sábado, diciembre 30, 2006

ESCRITOR RECOMENDADO

Katrina afecta también a la administración Bush


La mala gestión financiera del gobierno del presidente George W. Bush habría provocado que se malgastaran hasta ahora cerca de dos mil millones de dólares, presuntamente dirigidos a socorrer a damnificados por el huracán Katrina.
Los capitales dilapidados podrían superar esa cifra durante los primeros meses de 2007 porque alrededor de la mitad de los contratos otorgados por la administración republicana fueron facilitados a empresas incompetentes.
Además, inspectores federales concluyeron que el gobierno de Bush malgastó casi mil millones de dólares en ayudas que terminaron en falsas víctimas o en manos fraudulentas, luego del meteoro que azotó al país en agosto de 2005.
Considerando las irregularidades observadas hasta la fecha, no sorprendería si aparecieran en breve otros miles de millones despilfarrados, apuntó ante reporteros un ex inspector general del Departamento de Seguridad Interior.
También congresistas demócratas instaron al Presidente a demostrar más responsabilidad en cuanto a la administración de los gastos relacionados con el ciclón, que causó la pérdida de mil 300 vidas humanas sobre todo en Louisiana y Mississippi.
Investigadores descubrieron asignaciones de contratos sin competencia por un valor de 400 millones de dólares a empresas como Shaw Group, Bechtel Group, CH2M Hill y Fluor, entre otras.
Asimismo trascendió que Washington desperdició 17 millones en pagos ficticios de alquiler a personas que ya habían recibido apartamentos y casas móviles gratis.
Al mismo tiempo, se conoció que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias ha recuperado menos del 10 por ciento de los mil millones de dólares que utilizó en préstamos financieros de socorro.
Un reporte de la Oficina General de Auditoria describe una imagen de una Agencia que sigue en problemas, con un muy alto costo para los contribuyentes tributarios.
Recientemente, un juez federal le ordenó al gobierno de Bush reiniciar el pago de vivienda de miles de ciudadanos que quedaron desplazados por Katrina, a la vez que criticó al mandatario por el complicado proceso de solicitud de ayudas.

jueves, diciembre 28, 2006

martes, diciembre 26, 2006

ZINOVIEV: LOS NOBEL SON MUY DENSOS


Alexander Zinoviev, filósofo, sociólogo y escritor ruso de fama internacional, falleció en 2006 en Moscú, a los 84 años. Negó cualquier teoría sociológica valedera actualmente. En su ultima entrevista confesó:
El mundo está repleto de información. Hay tanta información como chatarra inundando el planeta. Otra cosa es el valor de esa información. El mundo en general, desde el punto de vista intelectual, está tan lleno de trastos, que se necesitaría un siglo, para poner orden. Lógicamente, como sociólogo he intentado analizar esta cuestión. Pero ya me he hartado. El 90% de todo lo que se dice y escribe es un completo disparate. Aunque haya gente que pronuncie palabras y frases inteligentes.
Siempre he propuesto y continúo proponiendo una cosa: la comprensión científica de la realidad y su análisis. Es algo que hay que aprender a hacer partiendo de cero. Enseñar a la gente a comprender y analizar la realidad es una importante tarea.
Rusia y el mundo en general, se han visto en una situación sin salida. Se ha producido un colosal retroceso del nivel intelectual de la humanidad en su conjunto, que ha afectado prácticamente a todas las esferas y a todos los órdenes de la existencia humana. Este descenso es la característica, la bandera de nuestro tiempo. ¿Cómo se puede superar, a través de que vías? De momento no veo el modo real de hacerlo, ni creo que exista en el mundo un grupo de gente o un instituto de investigación capaz de acometer esta empresa. Este fenómeno del descenso intelectual total, ha alcanzado casi todos los países. Puede que en menor medida a Francia, Italia, Inglaterra, Alemania; pero los EE.UU están afectados por completo.
Se podría decir que ha variado el tipo intelectual de conducta y de modo de vida de la gente. Los mecanismos intelectuales, que dirigen a las personas, han variado por completo. Hasta cierto punto es algo explicable. ¿Por qué? No cesan las guerras, la globalización, la nueva guerra mundial de nuevo tipo: la guerra por la dominación de todo el planeta. Una guerra así no se puede dar sin que deje huella en el componente intelectual de la humanidad. Incluso en las mejores épocas del pasado (cuando comenzaron las guerras) lo primero que tenía lugar era el descenso del nivel intelectual de la gente. Es un fenómeno lógico. Pero para la superación de esta crisis mundial, si es que pueda ser algún día superada, requerirá de decenas, cuando no cientos de años.
Tomaría por ejemplo un caso absolutamente sorprendente: los laureados con el Premio Nóbel, a los que se considera la gente más inteligente. Son gente completamente espesa. Soñolienta como no había visto en los últimos 50 años. Solo puedo aconsejar que asuman este problema como algo real, que no se hagan ninguna ilusión. Yo observo a mis compatriotas: los veo caminar por la calle, comprar, vender… se crea la sensación de que está sucediendo algo. En realidad, vivimos en un mundo con un material humano, que ha cambiado de un modo colosal. La mayoría absoluta de estas variaciones son imperceptibles, advertirlas se convierte en una ardua tarea.
En general, no hay ahora en le mundo una teoría científica lo suficientemente desarrollada, ni siquiera para comenzar a abordar estos procesos.

