Mientras los argumentos más notorios
de la oposición son sumar (por algo y hacia algo), desde las filas
radicales se oyen las voces más claras que imaginan cómo remediar
el vacío de militancia y compromiso políticosocial que enferma a la
Argentina. Rodolfo H. Terragno y Oscar Aguad son sus propulsores.
El autor de Argentina Siglo XXI
recomendó erigir aquel “gabinete en las sombras” conocido en
Inglaterra. Hace ya varios años impulsó el crear en cada partido un
cuerpo dedicado a emular a la dotación oficial de ministros para
entender y corregir sus acciones. La fórmula es aplicable en todos
los niveles de gobierno, incluidos el provincial y municipales.
Se trata de componer un gabinete
paralelo que analice y sugiera, área por área del cabezal del
Ejecutivo, exponiendo sus razones y mostrando públicamente una
presencia y una voluntad convocante.
Complementariamente, el cordobés Oscar
Aguad, diputado nacional, está habituándose a sentenciar que sin
programas no hay alternativas de oposición. Dar cuerpo a nuestras
alicaidas, languidecientes líneas partidistas es poner como eje la
conformación de proyectos que identifiquen representatividad y
proyección. Asegura el legislador que los programas darán sustancia
a la vida política haciendo reconocer con constancia y examen
permanente las matrices de las agrupaciones civiles.
Esos parecen los móviles más notorios
para la reconformaciòn de los partidos políticos, escuelas de
formación de militantes y funcionarios y canales legítimos de
comunicación entre las bases populares y los gestores de gobierno.
Como hace tiempo señalamos en este
mismo espacio, será necesario entender la validez de poner en marcha
esa estrategia del “shadow cabinet” en las casas partidarias de
cada ciudad que ostenten predicamento y capacidad de atracción sobre
los diversos estratos de la sociedad.