martes, agosto 24, 2010

Al estilo Heller

Vale la pena ratificar las ideas de la nota de abajo. Han llegado comentarios que reflejan algún desconcierto y hasta alguna desazón. Lo que pretendemos no es elogiar a Cleto Cobos. Su imagen nos sirve para mostrar que es desde los intestinos del kirchnerismo cómo tiene que hacerse la oposición. La de Carlitos Heller refuerza lo propuesto
El mandamás del Credicoop llevó la gestión de la banca cooperativa al interior de la fuerza K. Absorbió conjuntamente con el Banco Nación y el Hipotecario las tendencias políticas del crédito oficialista.
Insistimos en que los K han sabido originar semejante polo de poder que es capaz de medirse cotidianamente con rivales (¿enemigos?) de peso: Grupo Clarín, Sociedad Rural, aparato represor, etc. Con eso prueba su propia fuerza.
Ninguna oposición basada en los escudos y sellos de partidos tradicionales o no podrá dar pie a una contrastación útil a la Democracia. Es que el mismo sistema político sobre el que se mueve nuestra sociedad está diseñado para reforzar la omnipotencia de los pocos y agigantar día a día desigualdades e injusticias.
Habrá que asociarse a los grandes objetivos del gobierno: redistribución, repoblamiento, armonía americana, replanteo de la relación con el mundo monopolizado, etc.
Será desde adentro de esa unidad donde se pueda corregir, replantear, apoyar. Puede que sea el camino a la construcción de un proyecto argentino.

jueves, agosto 19, 2010

Al estilo Cobos


Cobos es el callo más molesto. Desde adentro generó la contra más gravosa. El mendocino acertó el camino de la defensa de nuestra democracia.
Los K generan permanentemente oposición. Sea la Sociedad Rural, el Grupo Clarín o la élite militarista, siempre anteponen un rival significativo para consolidarse en el poder. Pero no han podido resolver sus contraposiciones internas. Cobos se solidificó tanto como los K. Hoy es precandidato presidencial.
Para neutralizar (por lo menos, eso) a los K hay que hacer al revés de lo que dibujan partidos y entidades contrarios. Se debe buscar asociarse a los objetivos más generales, los indiscutibles del "modelo K". Embarcarse por esas metas ligándose a la tropa K y, desde sus intestinos, plantear las diferencias.
Las autoridades nacionales controlan a los gobernadores, manipulan legisladores y aprietan jueces. Comprometen o fuerzan sin tapujos a empresas e inversores y se robustecen en escenarios donde los otros países sudamericanos procuran hacerse ver como unidad.
La oposición debe asumir los grandes objetivos del esquema presidencial. No, desgastarse y diluirse en criticarlos o negarlos. Hay que mostrar voluntad de asociarse (incluso, hasta simulando un espíritu de "proyecto País") y desde la interna del poder K arremeter contra toda estrategia antidemocrática.