Se trata de la condición de nabo
que puede llegar a destacar a algunos semejantes (de quien escribe,
por ejemplo).
Sin ofender o agredir. La idea es
remarcar una cuestión universitaria que está en deuda severa con la
sociedad.
Es costumbre (impuesta quién sabe por
quiénes) plantear la preocupación de la Economía (¿alguien dijo
“ciencia”?) como un tema nacional. Así, tiene que ver con el
gran espacio dibujado por los límites intrnacionales. En esa senda
hablamos de consumo, inversión, PBI, predisposiciones, etc.
Cada vez más interesa hurgar
profundamente en las mentes para determinar por qué se dan
decisiones o conductas y, de ese modo, poder transferirlas al todo
social. Muchos Nobel se han dado por éso.
Lo que hace falta (y mucha) es la
voluntad de escribir sobre los temas regionales. Pero con fuerza, en cada región. Hay que diagnosticar, proponer y resolver con respeto
por cada espacio geográfico para no perder el necesario equilibrio
que reclama un desarrollo deseable.
Tiene que existir permanentemente una
comprensión matricial de cómo se van dando las cosas en los
diversos puntos de un territorio nacional. Es para promover
decididamente un equilibrio de posibilidades respecto de la calidad
de vida de sus pobladores.
La base de esa matriz es la elaboración
que surge de cómo se interpretan diagnósticos y alternativas de
cambio propios de esas regiones y subregiones.
Aprovechar la actual difusión de
universidades por toda la república, vinculándolas a municipios y
gobernaciones y a las fuerzas productivas (empresarias, gremiales)
daría cuerpo al insoslayable mérito de respetar cada centímetro de
nuestra soberanía y cada voz dispuesta a convivir y crear.