Zinoviev se opuso firmemente a las políticas soviéticas, viviendo en el exilio. Tras el derrumbe del comunismo y su enfrentamiento con B.Yeltsin, giró a una posición de reivindicador del sistema agotado con M. Gorbachov.

jueves, diciembre 21, 2006

AMERICA INDIGENA: DESPOJO Y MUERTE


El estudioso britanico Richard Gott es autor de este valiosos texto:
Latinoamérica forma parte de la historia del expansionismo de los colonizadores blancos procedentes de Europa en tiempos recientes. Las elites sudamericanas de hoy son, en gran medida, los herederos de la cultura de los inmigrantes europeos, desarrollada durante los dos siglos transcurridos desde su independencia.
Las características de los imperios coloniales blancos de Europa de los siglos XIX y XX son bien conocidas.
Los colonizadores expropiaron las tierras y expulsaron o exterminaron a la población autóctona; explotaron la mano de obra de los indígenas supervivientes para el cultivo de la tierra; se aseguraron un nivel de vida europeo y trataron a los indígenas restantes con enormes prejuicios, mediante leyes que les negaban derechos, como si fueran ciudadanos de segunda o tercera clase.
Latinoamérica comparte las características del "colonialismo de los colonos", una expresión evocadora utilizada en los debates sobre el Imperio británico. Junto con el Caribe y Estados Unidos, tiene otra característica que no se da en los demás lugares con colonias: el legado de un tipo de esclavos no autóctonos.
Aunque la esclavitud quedó abolida en la mayor parte del mundo en los años 1830, su práctica siguió vigente en Latinoamérica (y en EE.UU.) durante varias décadas. Los colonos blancos fueron únicos en la opresión de dos grupos diferentes al apropiarse de las tierras de los pueblos autóctonos y de la fuerza de trabajo de los esclavos importados.
Un rasgo de todas las sociedades "colonialistas de colonos" ha sido el arraigado miedo racial y el odio de los colonizadores, siempre alarmados por la presencia de una infraclase de gentes expoliadas. Pero el odio racial de los colonos de Latinoamérica sólo ha constituido una parte mínima de nuestra interpretación habitual de la historia y de la sociedad de ese continente. Incluso los políticos e historiadores de izquierdas han preferido debatir sobre los problemas de clase en lugar de hacerlo sobre los de raza.
En Venezuela, las elecciones de diciembre dieron otra victoria a Hugo Chávez, de ascendencia negra e india. La mayor parte del odio que le muestra la oposición está motivado, claramente, por el odio racial, algo similar a lo ocurrido en los años 1970 con Salvador Allende en Chile y con Juan Perón en Argentina. El imperdonable crimen de Allende, a los ojos de la elite colonial, fue movilizar a los rotos, nombre condescendiente y burlesco con el que se denomina a las clases bajas chilenas. Los orígenes indígenas de los rotos quedaron claros en las manifestaciones políticas a favor de Allende. Vestidos con trajes indios, su afinidad con sus vecinos indígenas debería haber sido evidente. Lo mismo puede decirse de los cabezas negras, que salieron a la calle para apoyar a Perón.
