Los dones del Tata Morales son una de las riquezas populares sobresalientes. "Bajada de línea", su actual incursión en TV abierta, es un programa valioso. Abre temas que de interés actual y que merecen ser expuestos en pantalla. Víctor Hugo los plantea con elegancia y decencia.
El rioplatense cae en un error conceptual. Asume al periodismo como proselitismo político. La "bajada de línea" es la difusión que alguien comprometido con una idea pretende hacerla carne en los demás. Es propiamente una tarea política.
Víctor Hugo se molesta porque en algunas cuestiones no consigue "bajar línea": porque no descubre de qué lado tiene que pararse.
La equivocación consiste en confundir periodismo con proselitismo. Lo del elegante Tata estaría cumplido con exponer los modos alternativos de entender una situación. Se pasa de "periodista" cuando se transforma en propalador de una de esas vías de conceptualización.
El trabajo de "prensa" (como se suele sinonimar al periodismo) es ni más ni menos que el de la Universidad en la calle. Es presentar los caminos a la realidad, sin elegir por uno de ellos.
Son los partidos políticos, hoy vaciados y usurpados por los monopolios de la difusión (privados y públicos) los que votan y publicitan alternativas. Por eso no extraña que, como en el caso del apreciado uruguayo, se confundan los términos.
Notas de interés sociopolítico acerca de los caminos de fortalecimiento de la democracia. Incorporemos la fenomenología del poder a las disciplinas de interés humanista.
sábado, octubre 09, 2010
viernes, octubre 01, 2010
Nación K
Lo de Ecuador golpea conciencias y despierta miedos. Honduras, Venezuela, Colombia han sido escenarios de aprietes e impactos. Nada se muestra seguro en materia de estabilidad institucional en el Sur.
Sin dudas, la iniciativa de los K de apoyarse en la reinstalación de los juicios a represores ha tomado un camino desacertado. Debería, quizá, haberse optado por una estrategia común a Sudamérica. O sea, crear un marco que ayude a sofocar rebeldías puntuales.
El afán de los K de afirmarse en el territorio nacional impulsó las tácticas económicas y financieras y las alianzas respectivas en pos de consolidar el poder unitario que nos asfixia. Ni la presidencia del UnaSuro la del reciente Grupo de los 77 parecen opciones imaginadas para asegurar un marco continental a la suerte de nuestros países. Ningún cable conocido emite señal venezolana o cubana, habladas en español, obviamente. Hay condicionantes externos que marcan la dependencia de cada país al imperio. Los K se anuncian como gladiadores contra el "monopolio mediático". Están obviando las exigencias de los dueños de las finanzas internacionales, que están por encima de los monopolios criollos. Respetan ocultamente el destino brasileño de ser la reserva imperial elegida.
Habría que trabajar profundamente una conciencia sudamericana (o mercosuriana). Será valiosa para enderezar y comprometer nuestras instituciones en pos de la anhelada democracia.
Sin dudas, la iniciativa de los K de apoyarse en la reinstalación de los juicios a represores ha tomado un camino desacertado. Debería, quizá, haberse optado por una estrategia común a Sudamérica. O sea, crear un marco que ayude a sofocar rebeldías puntuales.
El afán de los K de afirmarse en el territorio nacional impulsó las tácticas económicas y financieras y las alianzas respectivas en pos de consolidar el poder unitario que nos asfixia. Ni la presidencia del UnaSuro la del reciente Grupo de los 77 parecen opciones imaginadas para asegurar un marco continental a la suerte de nuestros países. Ningún cable conocido emite señal venezolana o cubana, habladas en español, obviamente. Hay condicionantes externos que marcan la dependencia de cada país al imperio. Los K se anuncian como gladiadores contra el "monopolio mediático". Están obviando las exigencias de los dueños de las finanzas internacionales, que están por encima de los monopolios criollos. Respetan ocultamente el destino brasileño de ser la reserva imperial elegida.
Habría que trabajar profundamente una conciencia sudamericana (o mercosuriana). Será valiosa para enderezar y comprometer nuestras instituciones en pos de la anhelada democracia.
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