrina de seguridad nacional”. Se trató de golpear en el 63, cuando asumía Arturo Illia. Esa movida se postergó tres años, por filtración de documentos de los insurgentes.

Aquel apuro de modificar el estilo social y la producción cultural seguramente dio pie a la búsqueda de otra forma de nacionalidad. Se aprovechó la música nativa. Asociado al fenómeno, voces e instrumentistas de calidad que fueron reconocidos internacionalemente, como los que nombramos al principio de este texto.

Estamos convencidos de proponer un tema de investigación que deberá ocupar a nuestros estudiosos. Quizá, como humilde conmemoración intelectual al cincuentenario del desplome justicialista.

domingo, noviembre 06, 2005

Bahía Blanca muestra la debilidad democrática

Argentina tiene tantos Premios Nobel como el resto de Sudamérica. Nuestros embajadores más distinguidos son celebridades de altísima popularidad: DA Maradona, E Ginobili, JM Fangio, G Vilas, etc.
Muchachos nuestros se consagraron casi simultáneamente campeones olímpícos de básquetbol y fútbol. Dos copas acreditan que fuimos los mejores futbolistas del globo en 1978 y 1986.
Y hasta esta economía argentina, cada vez más injusta en el reparto de los frutos, originó tanta confianza que pudimos endeudarnos en 200 mil millones dólares. O sea, que cada familia argentina le debe unos 60 mil pesos al resto del mundo (en promedio, claro).
Y, sin embargo, el intendente de una de las ciudades más importantes intentó parar una huelga ofreciendo 30 euros más por mes a cada empleado municipal. ¡¿Cómo podrán entender en cualquier otro lugar de la Tierra que en semejante Nación un jefe comunal es capaz de emitir una propuesta así?!
Suena ridículo y ofensivo. Es una falta grosera a la dignidad popular.
Por qué, mejor, el médico Rodolfo Lopes, responsable de una Ciudad excepcional, con una geografía riquísima, portal del sur del Mundo, no se pone a trabajar para darse cuenta qué presupuesto maneja y para qué. Que Bahía tiene los costos más altos en salud pública porque no puede resolver la coexistencia de dos hospitales regionales; que mantiene terminales de aviones y omnibus para hacerle el negocio a las empresas que los explotan. Que le paga 170 pesos mensuales a jóvenes que trabajan en disfrazadas pasantías. Y que se pelea con los sindicalistas municipales tratándolos de antidemocráticos y ventajeros (a pesar de que le hacen vista gorda al sistema de becas y pasantías).
Fue tiempo de juzgar si nuestro intendente sabe valorar la responsabilidad que se le adjudicó por cuatro años. El 23 de octubre pasado midió la magia de clientelismo, amiguismo y dádivas. El sufragio planchó al partido justicialista y legitimó el sendero elegido por el ejecutivo municipal. Paralelmente, afirmó la candidatura del reemplazo: la del diputado bonaerense Juan Pedro Tunessi.
La actualidad política bahiense es un escenario dominado por figuras actorales. Está vacío de contenidos partidarios. Alguna lista vecinalista (adherida a una figurita promovida en los medios de comunicación) se agrega a un roto justicialismo y a una paralizada UCR.
Quedan dos años para replantear identidades y metas políticas reactivando convocatorias. Que sea con los partidos tradicionales, o no. Pero que ocurra desde abajo, llamando, participando, politizando. Y, por favor, rápido. La democracia argentina se debilita cada día más.

miércoles, noviembre 02, 2005

Adios, clase media argentina

Investigadores económicos de Francia y Estados Unidos visitaron la Argentina para estudiar e intentar comprender el fenómeno -único en el mundo- de que en los últimos 40 años ha disminuido la clase media del 73% al 28%, lo que significa una caída de 45 puntos, en un país rico.
Algunos indicadores siguen siendo alarmantes. La máxima participación del salario en el producto bruto interno, que sirve para medir cómo se reparte la riqueza, se alcanzó en la década de los años 1950 a 1960, con un 51%.