Este paralelismo no estudiado se ha hecho más evidente cuando las organizaciones indígenas han salido a la palestra, despertando los viejos temores de los blancos. Un portavoz de los colonizadores, el novelista peruano y, ahora, español, Mario Vargas Llosa, ha acusado a los movimientos indígenas de generar "desórdenes sociales y políticos", haciéndose eco de las lamentaciones de intelectuales racistas del siglo XIX como el coronel Domingo Sarmiento de Argentina, quien advertía de la necesidad de elegir entre "civilización y barbarie".
Tras la independencia, las elites coloniales de Latinoamérica estuvieron obsesionadas con todo lo europeo. Viajaban a Europa en búsqueda de modelos políticos, desconociendo sus propios países, salvo las ciudades principales, y excluyendo a la mayoría de la población de su proyecto de nación. Junto a la ideología liberal importada, llegaban las ideas racistas comunes entre los colonizadores en cualquier lugar del mundo colonial europeo. Este punto de vista racista tuvo como consecuencia la degradación, el no reconocimiento de la población negra y, en muchos países, el exterminio físico de los pueblos indígenas para ocupar su lugar con millones de nuevos colonos llegados desde Europa.
Sin embargo, durante un breve periodo, mientras tenían lugar las revueltas anti coloniales del siglo XIX, algunas voces radicales se unieron a la causa india. Una junta revolucionaria, establecida en Buenos Aires en 1810, declaró la igualdad entre indios y españoles. El pasado indio se celebró como un legado común de todos los americanos, y niños vestidos a la usanza indígena cantaron en festivales populares. Las armas fundidas en la ciudad fueron bautizadas con los nombres de Tupac Amaru y Mangoré, líderes famosos de la resistencia indígena. En Cuba, los primeros movimientos de independencia recuperaron la memoria de Hatuey, el caudillo del siglo XVI, y diseñaron una bandera con una mujer india vestida con una hoja de tabaco. Los partidarios de la independencia en Chile rememoraron a los rebeldes araucanos de los primeros siglos y utilizaron sus símbolos en sus banderas. La independencia de Brasil en 1822 se rodeó de manifestaciones parecidas, con la elite blanca celebrando a sus antecesores indios y proponiendo que el tupí, hablado por muchos indios, pudiera reemplazar al portugués como lengua oficial.
El programa integrador de los radicales quiso incorporar a la mayoría india a la sociedad colonial pero casi de inmediato esta línea de pensamiento progresista desapareció del panorama. Los líderes políticos que querían mostrarse amables con los pueblos indígenas fueron remplazados por quienes estaban ansiosos de participar en la campaña mundial para exterminar a los pueblos autóctonos. Los británicos ya estaban embarcados en ello en Australia y Sudáfrica, y los franceses se incorporaron a la tarea tras su invasión de Argelia en 1830.
Pronto se les unió Latinoamérica. La resuelta exterminación de los pueblos indígenas en el siglo XIX puede haberlo sido a mayor escala que los intentos llevados a cabo por españoles y portugueses en el primitivo periodo colonial. Entonces, millones de indios murieron por la falta de inmunidad frente a las enfermedades europeas, pero los primeros colonizadores necesitaban a los indios para cultivar la tierra y como mano de obra. No estaban en la misma situación económica que precisaba liberar tierras de los indios y que provocó las campañas de exterminio en otros continentes en la misma época. Los verdaderos holocaustos latinoamericanos tuvieron lugar en el siglo XIX.

