lunes, noviembre 22, 2010

Cristina, mal

Con la conmemoración de la Vuelta de Obligado la presidenta volvió a azuzar diferencias. Usó la Historia como suele hacerse para mortificar: meter nombres e ideas para avivar las brasas.
Habló de "unitarios" entreguistas. Dejó de lado la perversa concentración que ejerce sobre las provincias, atando las posibilidades de gobernadores e intendentes a la chequera de De Vido. Ni se acordó del factotum sindical, Hugo Moyano, dueño de empresas y tierras por doquier; acompañando a la presidencia en viajes oficiales como si la organización obrera fuera un ente gubernamental.
Vivimos un desgraciado presente, con asfixia de la democracia que soñamos tres décadas atrás. Hasta la posibilidad de la reforma constitucional del 94 fue sofocada por la novedosa estructura de poder. El siglo nuevo ha visto consolidarse el matrimonio entre capital y despostismo.





Frente a la deseable, insoslayable condición de un Estado armonizador, representativo, promotor, hoy sufrimos golosos caprichos de disolución social. Es cierto que hay conductas equivocadas en la oposición que tampoco ayudan a la democracia, pero debe advertirse que la grosera monopolización ha hecho dueños de los medios de comunicación a los grandes capitales. Éstos desalojaron y vaciaron a los partidos en funciones esenciales a un sistema representativo, federal. Ocuparon los canales de conexión entre la gente y los funcionarios y amasan el ideario popular.
Nos parece que el MERCOSUR podría funcionar como marco ineludible para las pobres democracias sudamericanas, ayudando a disolver con nuevas fronteras los indeseables factores de poder que hoy nos empujan hacia vacíos peligrosos. Recemos.

sábado, noviembre 20, 2010

Plataforma (ilusiones 2011)

Queremos:
1. Que la presidente entienda que nos representa a Todos. No debe actuar como líder de una facción, que trata de imponer sus propósitos;
2. Que la oposición se esfuerce por acompañar la gestión oficial, reclamando las correcciones admisibles y estimulando a la gente a comprometerse en la vida política y social;
3. Que se piense en un Presupuesto que ajuste el aparato público a nuestra realidad, racionalizando el sistema impositivo y comprimiendo el gasto militar;
4. Que las Provincias manejen el ministerio económico dentro del gabinete nacional;
5. Rediseñar el gasto universitario proponiendo objetivos productivos. No puede justificarse la dilapidación del esquema de estudios superiores a costa del abandono de ancianos y niños;
6. Que se democratice el poder judicial, diluyendo el privilegio de los abogados de ejercer su dominio de la Nación. La ciudadanía de todos los ámbitos debe tener inserción entre los jueces;
7. Revitalizar el sistema de partidos políticos: que sean auténticas expresiones regionales con profunda comprensión de urgencias y posibilidades;
8. Que los diputados y senadores conformen verdaderas asambleas, siendo elegidos para cada oportunidad en que deben actuar. No, accediendo a posiciones de favor aspiradas a perpetuidad;
9. Que el MERCOSUR se consagre como foro continental para lograr diluir el atributo de las facciones nacionales. Esta alternativa ayudará en el terreno de la justicia, del militarismo, del sindicalismo y del equilibrio insoslayable entre débiles y poderosos, tanto en los planos nacionales como internacionales.
10. Que las Iglesias retomen su compromiso en favor de las familias, para apoyarlas en su ineludible tarea de continente de los desarrollos individuales. Hay un gravoso desencuentro entre el orden y la estructura social.