Hoy se estima - porque no se brindan datos oficiales - que la participación del salario en la distribución del producto bruto interno no supera el 20%. Para recuperar el poder adquisitivo de los ingresos existentes hace 40 años habría que incrementar los salarios el 150%, sin que aumentaran los precios.La caída más brusca a valores constantes se produce luego del fin de la convertibilidad, entre el 2001 y 2003.
La gran mayoría de los argentinos perdimos más del 50% del poder de compra que tenían nuestros ingresos.Varias son las causas que han generado esta situación. Entre muchas otras: el desmesurado endeudamiento externo con altas tasas de interés; la fuga de capitales y remesas de utilidades al exterior; los negocios realizados por supuestas “inversiones” golondrina; el aumento del gasto público, etc.
Deuda externa: hasta 1956 no formábamos parte del FMI y otros organismos financieros internacionales. En 1976 la deuda era de U$S 6.700.000.000. Alcanzó su máximo nivel a fines del 2001, que según expertos llegó a los U$S 200.000.000.000. Argentina se declara en cesación de pagos mediante resolución N° 73/2002 del Ministerio de Economía, disponiéndose el diferimiento de los servicios de la deuda pública hasta el mes de diciembre del 2002, o hasta que se complete la refinanciación total de la misma.
Esta decisión quedó plasmada mediante Ley 25.565, que dispone la reestructuración de toda la deuda pública. A diferencia de otros países, este proceso de endeudamiento externo no estuvo acompañado por inversiones para desarrollar empresas productivas; importantes obras públicas; o en solucionar problemas estructurales del país, como salud, vivienda, cultura, educación, seguridad.
Sólo en el caso de YPF quedaron acreditados más de 700 delitos para generarle a la ex empresa petrolera estatal una deuda estimada en U$S. 6.000.000.000, sin que ingresara un solo dólar como contrapartida. Esto ayudó a venderla más barata.
Quedó probado que gran parte de la deuda externa es el resultado de negociados y del cobro de fabulosas comisiones por parte de funcionarios argentinos y extranjeros. Por tal motivo afirman que la deuda, en buena medida, es ilegítima, espuria, fraudulenta, delictiva; estando configurados reiteradas veces los delitos de traición a la Patria.
El respectivo expediente desde hace 4 ó 5 años duerme en el Congreso de la Nación.Para que esto suceda es necesaria la subsistencia de códigos mafiosos que impiden la dilucidación sobre cuál es la verdadera deuda externa, que se paga con mayor pobreza para los Argentinos.
Con relación con la fuga de capitales y remisión de utilidades producido en los últimos 30 años, el monto ha sido estimado por expertos extranjeros en cerca de U$S 120.000.000.000. Se derogó la Ley de Subversión Económica para que varios banqueros y otros “supuestos inversionistas” se llevaran miles de millones (se estiman más de U$S 20.000.000.000 en plenos “corralito” y “corralón”).
Pocos hablan de estos trascendentes temas. Los que votaron esas leyes vuelven a ser reelectos.Los denominados “inversionistas extranjeros”, en realidad “capitales golondrina”, encontraron en la Argentina el paraíso para concretar negocios.
Cuando las tasas de interés en el mundo oscilaban entre el 2% y el 5% anual, época de la Convertibilidad en que un peso era igual a un dólar, colocaban dinero en nuestro país con tasas del 18% al 29% anual, con utilidades que superaban el 500%. Estos hechos generan el incremento de la desocupación, empleo en negro, caída del salario, planes sociales, miseria, delincuencia, inseguridad.Según datos de Unicef, en la Argentina hay 3.000.000 de niños sub-alimentados.Nada de esto fue casual.
Cuando algunos lo advertíamos, nuestras voces fueron silenciadas por quienes lucraban con el hambre de millones de argentinos. Revertir estas graves consecuencias sociales y económicas costará años.Los responsables de hechos que han sido investigados y acreditados por la realidad ¿nunca serán castigados como sucede en las repúblicas en serio?, ¿o continuaremos tolerando la impunidad de los grandes delincuentes mediante el silencio cómplice de una dirigencia que nada hace sobre la enajenación del patrimonio nacional y el hambre de millones de argentinos? Peor aún: celebran como “inversiones extranjeras” la venta de nuestro suelo y subsuelo.
Se estima que han sido vendidas cerca de 4.500.000 hectáreas de tierras, equivalentes casi a la superficie de Francia, incluyendo las mayores reservas mineras y de agua del mundo. El proceso continúa. La pregunta es ¿hasta cuándo?
La Argentina necesita que estos trascendentes temas se debatan.
Los legisladores nacionales desde hace 3 meses no sesionan, y en lo que va del año lo han hecho sólo 8 veces..Y necesita que la gobiernen estadistas, que promuevan volver a tener una fuerte clase media, que constituye la base y el motor social de cualquier proceso de crecimiento político, económico, educativo y cultural.
Habrá que ver si este sistema de economía de mercado da pie aún a correcciones. Lo que urge seguramente es recomponer la presencia de los consumidores. Organizarla a través de formas cooperativas o mutualistas para emparejar la potencia y los caprichos de los dueños del capital.