Richard Gott es escritor y conferencista. Tiene trabajos publicados por la Yale University Press. Fue ejecutivo del tradicional periodico ingles The Guardian. Investiga y publica sobre Venezuela bolivariana y Cuba.

miércoles, diciembre 13, 2006

Biodiesel, ambiciones y despojos


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martes, diciembre 12, 2006

COOPERATIVAS- Frente a los riesgos de corrupcion


En un seminario recientemente realizado resurgió el debate –que ya motivara arduas discusiones durante la década pasada– entre quienes, alegando la insuficiencia del proceso de capitalización tradicional, propiciaban el ingreso a las cooperativas de inversores capitalistas con derechos políticos proporcionales a los fondos aportados, y quienes entendían que la ley 20.337 brinda un marco suficientemente amplio para la búsqueda de formas de capitalización, sin alterar el funcionamiento cooperativo basado en el tradicional principio "un hombre un voto".
Los intentos del menemismo para modificar la ley de cooperativas no prosperaron, aunque se impulsó e impuso la reforma procapitalista en las ramas de bancos y seguros.
Los resultados fueron nefastos. Por caso, sobre 85 bancos cooperativos existentes al tiempo de culminar, en 1979, el proceso de fusión y simultánea transformaciòn de clase impulsado por Martínez de Hoz, permanece hoy en funcionamiento una sola entidad de esa naturaleza, principista y socialmente eficiente: el Banco Credicoop Cooperativo Limitado.
El documento final del Congreso Argentino de la Cooperación en su edición 2004 da cuenta de una presencia significativa de las cooperativas en múltiples sectores de la actividad económica y social. Todas ellas cuentan con la presencia movilizadora de los asociados, que revisten a la vez la condición de usuarios de los servicios y aportantes de capital en pequeños montos individuales, multiplicados por efecto de la amalgama social.
El interés fundamental que guía a los asociados no es el lucro sino la obtención de un servicio. De este modo se han organizado y funcionan centenares de cooperativas de servicios de electricidad, de agua y servicios sanitarios, de provisión de gas, de telefonía fija e Internet y próximamente telefonía celular, servicios financieros, servicios de asistencia integral de las actividades agropecuarias, y muchas otras, sin que ninguna de ellas haya dejado de organizarse y funcionar por carencia de capital.
La admisión de inversores capitalistas en el seno de las cooperativas entraña múltiples riesgos, desde las previsibles intenciones hegemónicas de quienes efectúen aportes económicos de significación hasta la imposibilidad de conciliar las ambiciones de lucro de los inversores capitalistas con la demanda de servicio de los usuarios asociados.
Además, la admisión resulta riesgosa porque entraña un debilitamiento de la posición cooperativa ante el régimen tributario. No es lo mismo fundamentar la exención o –mejor aún– la no sujeción de las entidades, cuando el excedente retorna en su mayor parte a los usuarios y el resto se destina a reservas irrepartibles, que albergar en su seno a inversores lucrativos.
La preocupación central de la dirigencia cooperativa no estriba en captar recursos provenientes de aportantes lucrativos, sino en garantizar el funcionamiento democrático y socialmente eficiente de las entidades. En este sentido, una buena gestión protege la integridad del patrimonio social y asegura su crecimiento permanente.
En los últimos cuarenta años, las amenazas contra el desarrollo y aun la propia existencia de las cooperativas no han surgido de una presunta escasez patrimonial, sino de la vigencia de marcos normativos adversos que traban o impiden su accionar, como sucede con la Ley de Radiodifusión heredada de la dictadura, que a pesar de una reciente reforma parcial, continúa dificultando el acceso de las cooperativas y demás entidades de la economía social a la prestación de servicios de radiodifusión y televisión.
El documento final del Congreso Argentino de la Cooperación, en su edición 2004, enumera los reclamos cooperativos para eliminar o modificar diversas cláusulas restrictivas que arbitrariamente dificultan su accionar. Tal es el caso, a título de ejemplo, del aumento piramidal de las retribuciones de los trabajadores de las cooperativas eléctricas a partir de la sanción del decreto 392/2003, y en general, de la congelación de tarifas en las cooperativas de servicios públicos frente al aumento de los costos respectivos.
El crecimiento patrimonial de las cooperativas –fundado sobre bases genuinas– ha constituido una práctica permanente de las entidades, y la mejor defensa ante las variadas amenazas que se ciernen sobre ellas consiste en fortalecer la identidad cooperativa y afirmar en la práctica, con eficiencia social, los rasgos principistas de la cooperación. En tal sentido, la irrupción capitalista configura una seria amenaza para la identidad y aun para la supervivencia de las entidades, y por ello resulta necesario alertar sobre los riesgos que implica su reaparición en el escenario cooperativo.
Fuente: "Accion" (IMFC)